Uruguay prepara una campaña de largo plazo para erradicar la mosca de la bichera, o gusano barrenador del ganado.
Una mosca (cochliomyia hominivorax) deposita sus larvas sobre heridas, ya sea de animales o humanos. Cuando la hembra es fertilizada, puede depositar hasta cuatrocientos huevos en una herida de cualquier animal de sangre caliente. Tras entrar en contacto con la herida, a las veinticuatro horas nacen las larvas, que se introducen en el cuerpo. Después de una semana alcanzan el estado larvario maduro, caen al suelo y de ahí nacerán las moscas. Afectan principalmente a ovinos y bovinos.
Esto significa para Uruguay pérdidas en ganadería de cuarenta millones de dólares por año, además de afectar a unas mil personas que también se ven infectadas. La solución que se ha encontrado a nivel global es esparcir moscas macho estériles de esta especie. El año pasado, el ministro de Ganadería, Fernando Mattos, visitó la Comisión Panamá-Estados Unidos para la Erradicación y Prevención del Gusano Barrenador del Ganado (Copeg). Allí se producen las moscas estériles. Con este método, en Estados Unidos se inició una campaña que se extendió por toda América Central hasta Panamá. Las moscas de este tipo fueron erradicadas en nueve países.
Ahora se busca hacer lo mismo en Uruguay, con un proyecto de cinco años que se está planificando en el Ministerio de Ganadería Agricultura y Pesca (MGAP). Este ministerio firmó recientemente un convenio con el de Defensa. Se plantea que sea la Fuerza Aérea la que lleve la campaña de esparcir por gran parte del territorio nacional estas moscas estériles.
La Mañana dialogó sobre el tema con el jefe del Estado Mayor General de la Fuerza Aérea Uruguaya, brigadier general (aviador) Fernando Colina, quien explicó que hace más de un año se está trabajando en coordinación con el MGAP para llevar adelante la erradicación de este mal. El año pasado ambas carteras de Estado firmaron un convenio marco de cooperación. Ya se han creado diferentes grupos de tarea.
Colina explicó que “la Fuerza Aérea entendió que la mejor plataforma para llevar adelante este proyecto de esparcir las moscas estériles es un avión Tecnam P2012 de procedencia italiana”. Actualmente, está en proceso la compra de tres de estos aviones sin uso. La otra opción podría haber sido los aviones que se utilizan en Panamá con el mismo fin, pero los plazos de entrega para unidades nuevas eran de dos años y los que se ofrecían usados recién podían ser entregados en un año y medio. Además, los costos eran más elevados que los Tecnam P2012.
Las aeronaves italianas tienen el espacio suficiente para instalar las cámaras que llevarán las pupas de las moscas y el costo operativo es menor que el de los que se usan en América Central.
Las aeronaves serán tres en total y serán adquiridas por el MGAP, que las cederá posteriormente a la Fuerza Aérea para que las utilice en el programa. Se estima que serán necesarias unas veinte mil horas de vuelo para cumplir los objetivos. Esto significa una operación de cinco años. “Este programa tiene la condición de que una vez que se empieza no puede parar hasta lograr sus objetivos”, dijo Colonia.
Los tres aviones ya están disponibles y solo falta la aprobación para que lleguen a Uruguay. Las aeronaves para llevar adelante el operativo son dos, pero desde la Fuerza Aérea se entiende que deben ser tres, ya que, por el volumen de horas de vuelo, una siempre deberá estar en mantenimiento. El proceso también implica capacitar a las tripulaciones, entre otros aspectos. A esto se suma que el suministro de las pupas también debe ser constante. Estas llegarán desde México.
El costo aproximado de cada avión es de tres millones de dólares. Junto a aspectos técnicos, como el entrenamiento de pilotos y técnicos y la adaptación para cargar la máquina que lleva las pupas implican una inversión de unos diez millones de dólares.
La fecha objetivo para comenzar con la tarea de dispersar las moscas es septiembre, según indicó el brigadier general Colina. Pero para llegar a ese objetivo, primero deben llegar las aeronaves.
