El anuncio del cierre al público de la Biblioteca Nacional de Uruguay, realizado el 26 de mayo de 2025, en el marco del Día del Libro y el 209º aniversario de su fundación, ha generado una ola de reacciones en diversos sectores de la sociedad y la política uruguaya.
La institución, una de las bibliotecas nacionales más antiguas de América Latina, fundada el 26 de mayo de 1816, es un pilar del patrimonio cultural del país. Su creación se remonta a los albores de la independencia, cuando el presbítero Dámaso Antonio Larrañaga, el 4 de agosto de 1815, envió una carta al Cabildo de Montevideo proponiendo la creación de una biblioteca pública para suplir la carencia de maestros e instituciones educativas. Esta iniciativa fue apoyada por José Gervasio Artigas, quien, desde el Campamento de Purificación, emitió una nota el 12 de agosto de 1815 respaldando la propuesta. En honor a la fundación de la biblioteca, Artigas estableció que el santo y seña de su ejército fuera “Sean los orientales tan ilustrados como valientes”, reflejando el valor que otorgaba al conocimiento como complemento del coraje en la lucha independentista. La Biblioteca Nacional ha sido un espacio central para la conservación del acervo cultural y literario del país, albergando colecciones históricas, manuscritos y publicaciones que abarcan siglos de historia uruguaya. Su rol trasciende el de un simple repositorio, ya que ha funcionado como un centro de investigación, difusión cultural y acceso al conocimiento para generaciones de uruguayos.
Nuevas autoridades y anuncio del cierre
El 7 de marzo de 2025 asumieron las nuevas autoridades de la Biblioteca Nacional. Rocío Schiappapietra fue designada como directora, aunque no pudo tomar posesión inmediata del cargo debido a que se encontraba en el exterior. Licenciada en Psicopedagogía, docente universitaria de esa disciplina e integrante de la directiva de la Asociación Uruguaya de Psicopedagogía, Schiappapietra asumió formalmente en abril de 2025.
El anuncio del cierre al público se realizó durante la conmemoración del Día del Libro, en un acto encabezado por Schiappapietra y el ministro de Educación y Cultura, José Mahía. La decisión, que sorprendió a muchos, fue justificada por la directora con una serie de problemas estructurales y organizativos que enfrenta la institución. Según Schiappapietra, la Biblioteca Nacional cuenta con una dotación insuficiente de funcionarios, con áreas de trabajo que han desaparecido y sin una política de relevo generacional para cubrir las vacantes. “Han desaparecido áreas de trabajo y no ha existido una política de relevo”, explicó, añadiendo que varios equipos de trabajo están próximos a jubilarse, lo que podría llevar a la desaparición de sectores enteros de la institución.
Además, la directora señaló problemas en la infraestructura del edificio, incluyendo hundimientos en los pisos, fallas en los sistemas sanitarios y deficiencias en la seguridad. “No existen protocolos de evacuación actualizados ni planes de contingencia ante incendios. Incluso hay salidas de emergencia obstruidas con papel”, afirmó. Otro punto crítico mencionado fue la falta de inversión para preservar los materiales de la biblioteca. Aunque existen iniciativas de digitalización, Schiappapietra destacó la necesidad de incorporar tecnología para modernizar los procesos institucionales y democratizar el acceso al acervo. “Tenemos que trabajar para que esta no sea una Biblioteca Nacional para pocos”, subrayó. En una conferencia de prensa, reflexionó sobre la desconexión entre la institución y la ciudadanía: “La mayoría de los uruguayos no entra a la Biblioteca Nacional. Eso no solo es una señal de desconexión, es un síntoma de exclusión”. A pesar del cierre al público general, se mantendrán servicios específicos, como la atención a investigadores con agenda previa en la Sala General, Sala Uruguay, Materiales Especiales y Archivo Literario, así como el Registro de Derechos de Autor, el Depósito Legal y las Agencias ISBN e ISSN. Schiappapietra enfatizó que la medida no representa una retirada, sino “un acto de responsabilidad institucional” para abrir “un nuevo ciclo, con una visión de largo plazo”. En este sentido, anunció la creación de un grupo de trabajo que elaborará un diagnóstico y una hoja de ruta para abordar la recuperación edilicia, la reorganización interna y el fortalecimiento de las funciones de la biblioteca. “Esta crisis es también una oportunidad”, afirmó.
La directora nacional de Cultura, María Eugenia Vidal, respaldó la decisión, señalando que “en la gestión cultural pública, hacerse cargo también implica asumir riesgos, explicar contextos y cuidar los procesos”. Añadió que el anuncio de Schiappapietra “requiere determinación, honestidad y sentido de responsabilidad institucional”.
