La asimetría entre el capital y el trabajo que comenzó en la década de 1980 aumentó la desigualdad de ingresos y distorsionó las decisiones de inversión y empleo. Hoy en día, sus consecuencias son aún más graves, porque la gama de tecnologías que las empresas pueden utilizar para automatizar sus operaciones se ha ampliado… Acabar con el tratamiento fiscal privilegiado del capital también contribuiría a eliminar los incentivos a la automatización excesiva. Pero probablemente no sería suficiente. La creación de puestos de trabajo de calidad, seguros y con salarios decentes requerirá también otras medidas para alentar a las empresas a invertir en sus trabajadores y en tecnologías que complementen la mano de obra, en lugar de sustituirla. En cualquier caso, la eliminación de las franquicias en los impuestos al capital y la automatización es un paso fundamental.
Daron Acemoglu, profesor de economía del MIT y coautor de Por qué fracasan los países. Extraído de su columna publicada por Project Syndicate el 2 de febrero de 2021
Cabildo Abierto realiza propuestas en el área económica. La constatación de este fenómeno parece molestar a algunos, como si el novel partido debiera mantener su participación política dentro de un corralito de ideas, con un perímetro claramente definido por pequeños cicerones que emergen periódicamente de las profundidades de algunos medios.
De esta manera, si Cabildo Abierto plantea reducciones de IVA en productos de primera necesidad destinadas a ayudar a los más frágiles, algunos lo critican como una intromisión en la libertad de las personas. ¿Libertad de qué? ¿De no poder llegar a fin de mes?
Otros fueron mas allá y calificaron el planteo como “demente”. ¿Es de alienados buscar mecanismos que intenten ayudar a los más vulnerables en nuestra sociedad?
Pero si Cabildo Abierto plantea por el otro lado igualar el régimen impositivo al sector productivo y eliminar las exenciones que han beneficiado a sectores como el forestal durante décadas, se califica al planteo de “inocente” y de alterar las “reglas de juego”. ¿Imaginan a Alemania manteniendo hasta el día de hoy el mismo régimen fiscal de la postguerra? Si hubieran mantenido las reglas de juego existentes, tendrían todavía un muro dividiendo a Berlín en dos.
Sin ir más lejos, los países más desarrollados, agrupados en el G-7, se reunieron hace un par de semanas en una elegante playa de Inglaterra para promover cambios necesarios en el régimen fiscal global. ¿Debemos esperar a que nos llegue el decreto por parte de la OCDE? ¿O será que todavía nos queda algún margen de soberanía como para decidir, sin pedir permiso, igualar la cancha fiscal?
Si se quiere, los planteos de Cabildo Abierto son muy sencillos de comprender. La idea subyacente consiste en reducir el nivel de exenciones y las múltiples excepciones que con el tiempo han ido perforando nuestro régimen tributario. Los objetivos de esta racionalización del sistema tributario son múltiples. En primer lugar, mejorar la recaudación sin seguir aumentando los impuestos, como proponen algunos de los ideólogos del atraso fiscal de la década del ´90 y que nos dejó en la puerta de la crisis del 2002. ¿Está mal reducirle exenciones a sectores económicos fuertes y consolidados, pero está bien seguir ahorcando a las pymes con más impuestos y tarifas? ¿Dónde se evidencia la “demencia” de este planteo?
En segundo lugar, igualar las reglas de juego a las diferentes actividades productivas y dejar que el mercado funcione adecuadamente, dentro de límites razonables. ¿Quién duda que es más rentable forestar que mantener un tambo si la primera actividad no paga impuestos y la segunda sí? Visto de esta manera, la propuesta de Cabildo Abierto sin dudas sería apoyada por Milton Friedman o James Buchanan, dos de los referentes de la Escuela de Economía de la Universidad de Chicago.
En tercer lugar, revisar el régimen de incentivos fiscales de la COMAP, que en los hechos ha terminado favoreciendo la incorporación de capital en detrimento de la generación de empleo. Como bien explica Daron Acemoglu, este es un problema que no solo aqueja a nuestro país. Pero eso no sirve de excusa para el inmovilismo.
Peor aún, en muchos casos se han otorgado importantes exenciones fiscales a negocios que intrínsecamente no son mucho más que la asignación de rentas estatales, siguiendo prácticas que no se alejan mucho de las viejas costumbres borbónicas. En pleno siglo XXI, implementado por un gobierno progresista, con notas neoliberales. La biblia y el calefón de la “bergaroeconomía”.
En resumidas cuentas, las propuestas económicas de Cabildo Abierto se sustentan en el sentido común, las buenas prácticas económicas y un sentido de justicia e igualdad frente al régimen tributario. Montado sobre estos pilares, su líder, el senador Guido Manini Ríos, busca construir un futuro mejor para todos los orientales.
¿Por qué será que esto molesta tanto?
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