“El partido se juega en bajar la inflación”, enfatizó el especialista en conversación con La Mañana. Sin embargo, admitió que no será tarea fácil disminuir ese indicador a cifras menores al 6%, tal como el gobierno proyecta. Por otro lado, respondió qué puede pasar en los próximos meses y explicó a qué se debe la caída del dólar de los últimos días.
El dato de inflación de enero fue más alto de lo esperado y no refleja todavía el aumento del precio de los combustibles. ¿Marca esto una inflación tendencial superior?
No. El dato de inflación de enero tiene mucho del componente que los economistas llamamos residual, que no está ligado a la evolución subyacente o de mediano plazo en la inflación. Si analizás las incidencias de cada uno de los precios, el 75% del incremento de enero corresponde a subas de tarifas como electricidad y agua, el aumento de la cuota mutual, el impacto del Imesi en el tabaco y el incremento de las verduras.
Ahora, que este dato no ingrese mayormente dentro de lo que es el proceso inflacionario subyacente, no quiere decir que no crezca el IPC, y en una economía indexada como la uruguaya, siempre es necesario tener esto en cuenta.
Y la inflación sigue por fuera del rango meta, que además a partir de setiembre pasará a ser de 3% a 6%.
Bajar la inflación a cifras menores al 6% es difícil. La economía uruguaya tiene un set de precios nominales que se ajustan a partir de la premisa de una inflación no menor al 6%. Históricamente, la forma en que hemos manejado la inflación, que es la más efectiva y rápida, ha sido el dólar. Baja el dólar, baja la inflación.
Se dice que tenemos una economía bimonetaria que debilita otros canales a través de los cuales combatir a la inflación.
Es así. ¿Y cómo se fortalecen esos canales? Bajando la inflación. Estamos ante un “problema del huevo y la gallina”. Para bajar la inflación es necesario eliminar barreras que se debilitan cuando la inflación es baja.
Un ejemplo son los correctivos en las negociaciones de salarios. Es loable que existan correctivos de forma más frecuente a los propuestos desde la perspectiva de que el salario de muchos trabajadores está compuesto en gran parte por una canasta de bienes y servicios a los que la pérdida de poder de compra les afecta su bienestar. Entonces, cuanto más alta la inflación, menos quieren períodos en que el salario no se ajuste.
Pero, por otro lado, ajustando con mayor periodicidad, se sigue alimentando el incremento del IPC con el traslado a precios de esos aumentos, en mercados que lo permiten. Y esto dificulta bajar la inflación, que es el peor impuesto que tienen los consumidores y en especial los de menores ingresos.
¿Qué se puede esperar de aquí en más?
El Banco Central del Uruguay (BCU) está con iniciativas interesantes en cuanto a la desdolarización de la economía. Es un tema cultural arraigado. Pero el partido se juega en bajar la inflación. ¿Qué puede pasar en estos próximos meses? El BCU ha indicado que tiene el objetivo de la inflación y que el dólar no está dentro de sus objetivos. Esa es toda una afirmación.
Entiendo que el banco se irá aproximando con subas de la Tasa de Política Monetaria (TPM) a una tasa contractiva. En un contexto como el actual, en el que la actividad se ha reactivado por inversión vinculada a la tercera planta de celulosa y exportaciones de bienes agroindustriales, y no tanto por consumo privado, es un desafío meterse de lleno en una zona contractiva de la TPM, activando los canales en los que la política monetaria reduce los precios, que es desestimulando el consumo y la inversión. Y obviamente en ese trayecto se instalará una presión a la baja sobre el tipo de cambio.
¿La caída del dólar de esta semana puede atribuirse a una expectativa de los agentes de que es la única manera que el BCU tiene de contener la inflación dentro del rango meta?
Creo que hay todavía camino por recorrer en cuanto a las expectativas. El dólar ha venido cayendo desde finales de enero en casi todo el mundo. Pero en cuanto a los factores locales, es claro que la calidad de los instrumentos financieros uruguayos incentivados por una mayor rentabilidad, promueven el apetito de los inversores por la moneda local.
La suba de la TPM –que es una tasa a la que se presta a los bancos a cortísimo plazo y busca incidir en incrementos de las tasas de mayores plazos– empuja a un aumento de la remuneración de las Letras de Regulación Monetaria (LRM). De hecho, desde agosto pasado han venido subiendo las tasas de las LRM, y en este final de enero también se ha verificado esto, incluso de forma mayor a los incrementos anteriores.
Pero en este contexto es que quizás empieza a jugar cada vez más lo que decía respecto a las expectativas. Es posible que estemos viendo que las expectativas se reafirmen a partir de un mensaje decidido del BCU de ubicar la inflación dentro de las metas que persigue.
Las expectativas han sido un poco rígidas a la baja. En cuanto el mensaje y las acciones mediante la suba de la TPM sigan, el dólar va a recibir una mayor presión a la baja, que recordemos que se contrapone a la presión al alza que vendría de la suba de tasas de la Reserva Federal.
Y en este contexto, las subas previstas de tasas de referencia del BCU, ¿no servirán para alimentar expectativas de atraso cambiario y atraer inversiones especulativas al mercado de pesos, el conocido carry trade?
Es verdad que esto ha estado en el debate en las últimas semanas. No olvidemos que no somos los únicos que estamos subiendo tasas, y que otras plazas no tienen punto de comparación en cuanto a la profundidad de sus mercados financieros. El BCU ha informado incluso que el posicionamiento de no residentes en los instrumentos de corto plazo (letras, notas) ha bajado, es decir que no se está viendo ese carry trade. Pensemos que cuando tuvimos carry trade en Uruguay, las tasas de las LRM estaban en valores de 14% o más. Ahora esas tasas están arriba del 8%.
¿Podría decirse que la caída del dólar también tiene relación con la operación de deuda doméstica que hizo el Ministerio de Economía esta semana?
De nuevo, esto es una señal de preferencia por la moneda local.
Es decir que no necesariamente podemos estar ante una suba del tipo de cambio a lo largo de 2022, ¿o sí?
No necesariamente, aunque hoy no es nuestro escenario base. Nuestro escenario base es que la presión al alza de lo que suceda con las tasas en Estados Unidos será determinante para darle una trayectoria creciente al tipo de cambio. No obstante, va a tener el contrapeso de la suba de las tasas en Uruguay. Si esto cambiara sería por un desatino en el comportamiento de la Reserva Federal, es decir, que no sea tan agresiva como promete ser, o que en Uruguay tengamos un “apretón” monetario que, como te decía, por lo menos hoy no lo tenemos en el escenario base.
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