Hasta el 4 de octubre se realizará en el Museo Zorrilla una muestra del artista Federico Ruiz Santesteban que conjuga el arte de la fotografía y la naturaleza, utilizando pigmentos fotosensibles de las plantas para crear obras únicas y vivientes.
Como arquitecto y fotógrafo, Federico Ruiz Santesteban (Montevideo, 1980) es testigo, con pasión de denuncia, de las transformaciones que han transcurrido en los terrenos de la Ciudad de la Costa donde vive actualmente y donde transcurrió su infancia, observando el jardín de su casa donde sus padres cultivaban plantas que vivían en la arena, en un entorno inhóspito.
En él hay un análisis y una reflexión que nace de su inquietud sobre el urbanismo, por un planteamiento social que crea espacios para vivir utilitariamente, el crecimiento urbano de la metrópoli, con normativas que sobrepasan el respeto por el entorno.
Quizás sea esta inquietud que encuentra inspiración en las pequeñas plantas rebeldes que surgen entre las piedras, que crecen entre el hormigón de los muros, en el pavimento, en las cunetas, y que motivan a Federico a resaltar el poder de resistencia ante cualquier actuación y ante el devenir de los hechos irreversibles.
El arte de la fotografía es un vehículo de expresión que ayuda mirar con otros ojos lo que nos rodea. El arquitecto es un fotógrafo del espacio y de la dimensión que ese espacio genera. No es, pues, extraño que Federico, consciente de esos procesos de reflexión entre las artes, complemente su análisis sobre las diferentes fuerzas y las confluencias que se dan entre sí la fotografía y la arquitectura.
Ruíz comenzó a hacer fotografía con el método de cámara tradicional, a fines de los 90. Los costos de laboratorio eran altos y en el 2002 experimentó con la cámara digital. Con ello se pierde lo alquímico en la materialización de la obra y el revelado tradicional que es una de las acciones artísticas del fotógrafo.
Volvió entonces a revelar inspirado en los supuestos del John Herschel del siglo XIX, que inventó la Antotipia, una técnica que utiliza el extracto de las plantas para crear una sustancia fotosensible.
Federico Ruiz continúa investigando, contribuyendo al proceso de la democratización y accesibilidad de la fotografía, a hacerla más natural, más poética y experimental, intentando recuperar la versatilidad del proceso.
La obra surge en un contexto marcadamente estético cultural e incluso artificial. Es un arte de raíz humanista y existencialista, ligado a la naturaleza y a la originalidad. Su actividad creativa queda reflejada por la complejidad del tratamiento de las obras y los intereses profundos de su creación.
Fotografía y naturaleza plasmada en una exposición
Desde la conjunción de fotógrafo y amante de la naturaleza surge esta exposición, “Oda a las malas hierbas” en el Museo Zorrilla, lugar propicio para esta muestra, hasta el 4 de octubre. La muestra se presenta en el interior y en el exterior del museo. Hay seis obras conviviendo e interactuando en el jardín del museo, con el sol y las inclemencias del tiempo…
En esta colección de hojas, el artista explora el poder fotosensible de las plantas, aprovechando la clorofila y otros pigmentos fotosensibles de las plantas, no utilizando ni tinta ni químicos adicionados. Son procesos que requieren tiempo, y es una técnica de arte y revelación olvidada en el mundo digital.
El material, las hojas verdes, buscan una plástica a través de un marchitar selectivo, porque las hojas no están secas, están verdes, aún están vivas. Por ello, al principio estamos ante un monocromatismo en sepia que al paso de la luz se va transformando a tonalidades más claras.
Virginia Mortola, desde el ámbito de la literatura, y el biólogo Alejandro Sequeira colaboraron con él en la elaboración del catálogo de la muestra.
Desde 2019, Federico Ruiz Santesteban está al frente del Espacio Hiedra, un centro cultural en el barrio de La Blanqueada.
*Catedrática de Sociología – UB, Dra. Historia del Arte, Crítica de Arte, Miembro de AICA y ACCA.
Arte textil contemporáneo
Al rescate del mundo*
El 2 de octubre a las 18 horas se inaugura en TRIBU, Maldonado 1858, una exposición colectiva de arte textil que reúne a 27 artistas y que fue concebida como el primer capítulo de un ciclo que continuará a través de distintas propuestas.
TRIBU, el espacio donde estará la muestra, inició su andadura en abril de 2018. Allí se realizan actividades y propuestas variadas, eclécticas y transversales que son reflejo de la forma de vida de la sociedad y por ende de nuestra cultura.
Esta exposición corre a cargo de Pozodeagua, una asociación creada en 2005 por Pincho Casanova y Macarena Montañez, dedicada a la producción y gestión de proyectos y contenidos multimedia en distintos formatos de comunicación.
Al respecto, Macarena Montañez ha expresado: “Creemos y pensamos el trabajo del artista como posibilidad para un cambio en la forma de mirar y estar en el mundo, y es en ese espíritu que nos encontramos unidos en esta muestra formada por un grupo importante de artistas, de diversos recorridos y trayectorias, quienes presentan obras realizadas con distintas técnicas, en diversos soportes y formatos, teniendo en común un gesto o una aproximación al lenguaje textil como medio expresivo”.
Participan en la muestra los siguientes artistas: Raquel Bessio, Margaret Whyte, Claudia Anselmi , Rosa Barragán, José Gómez Rifas, Ana Campanella, Blanca Villamil, Elisa Ríos, Olga Bettas, Nora Kimelman, Clara Maglia, Florencia Flanagan, Ana Laura López de la Torre, Judith Britez, Renata Casanova, Paulina Gross, Rosana Graciet, Felipe Maqueira, Adriana Rostovsky, Elián Stolarsky, Alejandra Gónzalez Soca, Verónica Panella, Yvonne D’ Acosta, Juan Perazzo, Virginia Sosa, Mariana Stein, y Lilian Madfes
*El título de la muestra proviene de un poema de “Tejedoras de Zinacanta” (El rescate del mundo, 1952) de la poeta mexicana Rosario Castellano (1926-1974).
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