Durante la discusión del presupuesto nacional apareció junto al senador Guido Manini en el rol de asesor económico. Con vasta experiencia en los ámbitos público y privado, Eduardo Ache analizó en entrevista con La Mañana la situación de la economía nacional y, en particular, el que hoy no haya coordinación de las políticas que permitan a las pequeñas y medianas empresas sobrevivir a la pandemia. “El modelo no puede continuar siendo el de la concentración empresarial ni el de la asistencia del estado”, aseguró.
¿Cuánto altera la pandemia la planificación y las acciones necesarias para activar la economía?
La realidad económica cambió con la pandemia y el problema es el punto de partida. Después de la bonanza, ya entre 2015 y 2020, la inversión había bajado, el desempleo estaba subiendo, existía un cierre de empresas y aumento del déficit. Entre 2005 y 2020 Uruguay aumentó casi US$ 3000 millones la presión fiscal. Y esto no es un tema con ninguna connotación política, son realidades que muestran los números.
La capacidad tributaria de la población ya estaba al límite, ya que el aumento recayó principalmente sobre los asalariados, los que trabajan por sus cuentas y los pequeños y medianos empresarios. Entonces, el desafío que tenía este gobierno era cómo ordenar las cuentas. Ninguna economía ni de izquierda ni de derecha podía funcionar como venía. Pero a los trece días de asumir se tuvo que cambiar totalmente el objetivo. El mundo entero se enfrentó a esto y era clarísimo que no podíamos recorrer el camino de recortar o de apuntar solamente a ser más eficientes.
Entonces se lanzó un plan, en los meses de abril y mayo, que preveía invertir todo lo que fuese necesario para sobrellevar este momento complicado de la pandemia. Se anunciaron créditos, planes para los menos pudientes, todas cosas que eran imprescindibles.
¿Resultó ese cambio de estrategia?
Sin duda, en un comienzo fue exitoso en lo sanitario. Pero así como luego los uruguayos nos confiamos en la parte sanitaria y hoy estamos pagando las consecuencias, lo que está pasando en la economía es que muchas de esas buenas ideas no se están ejecutando en armonía con el objetivo. En la aplicación del día a día, lejos de facilitar, sucede lo contrario. Hoy vemos que hay organismos públicos que pensaban que se terminaba la pandemia sobre fin de año y ahora controlan y fiscalizan como si ya estuviéramos en la normalidad, cuando estamos en el peor momento.
¿Con las nuevas restricciones sanitarias que se han aprobado, están en condiciones las pymes de enfrentar esta realidad?
Esta pregunta va a lo medular del principal tema económico que tiene el Uruguay. Nuestro país tiene dos componentes fundamentales. Por un lado, una de las cosas positivas es su civismo, su Estado de Derecho y el respeto a los contratos. Esto hace que los uruguayos nos podamos sentir seguros y los extranjeros que vienen se sientan seguros también, por eso vienen e invierten.
La contracara de ese fenómeno es el excesivo costo país, con una población envejecida. Uruguay cambia poco y esa dinámica lo que ha generado es que cada día haya que ser más grande para ser rentable, afianzando la concentración. Son los chicos y los medianos los que pagan las consecuencias.
Esta dinámica del sistema lleva a que solo sobrevivan los empresarios grandes, a los que hay que darles una cantidad de incentivos especiales que muchas veces no tienen ni los uruguayos.
“Muchas veces se facilita más al que ya tiene y no lo necesita, que a los que están precisando estos instrumentos”
Se refirió antes a una falta de armonías y su ejecución ¿A qué se refiere?
Nadie puede estar en contra de la formalidad total. Pero muchas veces pasa desapercibido que el costo de entrada para un empresario chico es enorme y las trabas para funcionar, entre los costos directos, tiempos y fiscalizaciones, hace que todo sea cada vez más complicado para las pymes. Con la pandemia este fenómeno se agudizó y tenemos dos alternativas: o tenemos más asistencia social y el Estado recoge a los que salen, o apuntalamos a estas empresas antes de que sea tarde.
La preocupación que tenemos es que, en muchos casos, la ejecución de las medidas, lejos de flexibilizar para que sigan funcionando, lo que hacen es acelerar el proceso de salida. Vemos ejemplos en el BPS, en DGI, en el otorgamiento de los créditos. Una cosa es el plan SIGA y los US$ 2000 millones y otra lo que se ha instrumentado. Muchas veces se facilita más al que ya tiene y no lo necesita, que a los que están precisando estos instrumentos.
El gobierno va a tener que poner el ojo en esto. Se precisa una segunda ola de medidas de apoyo a nuestro aparato productivo. Tal como va la instrumentación, ese entretejido social que tiene Uruguay va a ir desapareciendo. Preferimos un país de gente que emprenda, que luche, y no un país en que la gente dependa de la ayuda del Estado.
Participó como asesor económico del senador Guido Manini en la discusión del presupuesto nacional quinquenal. ¿Qué valoración hace de ese proceso?
Sin duda Manini jugó un rol muy importante en el éxito final del presupuesto, lo que sin duda fortaleció a la coalición. También lo ha hecho a lo largo del año en todos los temas medulares de este gobierno. Más allá de que ese apoyo institucional no quiere decir que se esté 100% de acuerdo, como puede ser esta diferencia de visión económica que tenemos.
Es muy honda nuestra preocupación por el tema económico. Votamos un presupuesto donde teníamos que ordenar las cuentas del Estado, pero tan necesario como eso es que no se haga a expensas de las cuentas del sector privado y de la gente.
¿Cuál es su opinión sobre el proyecto de ley sobre forestación de Cabildo Abierto y la preocupación que manifestaron algunos integrantes de la coalición?
Son dos temas separados. Es un proyecto presentado por Cabildo Abierto, esto hay que subrayarlo, y que logró el apoyo del Frente Amplio. Personalmente, creo que el proyecto debería mejorarse en el Senado. Por otra parte, nadie, de manera objetiva, puede cuestionar la pertenencia de Manini a la coalición. Tengo claro que apoyó siempre todo lo medular que había que apoyar, aún muchas veces no estando de acuerdo en algunos temas. Se pudo ver durante la discusión de la LUC, del presupuesto y también durante la reciente ley sobre las reuniones.
¿Tienen razones los socios de la coalición para insinuar un entendimiento entre Cabildo Abierto y el Frente Amplio?
No sería justo que se haga un señalamiento con respecto a estos temas. Fue un asunto puntual. También hemos visto varios proyectos de ley, como el de los aeropuertos, donde el Partido Nacional votó junto al Frente Amplio un proyecto que presentó Tabaré Vázquez el día que dejó el gobierno y fue defendido en el Parlamento por los senadores Gandini y Bonomi. Creo que del Partido Nacional solamente no votó Sartori. En este caso, Cabildo Abierto, Ciudadanos, el Partido Independiente y el PERI, no lo votaron. No creo que se pueda hacer esa asociación a no ser con una intencionalidad o picardía política.
TE PUEDE INTERESAR