En el convenio con el MGAP se estableció que la Fuerza Aérea aportará la tripulación, los técnicos de mantenimiento, las instalaciones para el centro de dispersión, que estará ubicado en Santa Bernardina, y el combustible, que implicará un costo de cinco millones de dólares en cinco años y estará a cargo de la Fuerza Aérea.
Colina recordó que la Fuerza Aérea ya hizo esta tarea de dispersión de moscas estériles. Se trató de un programa piloto efectuado en 2009 con aviones Bandeirantes, en la zona de frontera con Río Grande del Sur. “La diferencia es que este programa es más ambicioso. Uruguay pierde mucho dinero por el gusano barrenador en la ganadería, entonces es esencial atacar este problema. Estimo que el MGAP vio en la Fuerza Aérea que se cuenta con experiencia y una cantidad importante de pilotos, que pueden formarse rápidamente por la experiencia que tienen”, acotó nuestro entrevistado. Y agregó que se debe tener en cuenta que se trata de veinte mil horas de vuelo para todo el programa, cuando la Fuerza Aérea vuela trece mil horas por año. Colina también recordó que existe un marco normativo, el decreto 371/2020, que establece la Política de Defensa Nacional, donde se señala que la protección del ambiente y de los recursos estratégicos renovables y no renovables son objetivos estratégicos del Estado. Por lo tanto, se entiende que la protección de los recursos nacionales, como la ganadería, forman parte de la estrategia de defensa nacional.
El proyecto de hace trece años
El programa piloto de 2009 se consideró un éxito en el territorio aplicado. El informe titulado Proyecto para erradicar el gusano barrenador en los países del Mercosur fue elaborado por un grupo técnico de la Dirección General de Servicios Ganaderos del MGAP.
Entre las conclusiones se destacaba que “los resultados de los controles de calidad obtenidos durante la realización de la prueba piloto indican que tenemos acceso a una mosca de muy buena calidad que nos permitiría llevar a cabo una campaña de control y erradicación a nivel regional”. Para el logro de los objetivos, se indica que “se necesita una mosca con capacidad suficiente para competir y establecer predominancia sobre la población autóctona”. De acuerdo con los resultados obtenidos en aquella ocasión, muy similares a los conseguidos en la planta de producción en México, se indicó que el traslado a nuestro país no afectó la calidad de las pupas. Otro aspecto no menor es que la población de moscas autóctonas es mayor en la zona de Uruguay que en la de Brasil. Esto ocurriría en función de una mayor densidad de población animal, sobre todo por mayor cantidad de ovinos en territorio uruguayo que duplica la existente en el vecino país. Sobre la esterilidad de las moscas, en la semana dos se estimaba en 1,53%, llegándose al 25,45% en la semana 11, o sea casi a los tres meses. Esto fue confirmado por un trabajo de identificación de larvas colectadas en la zona piloto, realizado por la Facultad de Veterinaria.
En el final de las recomendaciones se indica que “para tener éxito en un programa de erradicación es fundamental acompañar la dispersión con un buen trabajo en terreno, con vigilancia epidemiológica, notificación de la presencia de bicheras y tratamiento con específicos adecuados Se requiere también realizar estudios de poblaciones de moscas para ajustar la densidad de dispersión de acuerdo a la población existente”.
Un detalle no menor es que este estudio fue financiado por el BID y en realidad se trataba de un programa regional. Se pensaba en la necesidad de que los países de la región llevaran de manera conjunta la erradicación de la mosca de la bichera. En las conclusiones se destaca que “se sentaron las bases para que en un futuro, los países participantes puedan llevar a cabo un programa regional de erradicación, quizá sumando a otros países cercanos”.
Y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), entidad que financió la prueba, había realizado un llamado para la contratación de un equipo consultor que evaluara la prefactibilidad técnica y económica de implementar un proyecto de estas características en la región.
Pero nada de esto prosperó y se planteó hace 13 años. De ahí que Uruguay en solitario decida ahora enfrentar este grave problema.
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