Con el trasfondo de una guerra de baja intensidad contra el yihadismo en el país y en la región, junto a la falta de medidas eficaces para mejorar la situación económica, la caída del presidente despierta recuerdos del pasado reciente.
Durante el mes pasado, Malí tuvo fuertes protestas por la incapacidad del presidente Ibrahim Boubacar Keita para lograr avances en la lucha contra el yihadismo, que azota actualmente a las partes centro y norte del país. El martes pasado Keita fue arrestado por militares y horas después apareció en televisión nacional anunciando la disolución de su gabinete además de presentar la renuncia.
“Quisiera en este preciso momento, mientras agradezco al pueblo maliense su apoyo a lo largo de estos largos años y la calidez de su afecto, informarles de mi decisión de renunciar a mis funciones”, afirmó Keita, a quien se veía tenso y usando barbijo, debido a la pandemia de COVID-19 que ya tiene más de 2600 casos confirmados.
Al día siguiente, varios militares, miembros del autoproclamado Comité Nacional para la Salvación del Pueblo (CONASAP) dieron un discurso televisado anunciando supervisar la transición a elecciones dentro de un período de tiempo “razonable” junto a la restauración de la estabilidad política del país, la cual viene degradándose desde el golpe de Estado del año 2012 y la posterior rebelión tuareg que desencadenó el avance de grupos yihadistas, no solo en Mali sino en el Magreb.
“No nos aferramos al poder, pero nos aferramos a la estabilidad del país”, dijo el coronel mayor Ismael Wague en su discurso a los malienses. “Esto nos permitirá organizar, dentro de un plazo razonable acordado, elecciones generales para dotar a Malí de instituciones sólidas que puedan gestionar mejor nuestra vida diaria y restablecer la confianza entre el gobierno y los gobernados”. Wague, portavoz del CONASAP, estaba acompañado del teniente coronel Assimi Goita, presidente del grupo. Además estaban presentes Sadio Camara, Modibo Koné y Malick Diaw, quienes también son parte de la junta militar. Wague es subjefe del Estado Mayor de la Fuerza Aérea y según The Africa Report tiene apoyo dentro de las fuerzas armadas como así en algunos sectores de la sociedad.
Durante esta semana hubo distintas manifestaciones en Bamako, la capital de Malí, celebrando la renuncia de Keita y demostrando esperanza respecto al futuro económico y político del país. Este enfrenta desafíos como reducir la pobreza extrema -que según el Banco Mundial abarca a un 42,7% de la población- y lograr estabilizar el país, ya que luego de un golpe de estado en 2012, Malí tuvo otra rebelión tuareg que generó mayores divisiones a nivel nacional.
Cabe destacar que el país aún siente las repercusiones de aquel suceso, ya que el levantamiento impulsado por la caída de Gadafi en Libia y la llegada de combatientes tuaregs fue eclipsado por el surgimiento y la consolidación de grupos extremistas como Al Qaeda del Magreb Islámico (AQMI) y Ansar Dine, organización liderada por Iyad Ag Ghaly, antiguo líder de las rebelión tuareg en Malí y Níger durante el período 1990-1996. A su vez estos grupos intentaron instaurar un califato y su expansión a nivel regional, acciones que solo pudieron ser detenidas gracias a la acción de una fuerza militar africana y de Francia, país del que Malí se independizó en 1959 y que aún ejerce influencia en la excolonia africana.
Presión regional
A nivel regional las repercusiones no se hicieron esperar y la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO) ha emitido un comunicado reafirmando “su rechazo a cualquier cambio inconstitucional y pide a los militares que permanezcan en los cuarteles y tengan actitud republicana”. Estas declaraciones fueron respaldadas por el ministro de Relaciones Exteriores de Francia, Jean- Yves Le Drian, quien manifestó el apoyo a los dichos emitidos por la CEDEAO y reafirmó el “apoyo francés a la soberanía y democracia maliense”. También el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, apoyó la declaración del grupo regional africano integrado por 15 países del oeste del continente. Mientras tanto otros países y organismos como Argelia, Turquía, Naciones Unidas y la Unión Africana llamaban a respetar el orden constitucional.
Por su parte, la Unión Africana ha suspendido de manera indefinida a Malí. Pero quien ha tomado las medidas más enérgicas hasta la fecha ha sido la CEDEAO, quien el pasado jueves realizó una cumbre extraordinaria mediante videoconferencia en la cual se anunciaron sanciones como la suspensión de Malí como miembro de la comunidad, el cierre de sus fronteras terrestres y aéreas, la paralización de transacciones y flujos comerciales. Esto podría asfixiar al país africano, ya que sus mayores exportaciones son el oro y el algodón y tienen como destino otros países del continente. La severidad de estas medidas solo pudo ser atenuada por el pedido del presidente de Senegal, Macky Sall, logrando que no se apliquen a alimentos, medicamentos y derivados del petróleo. Se marcó también el envío de una delegación de la CEDEAO para reunirse con el Comité Nacional para la Salvación del Pueblo y los exmiembros del gobierno que aún siguen detenidos, como es el caso de Keita.
Mientras que ocurría todo esto, en Malí el portavoz del CNSP, Wague, afirmaba en una entrevista con France24: “Estableceremos un consejo de transición, con un presidente militar o civil. Estamos en contacto con la sociedad civil y los partidos políticos para concretar la transición y será lo más rápido posible”. La delegación arribó el sábado a Bamako encabezada por el expresidente nigeriano Goodluck Jonathan y estuvo todo el fin de semana reunida con miembros del CNSP para lograr una solución a esta situación, teniendo como saldo la falta de acuerdos a pesar de que existieron puntos en común como la liberación de Keita, quien podrá recibir médicos en su domicilio.
Por su parte no se ha logrado llegar a un acuerdo con respecto a la propuesta de una junta de transición que dure tres años y revise los fundamentos del Estado. Según Wague, “no se tomará ninguna decisión sin una consulta masiva”, afirmando que “cualquier decisión se tomará entre malienses”. Además, aseguró que la transición involucrará también a partidos políticos, sindicatos y la sociedad civil. De acuerdo a las declaraciones de Jonathan, el expresidente Keita renunció voluntariamente. “Nos dijo que ha renunciado, que no fue obligado a hacerlo y que no quiere volver. Quiere una transición rápida para permitir que el país regrese lo antes posible a un régimen civil”. Hoy miércoles volverán a reunirse los líderes de los países integrantes de la CEDEAO para determinar qué sanciones mantener.
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