Puentes verdes, cultivos de cobertura o cultivos de servicio. Así se llama los cultivos que se plantan entre cultivos y cuyo primer objetivo era cumplir con la ley que determina que los suelos se deben cubrir para evitar la erosión que en Uruguay tiene en las precipitaciones la causa principal.
Primero se les llamó puentes verdes “que es una terminología que vino del exterior, y básicamente eran gramíneas que son muy adaptadas a la siembra al voleo, sobre todo precosecha de soja de la mano de las avenas y algún ray-grass”, dijo Lucía Camelo, técnica responsable del área de investigación y desarrollo de Barraca Erro.
“Después se sumaron otras ventajas: o sea no solo hacer un cultivo para cumplir con la ley sino también sacarle provecho. Ya que se iba a hacer un puente verde había que hacerlo bien, no solo tirar la semilla y cumplir, sino tratar de generar biomasa porque es importante que esa biomasa se genere y produzca una cobertura efectiva”, expresó.
En ese momento “se empezó a indagar sobre el tema” con el fin de aprovechar esa cobertura al máximo y “ahora se le llama cultivo de servicio porque pasa a ser un cultivo más en la rotación y no solo una cobertura a la no se le presta más atención”.
Los cultivos de servicio implican que haya “inversión, atención y necesidad de que ese cultivo se instale, forme, y cumpla con lo que tiene que cumplir en un lapso de tiempo dado. Por ejemplo, además de cubrir el suelo, debe dar cobertura y bajar el malezamiento invernal. Además se buscó otras funciones como agregar más carbono, más nitrógeno al sistema. También cultivos que se adapten a estrategias vinculadas a la desecación mediante rolado o químico, y ahí se está trabajando muchísimo por varias instituciones, tratando siempre de ir mejorando y agregando funciones a los cultivos de servicio”, describió Camelo.
Investigadores, técnicos, productores “entendieron que hay que aprovechar las ventajas que nos dan los cultivos de servicio si lo hacemos de buena manera y bien”, apuntó.
Beneficios de los cultivos de servicio
Los cultivos de servicio generan tres grandes beneficios: en primer lugar “evitar la erosión”, el segundo “gran servicio es que sean competitivas y competentes contra el malezamiento invernal que se genera en las chacras”; y tercero “mejora las propiedades del suelo”.
Respecto al control de malezas Camelo dijo que al “dejar una chacra en barbecho sin cultivo haciendo control, ésta se llena de maleza que luego hay que controlar con tratamiento químico, además de aumentar el banco de semilla y la problemática para el año siguiente”.
“En el control de malezas Erro lleva tres años trabajando con la Facultad de Agronomía y la FAO en un proyecto que se llama Proyecto Plaguicidas que busca bajar la carga de agroquímicos” utilizando los cultivos de servicio. Por otra parte “esos cultivos van a generar biomasa” que “tiene ventajas muy buenas con el ingreso de carbono y nitrógeno al sistema. Se aporta vida y nutrientes al suelo, eso se estudió y es así”, aseguró.
Otro de los servicios “es por lado del aporte de nutrientes al sistema con las especies gramíneas que son las reinas en ese sentido. Barraca Erro está evaluando mezclas biodiversas que además de las gramíneas incorpora leguminosas anuales. Eso se hace porque la inclusión de leguminosas en la oferta de cultivos de servicios”.
Como se ve, “los beneficios de estos cultivos de servicios son muchos” y “todo se vuelca al suelo de forma natural y sin agregados, por el contrario se trata de bajar la carga de químicos”.
Consultada sobre los cultivos en que se pueden usar, Camelo dijo que “pueden ir detrás de los cultivos de soja que ahora están comenzando la cosecha, o detrás del maíz de primera que ya se cosecharon”. Son igualmente útiles en las chacras de arroz donde esta tecnología ya se ha utilizado en la zona este.
Reducción de maleza sin usar químicos
La técnica señaló que “solo por tener cobertura sobre el campo la reducción de maleza es del 80% a 90%, y solo por tener el cultivo de cobertura creciendo la reducción de maleza es de entre el 84% y 91%. Esos son datos que se midieron y evaluaron, sólo por sembrar un cultivo de servicio se hace un control y se baja el malezamiento invernal en esas chacras”, explicó.
Además de eso “dimos un paso más en el proyecto y se agregó la desecación porque al terminar el cultivo de servicio lo que se hacía era una desecación química con herbicida pero se comenzó a pensar la mecánica con el sistema de rolado. De esa forma estamos yendo al punto de bajar la carga de agroquímicos usando el método mecánico. En ese sentido ya es el segundo año en que se analizaron las dos estrategias de desecación y la gramínea tiene una capacidad de adaptación fenomenal para este tipo de técnica”.
Las investigaciones realizadas ya arrojaron datos de cultivos de soja que siguió al cultivo de servicio con diferentes técnica de desecación y “los resultados fueron muy buenos, ahora mismo este años seguimos evaluándolo para determinar si hay diferencia en el uso de una u otra técnica de desecación”, química o mecánica, y los datos actuales indican que “el cultivo de soja que siguió a la desecación mecánica por rolado rindió 500 kilos más frente a la desecación química, hay que ver si eso se repite, pero por lo menos rindió y generó un beneficio al sistema”.
Las investigaciones siguen porque “hay mucho que ajustar en el enrolado, como el momento, las especies que mejor se adaptan, pero se trabaja mucho en eso con la Facultad de Agronomía y la FAO”.
Respecto al INIA, Camelo dijo que Erro está trabajando “con el programa de pasturas y forrajeras de INIA La Estanzuela. Nos hemos apoyado mucho en los datos y sacado muestras de biomasa al finalizar el cultivo de servicio en las diferentes chacras y los ensayos”.
Se estudian las diferentes opciones y el INIA “está evaluando el aporte de nitrógeno en el caso de que las opciones sean con leguminosas. Hace dos zafras estamos colaborando en el aporte de datos reales de chacras y ensayos y ahora estamos evaluando líneas de trabajo para trabajar juntos”.
En el caso particular de Erro se presentan tres opciones que son Bioverde Nitro, Bioverde Pro y Bioverde Max. “Bioverde Nitro es solo y exclusivamente de dos tréboles anuales y el trébol vesiculosum; Bioverde Pro compuesto por dos tréboles anuales más avena; y Bioverde Max con centeno más una leguminosas anual como la vicia villosa. Las 3 opciones son Bioverde son mezclas biodiversas, y Bioverde Max es nueva para esta zafra”.
Antes éramos un país más ganadero
Lucía Camelo dijo “venimos de un país ganadero, donde las praderas eran las vedettes del sistema, ahora con el aumento del área agrícola se perdió el área de pastura y se empezó a ver que hacían faltas coberturas porque los campos se venían abajo. Eso pasó porque las rotaciones agrícolas son muy largas, porque no se dejan descansar los campos que era lo que se hacía antes con las praderas, y eso genera problemas nutricionales y físicos del suelo”, explicó. Al usar coberturas, éstas “generan raíces” que mejoran la “capilaridad del suelo y promueven la mejor infiltración del agua, son las descompactadoras naturales del suelo”.
“Por todo eso se tomó consciencia de lo bueno que es hacer una buena cobertura”, concluyó.
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