En diálogo con La Mañana, el doctor en Relaciones Internacionales y director del Instituto de Comercio Internacional de la Universidad Católica, Ignacio Bartesaghi, advierte que el pacto bilateral de Milei con Trump perjudica las exportaciones uruguayas (sobre todo carne) y debilita al bloque a un mes del acuerdo con la UE. Aunque rompe la rigidez del Mercosur y marca un precedente de flexibilización que Uruguay reclamaba, deja al gobierno de Orsi en una posición incómoda y cuestiona el liderazgo de Lula.
¿Cuál es su evaluación de este acuerdo que se ha sellado entre Argentina y Estados Unidos?
Yo diría que no es una buena noticia para Uruguay en términos de comercio, aunque todavía hay poca información. Lo que se anuncia es algo muy general, un acuerdo acotado, o sea, no estamos hablando de un Tratado de Libre Comercio (TLC), pero que de todas formas deja muy claro que los dos países se van a otorgar concesiones recíprocas. Lo que quiere decir es que Argentina va a dar preferencia a algunos productos de Estados Unidos en su mercado. Lo que más nos complica a nosotros es que Estados Unidos va a otorgar preferencias a Argentina para ingresar a ese país.
¿Considera que algunos productos, sobre todo las exportaciones de carne de Uruguay hacia EE. UU., pueden estar siendo afectados?
Creo que los beneficios que le pueda dar Estados Unidos al acceso agrícola es lo que más nos puede afectar. Si bien Estados Unidos ahora está bajando los aranceles adicionales a nivel global que le puso a algunos productos agrícolas (por cuestiones inflacionarias), se sabe que va a aumentar la cuota de carne que le compra a Argentina. Y eso sí tiene impacto en Uruguay. El mercado de Estados Unidos es hoy muy relevante para nuestro país, especialmente porque está pagando a buen precio la carne. El país ha sustituido parte de su corriente exportadora de China hacia Estados Unidos, pero Argentina mejora sus condiciones de acceso. No sabemos todavía el listado de productos. Pero el impacto podría ser doble, ya que Argentina va a exportar más siendo un competidor y a la vez van a ingresar a ese país productos de Estados Unidos, que pueden competir con los que vende Uruguay a su vecino.
¿Y cómo queda el Mercosur en medio de todo esto?
Es un hecho con dos lecturas: puede ser positivo para Uruguay y muy negativo para el Mercosur. Es una pésima señal a un mes de que se quiere firmar un TLC con la Unión Europea y el mensaje es confuso. Hay miembros de la UE como Francia que buscan argumentos para no firmar este tratado. Entonces, de cierta forma, Javier Milei está jugando el juego de Francia, dar argumentos para no firmar. No estoy diciendo que la firma del acuerdo con Estados Unidos por parte de Argentina lleve a que no se firme el acuerdo Mercosur-Unión Europea. Todo depende de lo que ocurra en diciembre en el Consejo de la Unión Europea, que es donde se debe votar este tratado. Pero ese mes en Río de Janeiro es la Cumbre del Mercosur, que también debería ratificar ese TLC, y Milei anuncia que no va a ir. Más allá de que estas concesiones entre EE. UU. y Argentina están en el marco de las excepciones al arancel exterior común que fueron negociadas en la última cumbre de Mercosur, Milei viola la normativa del tratado cerrando un acuerdo bilateral con el país del norte. No hay dos lecturas sobre esto.
Frente a toda esta situación, ¿en qué posición se encuentra Uruguay?
Queda incómodo. En el gobierno anterior se había impulsado la flexibilización, mirando hacia China y el Acuerdo Transpacífico. Este gobierno se focalizó más en el Mercosur, más en la posición de Lula de “vamos todos juntos”. Pero ahora Argentina mueve el tablero a 20 días de la votación de un TLC con la Unión Europea. Todo esto se ha transformado en una situación incómoda para el Mercosur y es un cuestionamiento claro al liderazgo de Lula en la región.
Lula en todo este tema parece estar ausente. ¿A qué se le puede atribuir esto?
Lula busca la cautela y no quiere dar la sensación de que el Mercosur se está quebrando, ni que está desordenado. Está jugado a firmar el acuerdo con la Unión Europea y lo quiere firmar él. Se presenta como “yo recuperé este acuerdo y subsané el problema ambiental que Bolsonaro no hizo”. Y por lo tanto se llama a silencio.
El presidente Orsi dijo sobre el acuerdo entre EE. UU. y Argentina que “esto puede ser una oportunidad”. ¿A qué se lo atribuye?
Es debido a que Argentina está marcando un antecedente de bilateralidad en el Mercosur. Si bien el acuerdo en sí es mala noticia para Uruguay, Argentina está haciendo lo que nuestro país reclamaba: la flexibilización. Esto no se trata de un TLC, pero Milei cierra un acuerdo que es lo que Trump le ofrece. Es el mismo acuerdo que el presidente norteamericano le planteó a Guatemala, a El Salvador y a Ecuador. Estamos en un comercio basado en ideología. Trump cierra acuerdos o mejora la situación de antes de la suba de aranceles si se tiene una afinidad ideológica con él. Esa afinidad ideológica trae otras consecuencias, que es “si estás conmigo, no estás con otros”. Y ahí está el factor China.