“Un experimento”
La decisión de cerrar la Biblioteca Nacional al público por tiempo indeterminado ha generado fuertes críticas desde diversos sectores. El exdirector de la Biblioteca Nacional Valentín Trujillo, quien lideró la institución entre 2020 y 2025, expresó su desacuerdo en una carta pública, calificando la medida como “inédita” y “lamentable en muchos sentidos”. Trujillo cuestionó las razones esgrimidas por Schiappapietra, quien habló de una “crisis edilicia y organizacional” y una “crisis de sentido”. Según el exdirector, estas afirmaciones apuntan directamente a su gestión, aunque destacó que, en un reciente encuentro con la actual directora, no se mencionaron tales crisis. “La directora habla de cierre al público, pero no anuncia apertura ni reapertura. Arguye que con las puertas cerradas va ‘a pensar’ cómo actuar hacia el futuro”, señaló, contrastando esto con su propia gestión, que buscó soluciones “con la institución abierta”.
Trujillo describió los desafíos que enfrentó al asumir en 2020, tras quince años de gestión del partido que hoy está en el gobierno. Según él, encontró una institución en “verdadero caos”, con problemas locativos, de limpieza, seguridad, gestión humana y presupuesto, además de la ausencia de memoria de gestión y protocolos. Sin embargo, enfatizó que nunca consideró cerrar la biblioteca como solución. Durante su mandato, se realizaron intervenciones edilicias, como refacciones en la fachada sobre 18 de Julio y el pasaje Frugoni, y se incorporaron nuevos acervos y sedes locativas. También se creó la Unidad de Gestión Territorial, que coordinó con intendencias la digitalización de más de 44.000 colecciones históricas de prensa. La página web de la biblioteca fue mejorada para facilitar el acceso global, y en 2023 se registró un récord de 7.000 visitas de estudiantes de preescolar, primaria y secundaria.
Trujillo también reveló detalles de la transición en febrero de 2025, cuando el director general de secretaría del Ministerio de Educación y Cultura, Carlos Varela, y la secretaria ejecutiva de la Biblioteca Nacional, Julia Demasi, describieron la nueva dirección como “un experimento” con una estructura bicéfala. “Me pareció realmente poco ortodoxa la definición de Varela, quien entre sonrisas agregó que si dicho ‘experimento’ no funcionaba, tomarían decisiones y harían cambios”, criticó Trujillo. Concluyó que el cierre, anunciado en el Día del Libro, “indica una ausencia de rumbo y de criterio” y representa “un experimento improvisado”. Para él, el 26 de mayo debería ser “un día de fiesta para todos los uruguayos”, un momento para celebrar la lectura, la cultura, el patrimonio y la historia de una institución más antigua que el propio país.
“El gobierno se encarga de hacer historia”
El diputado colorado Felipe Schipani solicitó que el ministro de Cultura y la directora de la Biblioteca Nacional sean convocados a la Comisión de Educación y Cultura de la Cámara de Representantes para explicar la decisión. Schipani argumentó que el cierre “parece responder a una decisión improvisada, carente de planificación, y que afecta directamente el acceso ciudadano a un patrimonio cultural insustituible”.
El senador del Partido Colorado Robert Silva señaló que “en un nuevo día del libro y de celebración para la Biblioteca Nacional, el gobierno se encarga de hacer historia” al anunciar un cierre con “un mensaje contradictorio, poco claro y que genera gran incertidumbre”.
Por su parte el senador del Frente Amplio, Felipe Carballo, expresó que el cierre “duele profundamente” y que “en una fecha que celebra el acceso al conocimiento, esta decisión envía un mensaje difícil de entender”. Añadió que espera que en el futuro el Día del Libro se conmemore “con las puertas abiertas, con actividades, recorridas y libros al alcance de todos”, porque “el acceso a la cultura debe celebrarse, no interrumpirse”.
“Cerrar la Biblioteca Nacional configura un desatino inadmisible”, indicó el diputado del Partido Nacional, Rodrigo Goñi. A esto agregó que “la tarea le quedó grande a la nueva directora”. Describió la medida como “una nueva perla para un collar de incapacidades y desprecio a la sociedad uruguaya”.
El exdirector de Educación Gonzalo Baroni destacó la contradicción del anuncio, indicando que “hoy es el Día del Libro en Uruguay porque se cumplen 209 años de la fundación de la Biblioteca Nacional” y, sin embargo, el gobierno comunicó que “se cierra la biblioteca al público”.
El abogado Juan Fagúndez calificó el cierre como “un símbolo nefasto”, advirtiendo que, aunque existen problemas históricos, “cerrarla al público” es un error. Comparó la medida con “experiencias de quema de libros, acción prima hermana del cierre de bibliotecas”, y señaló que aleja a las personas de “la búsqueda de un libro, tocar su papel, olerlo y leerlo”, lo que impacta en “el desarrollo cerebral, y la formación de la inteligencia a través del lenguaje y la comprensión lectora, además del desarrollo de la fantasía”. Fagúndez consideró el gesto “intolerable” y llamó a “buscar, con inteligencia, otra forma”, sugiriendo que la decisión parece reflejar una falta de “pensamiento crítico, el que se logra, por ejemplo, leyendo”.