En la zona este las pérdidas de soja fueron fatales para productores que abandonaron el cultivo y ya están vendiendo la maquinaria. Diferente fue para el arrocero, que se prepara para una zafra que será muy buena y eso es positivo para la región y el país.
Al comenzar agosto, la Sociedad de Agricultores Unidos del Uruguay (Saudu) realizó la Tercera Jornada de Productores, un evento anual organizado por la sucursal Río Branco, cuyo responsable es el Ing. Agr. Federico Gómez, a quien La Mañana consultó sobre la actividad realizada y otros aspectos vinculados a la agricultura nacional.
Saudu Río Branco es, principalmente, un referente para la producción arrocera nacional, pero también atiende otros cultivos como sorgo, maíz, soja, pasturas. “Fundada el 3 de noviembre de 1901, cumple 123 años con más de 5700 socios en todo el país en todos los rubros”, pasando por todos los productos de granja, agricultura y ganadería.
El inicio de la institución fue en Montevideo, “con los inmigrantes que nuclearon toda la producción de huerta y fruta, y a partir de allí evolucionó y se extendió a todo el país, creciendo en socios que ahora llegan a la cuarta generación. Los servicios que presta son de tipo agrícola y maquinaria para todos los rubros, con catorce ingenieros agrónomos brindando asesoramiento técnico”, explicó.
Las Jornadas de Productores son actividades muy nuevas en la larga historia de Saudu. Las de este año fueron la tercera edición, siendo las anteriores en 2022 y 2023, organizadas todas a iniciativa del Ing. Gómez, que se incorporó a la sociedad en diciembre de 2021: “Mi propuesta fue tratar de hacer un evento anual como forma de gratificación y presentar todo lo que sucedió en el año en el área que maneja la sucursal de Río Branco, desde Artigas a Rocha”, contó.
A pesar de ser una actividad que apenas tiene tres ediciones cumplidas, “hay cierta expectativa cada vez, porque se presentan datos de diferente tipo: técnicos, económicos, propuestas y visiones del país y la región, consideraciones sobre cómo pueden impactar los cambiantes efectos climáticos, las mezclas de moléculas”.
Sobre eso último tema, dijo que Saudu hizo un plan piloto llamado Programa Diferencial de Rendimiento (PDR) para el arroz y la soja. Se desarrolla en un área de 8000 hectáreas que incluye el manejo diferencial de moléculas de herbicidas, fungicidas, la inserción de productos biológicos puros o mezclas con fertilizantes foliares, curasemillas, etcétera, lo que dio muy buen resultado en kilos y en calidad de granos, principalmente en arroz y en diferentes materiales genéticos. Gómez agregó que este año el plan piloto “se va a incrementar porque significa beneficios para el productor que se suma”.
La particularidad de este año fue la incorporación de “socios estratégicos”, porque la idea es que “el productor vaya incorporando productos biológicos y bioinsumos en todo el sistema, acompañados de los agroquímicos, porque tenemos la visión de que cada vez hay que cuidar más el ambiente, hay que cuidar el alimento que se produce, a las personas que trabajan, además de que el objetivo es que el productor permanezca muchos años”.
Todo eso “sumó mucha información nueva que se presentó en la jornada y los asistentes vieron que hay mucha innovación que pueden aplicar en sus establecimientos de diferentes formas, con productos, manejo o vinculado a los cultivos. Hay un abanico de posibilidades para que la empresa que las adopta sea eficiente”, afirmó Gómez.
Muy mal año para la soja
“Los tres años en que se realizó la jornada han sido diferentes, todos con su característica. 2023 tuvo una tremenda sequía, y el único lugar donde hubo alguna lluvia fue en el este”, concretamente en unas 30.000 o 40.000 hectáreas, más sobre la zona de Río Branco, Rincón de Ramírez, en esta microzona de la desembocadura del río Yaguarón en la laguna Merín y el río Tacuarí”. Eso generó “que tuviéramos un excelente rendimiento de soja, con productores que lograron 3000 o 3200 kilos”.
Sin embargo, “este año fue lo contrario, fueron casi 90 días de lluvias, lloviznas, inestabilidad que causó que mucha soja se echara a perder y muchos productores se fueran del sistema y decidieran no volver a la soja, porque no la pudieron cosechar y además se pinchó el precio”, explicó Gómez.
“El sistema arrocero tuvo otro panorama. Al arroz le fue bien con un precio de US$ 17,15 la bolsa, lo que es fantástico y felicitamos a los productores porque soportaron muchos años de empate y alguna pérdida, pero este año muchos productores pudieron llegar a deber cero o tuvieron márgenes positivos”, comentó.
Gómez dijo que los productores de la zona se pueden dividir en tres tipos: “El sojero neto, el sojero arrocero y el arrocero”.
