Tras la estanflación de los años 70 que supuso una crisis para el keynesianismo, se llevó a la práctica de forma generalizada la receta de Friedman de disciplinar el gasto público y liberalizar los mercados mediante la desregulación y la liberalización del comercio. No solo se aplicó en Chile, sino también en Estados Unidos bajo la presidencia de Ronald Reagan y en el Reino Unido con la primera ministra Margaret Thatcher en la década de 1980. Por otra parte, las mismas políticas también se introdujeron a nivel mundial –algunos podrían decir se impusieron–a través del Consenso de Washington: un paquete de medidas de libre mercado aplicadas a los países en desarrollo cuando solicitaron la ayuda del Fondo Monetario Internacional; a la Rusia de la posguerra fría (a través de la “terapia de choque”); y al Reino Unido y a los países del sur de Europa durante los años de austeridad posteriores a 2008. En todos los casos, se administró meticulosamente el tratamiento preferido de Friedman: dejar que la economía sudara la fiebre, en lugar de combatirla con ayudas públicas. Pero, ¿qué pasaría si muchos de los grandes problemas a los que se enfrenta la economía mundial se hubieran diagnosticado erróneamente? ¿Y si, como sostiene la economía del comportamiento, fueran más psicológicos que materiales?
En efecto, la economía del comportamiento –que incorpora conocimientos más recientes de la psicología, en particular los trabajos de Daniel Kahneman y Amos Tversky sobre los atajos mentales, los heurísticos y los sesgos que conforman nuestro pensamiento– ha demostrado que el “actor racional” es una quimera. Del mismo modo, los estudios de Cass Sunstein y Richard Thaler han demostrado que las personas no mostramos racionalidad en algún sentido abstracto. Más bien, tomamos decisiones basadas en una “racionalidad limitada” (información limitada), una “fuerza de voluntad limitada” (saber más, pero hacer algo de todas maneras) y, como he señalado, un interés propio limitado (mostrar preocupación por algo más que el propio bienestar material).
Antara Haldar en Project Syndicate “Laying Chicago Economics to Rest” (Dejando en paz la economía de Chicago).
TE PUEDE INTERESAR: