En entrevista concedida a La Mañana, el economista Julio de Brun analizó las diferentes medidas anunciadas para la frontera norte por el Ministerio de Economía y Finanzas.
El ministro Oddone y su equipo económico hicieron anuncios importantes en el departamento de Artigas la semana pasada. ¿Esto puede impactar positivamente en la economía de esa parte del país?
Los problemas de las diferencias de precios entre Uruguay y la frontera son realmente de larga data. A veces concentrados en algunos productos y otras veces más generalizados cuando hay grandes diferencias cambiarias, como por ejemplo la que se vivió con Argentina durante 2023 y en algún momento de fines de 2024 y comienzos de 2025, cuando en Brasil el real superó los 6 reales por dólar en el marco de una corrida cambiaria. Estas medidas en este contexto me sorprenden un poco porque realmente con Brasil no podemos decir que estemos en un momento particularmente desfasado en materia cambiaria. Estamos más o menos con los mismos niveles de tipo de cambio que teníamos en 2021, 2020. Es cierto que después se desapreció un poco el real y llegó a estar por debajo de 5, después volvió a estos niveles en torno a 5,5, tuvo esta escapada a comienzos de año que ahora ya se viene revirtiendo sola y vuelve a estar en aproximadamente 5,57 en el mercado. O sea que, desde el punto de vista de la situación cambiaria, no veo una razón en este momento con respecto a Brasil que justifique una medida por parte de Uruguay. Si hay diferencias de costos importantes, especialmente en lo que tiene que ver con tarifas públicas, precios de combustible y demás, obedecen más a situaciones estructurales de mayores costos de la economía uruguaya que a un tema coyuntural de política cambiaria. Por lo tanto, estas medidas, si son por un tema coyuntural, no veo que se justifiquen, y si son por un tema estructural son insuficientes y eventualmente lo que están haciendo es generar una distorsión en vez de resolver los problemas de fondo que tiene Uruguay desde el punto de vista de mayores costos. No afectan solamente la frontera, sino que afectan el funcionamiento de la economía en general.
Una de las medidas definidas es la exoneración total de tributos a la importación para determinados productos de la canasta básica. ¿Cuál es su opinión al respecto?
Es un contrabando legalizado. O sea, es un contrabando autorizado de un grupo de productos. Uno supondría que en el contexto de Mercosur se debería tener una libre circulación de bienes en la frontera y eso debería ya funcionar en los dos sentidos. Y lo que estaría reflejando, en todo caso, es la posibilidad incluso de que al abrir esta puerta parte de ese flujo se desvíe hacia el resto del país, con lo cual introduce la necesidad de controles adicionales. Esto lo veo como medidas que realmente introducen otras distorsiones de las que ya hay que atacar, que me parece que son un tema de fondo, que es la cuestión de costos muy altos en Uruguay, entre otras cosas, en los procesos de importación. Si lo que estuviéramos encarando aquí es un mecanismo de simplificación de productos importados en general que agilizara el trámite de importación y abaratara el costo de mercaderías importadas en general, yo creo que sería un paso muy bueno para la economía uruguaya. Creo que es una necesidad en general que tiene el comercio exterior uruguayo y no una cuestión restringida a la frontera y a un cupo de productos.
Significa, entonces, que Aduanas dejaría de controlar todo lo que se pueda vender de procedencia brasileña en los comercios beneficiados.
No, lo va a controlar algunos kilómetros más adentro, como que se corriera la frontera. El problema es que realmente Uruguay tiene costos muy altos de importación, de lo contrario esto no sería necesario. O sea, si realmente la importación fuera libre, más allá del tema arancelario y que con Brasil muchos productos, de hecho, por el Mercosur tienen una exoneración de aranceles, pues al fin y al cabo se supone que esto es una zona de libre comercio. El tema es que hay excepciones a esas zonas de libre comercio, pero, además, cuando uno quiere hacer las importaciones por los trámites legales habituales y reglamentarios, hay sobrecostos muy importantes. Que en este caso es positivo que se simplifiquen y se eliminen, pero realmente debería estar pensándose en hacerlo de manera genérica, más allá de lo que es estrictamente un control aduanero, de asegurar el cobro de ciertos tributos. Pero ahora va mucho más allá simplemente del costo aduanero.
Uno de los temas que preocupó, de acuerdo con los números que circulaban, era la informalidad en la frontera norte del país. Hay una reducción de hasta el 75% de aportes patronales de los nuevos empleos formales que se crearán en los próximos 12 meses. ¿Esto combate la informalidad?
Lo que está mostrando es que los niveles de impuestos en Uruguay son tan altos que cuesta mantener la generación de empleos formales, si no es, justamente, abatiendo esos impuestos. Lo que pasa es que en la frontera se siente mucho más la diferencia de costos salariales, incluyendo los impuestos, con los pobladores del otro lado de la frontera. Hay un movimiento allí, hay un arbitraje del mercado laboral que se da de manera mucho más fácil en la frontera que hacia el resto del país, pero que marca la realidad de que Uruguay tiene costos salariales, tanto por lo que es el nivel de salario en sí, como ciertas calificaciones de mano de obra, más lo que agrega el costo impositivo, que no lo hacen competitivo en la región. De vuelta, es un problema general en Uruguay que lo atiende de manera parcial en la zona fronteriza.
Se anunció la ampliación de la reducción del impuesto del Imesi, del 24 al 32%, para competir con el costo de la nafta en la frontera norte. Su análisis.
Va a afectar fundamentalmente. Tenemos una nafta muy cara. Ya se ha planteado una discusión sobre que los últimos ajustes en el precio del combustible no han acompañado la evolución del mercado internacional. Brasil es productor de petróleo y por lo tanto sus precios internos acompañan más esa evolución y obviamente ahí se van a generar brechas, incluso mayores que las que son habituales. De vuelta: hay una política tarifaria con respecto a Ancap que a mi modo de ver es incorrecta, que se aleja de lo que deberían ser los principios de libre mercado, que con la paridad de importación algo habían convergido, por lo menos desde el punto de vista de escritorio. Ahora se vuelve a alejar de eso y se generan este tipo de distorsiones que las corregimos con otra distorsión, que es hacer una rebaja del impuesto. Es como si a usted un ventilador lo estuviera molestando y en vez de apagarlo pone otro ventilador en sentido contrario. Lo que va a tener es doble viento, no menos viento o menos aire que lo moleste. Por eso digo que veo que estas medidas serían entendibles en una coyuntura como, por ejemplo, fue la de enero, con el real por arriba de los 6 y con corridas especulativas. O, por ejemplo, lo que ocurrió con Argentina en 2023, con una situación cambiaria muy especial en el marco de una situación crítica durante ese año. Uno ahí puede decir: “Bueno, está bien, tomemos medidas transitorias mientras pasa esta coyuntura”, como fue lo que ocurrió en Argentina.
Julio de Brun es economista y contador público, fue presidente de la Corporación Nacional para el Desarrollo (2000-2002) y presidente del Banco Central (2002-2005)