El sojero neto “tuvo pérdidas gigantescas; el arrocero sojero logró cubrir con el arroz mucho de lo que perdió por la soja; y el arrocero fue el mayor beneficiado”.
De todas formas, el productor de soja tiene “alternativas” que el arrocero no. “El seguimiento productivo que hacemos tiene 20 años, y en los últimos 12 o 15 ingresó la rotación de la soja con el arroz, y por esa experiencia sabemos que hay materiales que son más tolerantes al anegamiento”, y eso es de utilidad para quienes van a seguir plantando. Pero “ya hay productores que decidieron dejar la soja y pusieron maquinaria a la venta porque el precio no cierra, los US$ 370 la tonelada no son buenos, y se precisan rendimientos de 2500 a 2800 kilos de soja sana, seca y limpia, lo que es difícil de obtener”.
“Hubo productores, y yo fui uno de ellos, que cosechamos el 15% del área, el resto no se pudo, el daño era tan grande que los camiones paseaban por todo el país para ver dónde se podía descargar y nadie lo aceptaba y se dejó de cosechar”, describió Gómez.
Por tanto, “los productores sojeros perdieron un año con la sequía, perdieron al siguiente con el agua, y mantienen los compromisos financieros con los que deben cumplir. Ante eso la decisión fue no hacer más soja porque el precio no compensa”.
También están los productores que tiene la soja “como una estructura porque son propietarios de tierra o tienen un programa de arrendamiento a largo plazo, donde la soja puede empatar y beneficia el cultivo de verano siguiente. La soja cosechada en seco no genera huella, hace control de malezas, y el cultivo que viene arriba –el arroz– no va a gastar en laboreos porque lo pagó la soja, igual que el herbicida. En un sistema así la soja tiene lugar y encaja; en los otros no, salvo que suceda alguna catástrofe como que Estados Unidos sufra alguna sequía enorme y el precio de la soja dispare a US$ 450. Eso podría movilizar la zona, pero por el momento no se ha dado”.
“Tenemos que defender al productor arrocero”
Gómez destacó la importancia del sector arrocero. Dijo que el sojero que deja el rubro se puede dedicar a la ganadería o directamente salirse, “cosa que el arrocero no puede hacer”.
“El arrocero que le va mal no puede decir que deja de hacer arroz porque tiene un nivel de inversión que el sojero no. Hace 8 o 10 años vimos gente que no era del sector agrícola y se dedicó a la soja con buenos resultados en el primer y segundo año, pero al tercero le fue mal y se retiraron. Eran camioneros, dentistas, médicos. Eso no lo puede hacer el arrocero. Por eso tenemos que defenderlo, porque su inversión es enorme, moviliza mucha gente, cada 70 u 80 hectáreas requiere personal en contraste con otros cultivos que en áreas más grandes se arregla con una sola persona”.
La zafra pasada al arrocero “le fue muy bien. Si tomamos un medianero que es arrendatario de tierra y agua, con 170 o 180 bolsas de producto sano, seco y limpio, tuvo muy buen margen, y mucho más margen lo tuvo el productor propietario de tierra o agua”.
Si al arrocero le va bien, eso se extiende y va a generar “mucho movimiento extra con un crecimiento del área, lo que impacta en el movimiento de las localidades y ciudades de la región donde se hace arroz. Toda la zona arrocera se va a movilizar por el incremento de área”, subrayó.
Consultado sobre el precio internacional del arroz dijo que “no es tan estable” porque depende de la producción y las políticas de otros países, y como Uruguay es netamente exportador tiene que apuntar a tener muchos kilos por hectárea. “Afortunadamente el arroz de Uruguay es de muy buena calidad y tiene mucha diversidad de compradores”.
En otro orden, Gómez dijo que, en relación al arroz, en la charla de Saudu se “presentaron opciones de moléculas que ingresan en el PDR, que no eran exclusivos del arroz, pero se hicieron investigaciones con aplicaciones en campo y funcionó muy bien, controló malezas, no afectó al arroz y este año hay un beneficio económico para quien incorpore” esa tecnología.
Una zafra con entusiasmo
Como conclusión, Gómez dijo a La Mañana que la zafra que comienza muestra “un entusiasmo grande” por parte de los productores. En el caso de los arroceros, “se está preparando el terreno para sembrar a fines de setiembre, con las reservas de aguas que están llenas hasta los ojos”, graficó.
Lo que “se necesita ahora es que el año sea seco, porque con menos nubes el sol es directo y la temperatura es mejor. Todo está sumando para que haya expectativas de buenos rendimientos, y en el caso de Saudu este año los precios son más competitivos que en zafras anteriores, ajustando a la baja muchos agroquímicos”, y así bajan los costos de la producción.
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