Cuando se habla de posiciones ideológicas para lograr más comercio, ¿en qué posición termina Uruguay?
Uruguay no va a poder ser un socio ideológico de Trump porque, por más pragmático que sea Orsi o por más cauto que haya sido en su retórica, no deja de ser un gobierno de izquierda. Tenemos la suerte de tener un embajador en Estados Unidos, Lou Rinaldi, que es muy cercano a Trump. No obstante, Uruguay no puede darse el lujo de lo que está haciendo Argentina, que es elegir. El país no puede elegir entre China y Estados Unidos. El gobierno está esperando a ver cómo mueven los otros para ver qué se hace y eso es lo que nos deja en una situación incómoda. Orsi se jugó a un acuerdo del Mercosur con la Unión Europea y ahora Argentina hizo una jugada que lo puede dejar en falsa escuadra. Pero, como algo positivo, esto lleva a que el país tiene la oportunidad de volver a plantear a Lula la necesidad de flexibilización del Mercosur, volver a abrir esta línea de negociación con China y la posibilidad de entrar en el Acuerdo Integral y Progresivo de Asociación Transpacífico.
¿Qué importancia le da a la reunión que tuvo el embajador de Estados Unidos con Orsi días atrás?
Me parece que fue más una señal de decir por parte de Orsi “yo no quiero tener problemas con Estados Unidos”. Porque Lou Rinaldi no es solo muy uruguayo (vivió su infancia y adolescencia en Uruguay) sino que, como dije, es muy amigo de Trump. Esta jugada demuestra que Orsi no va a caer en el error de una retórica contra el presidente de Estados Unidos. Aunque hay que ver qué pasa con el gobierno uruguayo a medida que Estados Unidos avance con Venezuela. Asimismo, también está bien que Orsi reciba a Ding Xuexiang, viceprimer ministro de China, país que también juega sus cartas en esta complicada situación global. Por lo tanto, hay que moverse con mucha cintura, ser muy estratégico en la diplomacia y manejar un plan A, B y C. Por eso lamenté y critiqué siempre el alejamiento del gobierno actual de los postulados de flexibilización del Mercosur y del acercamiento con China. Más allá de las dificultades que sabemos que existen para cerrar un TLC con China, los problemas sobre esto estaban asociados fundamentalmente a la oposición de Brasil a un acuerdo de esa naturaleza.
En este contexto, ¿qué opinión tiene sobre el casi seguro triunfo del candidato de derecha José Kast en Chile?
¿A dónde fue Orsi antes de asumir? A visitar a Lula y después sus decisiones de política internacional como presidente fueron pro-Lula. Uruguay se identificó mucho con el presidente de Brasil en una región que está girando más hacia la derecha, con gobiernos que serán favorecidos por Estados Unidos. No digo que Uruguay deba tener esta relación ideológica, ya que en el comercio hay que ser pragmático, con el principio de me sirve o no me sirve. Por lo tanto, no hay que pegarse a Lula y al Mercosur, porque el contexto actual va en contra de eso. Hay que revisar esa estrategia de estar tan cercano al presidente de Brasil, no por cuestiones ideológicas, sino de comercio.
Considerando que Cardama es una empresa española, ¿estima que el conflicto desatado por las OPV puede también incidir en todo el tema de la firma del acuerdo Mercosur-Unión Europea?
No lo creo. Lo considero un incidente menor frente a la dimensión de cerrar o no el tratado. Este se va a cerrar si el Consejo de la Unión Europea decide votarlo, más allá de la negativa de Francia. Se puede hacer porque hay una mayoría calificada para hacerlo. Pero el punto es cuántos de los países de Europa pueden ir contra Francia por este tratado. En Francia en este momento están buscando instrumentos jurídicos para ver si pueden bloquear esa votación que se va a dar en diciembre. Por lo que hablé con europarlamentarios, los votos están tanto en el Parlamento como en el Consejo de la Unión Europea. Se votaría por mayoría calificada, 15 miembros que representan el 65% de la población. El punto es si políticamente una votación de este tipo es posible, debido a la posición francesa, sumado ahora a las señales del Mercosur con el tratado entre Estados Unidos y Argentina. Se debe tener en cuenta que las ventajas que pensaban sacar los europeos con el TLC se diluyen con el ingreso de Estados Unidos a la región a través de Argentina. Algo sigue siendo cierto: el Mercosur arrastra problemas que la gente dice que no tiene. Y se arrastran problemas que incluso este gobierno desconocía cuando tomó la decisión de “vamos con Lula”. Si el acuerdo con Europa se firma este año, el panorama para el verano va a ser otro, de más calma. Si vuelve a fracasar la firma, el verano va a ser más dinámico porque la presión en Uruguay para no quedarse quieto va a aumentar. Volverá entonces la necesidad de impulsar una flexibilización del Mercosur, el TLC con China y el ingreso al Acuerdo Transpacífico. Va a existir entonces una crítica muy fuerte hacia el gobierno, por quedarse “sin el pan y sin la torta”, o sea sin tratado con la Unión Europea pero tampoco ningún tratado con otro país, como con China.




















































