Desde un matutino se ha editorializado, preguntándose por el rumbo de Cabildo Abierto, en razón de que los diputados de nuestro partido, con motivo de votarse una cuarta excepción a la reciente “regla fiscal”, lo hicieron en un sentido distinto al dispuesto por los partidos tradicionales. Digamos de paso que la negativa a una nueva excepción debería haber sido abonada por una conducta de impecable cumplimiento de la limitación autoimpuesta por el anterior gobierno y no por mera revancha, que se traduce en “haz lo que yo digo, pero no lo que yo hice”.
No hay peor sordo que el que no quiere oír. Los partidos tradicionales, fundacionales de nuestro sistema político, lamentablemente transcurren un progresivo declive electoral que responde a su progresivo alejamiento de las expectativas de la gente. En lo personal, vimos con dolor que el Partido Nacional lentamente abandonó las consignas que su fundador levantó en el Cerrito de “Americanismo, soberanía e independencia”, para seguir sumisamente cualquier ucase que provenga de los organismos internacionales, ya sea en materia política, económica o cultural. Es así como el primer mandatario de la Coalición expresó su adhesión a la agenda 2030 de las Naciones Unidas, caracterizada por su sibilino, cuando no, desembozado rechazo a los nacionalismos y fervoroso aliento a las políticas antifamilia que promueve la ideología de género, pretendiendo que el sexo es una construcción social y no una imposición de la naturaleza, por no decir de Dios, lo que los espanta.
Herrera en memorable discurso homenajeaba a España e Italia como las madres latinas de la cristiandad, enalteciendo los valores que recibimos de dichas naciones. Lamentablemente, en el partido de ese gran jefe político nacionalista, ya nadie se anima a levantar la voz y defender los valores cristianos cuya descomposición está en la génesis de muchos de nuestros males. Su voz evitó la instalación de bases militares extranjeras en nuestro suelo, pero hoy su colectividad sin remilgos cumplió la orden de una seudo justicia internacional que, faltando a la verdad histórica, humilló nuestra soberanía, calificando de víctimas a quienes por las armas pretendían establecer un gobierno marxista en nuestro país.
El otro partido tradicional padece una decadencia aún más marcada. Ya en 1847 desterraron al Gral. Rivera, fundador de dicha colectividad al Brasil, donde por años sufriría una injusta prisión, luego de ser detenido en Maldonado por los coroneles Lorenzo Batlle y Francisco Tajes, siendo liberado años después, poco antes de su muerte. Desde ese momento el citado partido quedó en manos de círculos doctorales que, bajo la pretensión de abandonar los moldes caudillistas tradicionales, lo iniciaron en la senda de un liberal socialismo que, como era lógico que sucediera, trasbordo gran parte de sus adeptos al socialismo de corte marxista encarnado en el actual partido de gobierno.
Estos partidos de prestigiosa historia pero de un paupérrimo presente ni siquiera sumados pueden derrotar al hoy partido de gobierno y entre otras cosas requirieron para ello del auxilio de nuevos partidos, como Cabildo Abierto, que pretende no ya refundar ideológicamente al país, sino continuar construyéndolo sobre la base de principios artiguistas que contribuyeron a forjar nuestra nacionalidad, en especial la defensa de la soberanía particular de los pueblos y la máxima de que los más infelices sean los más privilegiados. Lamentablemente, los partidos aludidos pretenden practicar las mismas políticas económicas y culturales que los redujeron a sus mínimas expresiones históricas. Así apostaron a la inversión extranjera, el destrato a la pequeña y mediana empresa nacional, la indiferencia ante la expoliación financiera de la población, al endeudamiento sistemático del país, etc.
En lo cultural aceptaron la falsificación de la historia reciente, cargando todas las culpas del quiebre institucional al estamento militar y exonerando de responsabilidad a la guerrilla marxista, al extremo que ni siquiera intentaron modificar una ley que atribuye calidad de autoritario a un gobierno constitucional del Partido Colorado, entregaron la enseñanza a un descarado proselitismo político pronunciando quejas meramente declamatorias, se sumaron a las políticas impulsadas desde círculos internacionales dirigidas a imponer conductas que no cuentan con el aval de pronunciamientos populares, amplios sectores de ellos se han plegado a políticas contra la vida, como el aborto y la eutanasia, que agravan nuestro problema demográfico e impulsan la ideología de género pretendiendo que el sexo no es una imposición de la naturaleza sino una construcción social, alentando el enfrentamiento dialéctico de hombres y mujeres, imputando las relaciones disfuncionales a la exclusiva violencia masculina, como si no hubiera violencia femenina y esta no fuera un defecto de todos los seres humanos al margen de su sexo, etc.
En lo personal, entiendo que Cabildo debe escapar del corral de ramas que se le pretende tender, ya que someterse a las directivas de quienes han arruinado colectividades históricas, no es el camino que nos conduzca a la pública felicidad. Quienes se molestaron por haber tenido que modificar el proyecto de ley de seguridad social para hacerlo más razonable o bien en cinco años no quisieron votar casi ninguna iniciativa trascendente de nuestro partido, no pueden tener un berrinche porque Cabildo vote contra sus caprichos en aras de lo que entiende que es bueno para el bienestar de nuestros compatriotas.
Estoy seguro de que Cabildo continuará luchando cualquiera sea el gobierno, por la trasparencia en los contratos que celebre el Estado y que afecten al país por varios períodos de gobierno, por poner coto a la usura cumpliendo el mandato constitucional, por construir una educación que realmente prepare a las nuevas generaciones al margen de cualquier proselitismo, por la defensa de la vida desde la concepción hasta la muerte natural, por la prevención y cura de adicciones, etc.
Tengo la convicción que Cabildo nunca traicionará estas responsabilidades por lo que rechazo radicalmente el insulto de comparar a nuestro partido con Judas, desde el momento que no ha negociado prebendas ni las ha recibido ningún militante del partido. Quienes nos endilgan semejante acusación no pueden decir lo mismo, seguramente quienes así nos califican se miran en el espejo y si en política alguien traicionó a Cristo han sido los que ayer y hoy lo quieren prohibir en lo público y si pudieran en lo privado. Repetimos con el Redentor: ¡Perdónalos, Señor, no saben lo que hacen!