Observando el resultado del pasado domingo, y teniendo en cuenta que la coalición es la ganadora de estas elecciones, ¿cómo se encuentran los ánimos dentro del Partido Nacional?
En el partido estamos felices, ya trabajando en el futuro que se viene porque ganamos la elección del domingo, más allá de que el candidato del gobierno no lo haya reconocido y haya roto una tradición de republicanismo en ese gesto del que el que pierde saluda al que gana. Fuera de ese asunto, sabemos que el resultado es favorable a la coalición y que Luis Lacalle Pou será el presidente de la República. Por lo tanto estamos de festejo, con el ánimo arriba, y con alegría, pero también con el peso de la responsabilidad de empezar a armar lo que nos toca a cada uno en el tiempo que se viene.
¿Fue especial esta campaña de balotaje considerando que se trataba de una coalición?
Fue una campaña totalmente diferente y creo que Lacalle Pou demostró que tenía un plan, y que ese plan incluía un acuerdo político amplio para ganar y gobernar, de manera que este era el camino que desde antes de las elecciones internas había trazado. Hay una planificación y un método que quizá no advertimos todos en un primer momento, pero que luego fue explicando el camino que eligió. El hecho de ir concibiendo que el país, inevitablemente, está representado en dos mitades: que una de ellas se agrupa detrás de una coalición que es el Frente Amplio (FA) y que era necesario formar la otra coalición detrás de un programa de gobierno con un liderazgo claro de quien ganara; muestra que esta campaña fue histórica, diferente, excepcional y que, a lo mejor, marca un camino nuevo también.
Se puede hablar de un acuerdo histórico entre los partidos entonces…
El compromiso por el país es un acuerdo documentado y firmado que compromete la voluntad política y, por lo tanto, asegura la mayoría parlamentaria de cinco partidos. El zurcido que debió hacerse para generar este punto de encuentro… y alumbrar este camino de una coalición integrada por cinco partidos, es absolutamente histórico. Además fue hecho detrás de un acuerdo político que tiene un documento que nos compromete y eso es lo más nuevo de todo.
¿Cómo se debe trabajar en la diversidad que implica una colación de cinco partidos, tomando en cuenta que puede haber puntos en los que difieran al momento de gobernar?
Este compromiso no inhibe ni prohíbe a un legislador o a un grupo de legisladores llevar adelante otras iniciativas, es decir, iniciativas que no están presentes en el acuerdo previo. Podrán irse construyendo otros acuerdos dentro de la gestión, partiendo de la base de que las circunstancias son cambiantes y, a veces, impredecibles. Lo que no podemos es apartarnos de lo que ya le hemos prometido a las personas. Lo que está firmado está hecho. Algunas cosas están enunciadas de modo muy concreto y, por tanto, para la concreción solo hay que ponerla en el decreto o en la ley.
Otros asuntos son más genéricos y la generalidad, obviamente, admite los matices cuando tengamos que irlos poniendo en el papel y transformándolo en norma legal concreta. Pero hay un compromiso con la gente y es un compromiso de resultados antes que nada, y de medios para lograr esos compromisos por el país.
¿Cuáles serán sus prioridades desde el lugar que posee en la Cámara de Senadores en los años próximos?
No tengo prioridades personales allí. Soy funcional al trabajo que la coalición requiera, soy consciente que en el Senado seré uno de los integrantes con más años y experiencia en el parlamento. Mi tarea siempre ha estado vinculada a la Comisión de Hacienda, es decir, a la cuestión económica y a la Comisión de Presupuesto, que es la ley más importante de cada quinquenio y allí me concentraré, más allá de proyectos de ley que he presentado o presentaré. Pero en todo caso son aspiraciones, no son mis prioridades. Mi prioridad es ayudar a construir la articulación necesaria para mantener las mayorías y concretar, sobre todo, algunos cambios que hemos prometido.
¿Cuán necesario entiende que haya sido este cambio de gobierno?
Tan necesario como alumbrar un tiempo nuevo para el país, debido a que el proyecto que llevó adelante el FA está absolutamente agotado, desde lo económico, desde la óptica del desarrollo social y también agotado como respuesta a las necesidades sociales de la población. No hay un modelo detrás del cual el país pueda desarrollarse, ni de desarrollo comercial, tenemos problemas en cuestiones de fondo, de valores, como es el tema de la educación. La gente apostó a un cambio y logramos representar mayoritariamente ese cambio.
No me imagino un país con un FA gobernando nuevamente sin mayorías parlamentarias, y menos aún con unas mayorías hegemónicas dentro del partido detrás de los sectores de izquierda más duros. En la Cámara de Diputados tenemos 24 diputados del MPP, siete del Partido Comunista y tres del sector marxista del Partido Socialista, que suman 34 de los 42 diputados, en tres grupos liderados por José Mujica, Oscar Andrade y Daniel Olesker, que han hecho que el FA sea bastante menos amplio. No me imagino un país con ese rumbo.
¿Qué piensa acerca de la insistencia de algunos sectores de la izquierda en asociar el nuevo gobierno con la Argentina de Mauricio Macri, el Brasil de Jair Bolsonaro y la crisis que atravesó Uruguay en el año 2002?
Es una técnica que han usado las izquierdas, principalmente los partidos comunistas, de asociar la mentira y el miedo. Da resultado, a veces, poner como verdades ciertas cosas que no lo son y a partir de eso hacer que la gente se aferre a lo que hay, así sea malo, pero que según ellos, es más seguro. Esa es la reacción que se ha buscado. Y junto a esas comparaciones que se han querido hacer con situaciones del exterior hay otras que tienen que ver con la pérdida de derechos, de beneficios, de garantías, etc., todas se han usado y creo que algunas de ellas son responsables de que alguna gente no haya acompañado a la coalición en la segunda vuelta.
¿Cree que el hecho de la inseguridad jugó un rol preponderante al momento de que el pueblo se manifestara a favor de un cambio de gobierno?
Ya estamos en otra etapa, sabemos que ganamos y gobernaremos pronto. Tan preponderante ha sido el tema de la seguridad que es el principal desafío que tenemos, es necesario dar señales fuertes y claras en materia de seguridad. Tiene que cambiar notoriamente y de manera rápida el estado de la seguridad pública, la libertad de las personas para sentirse seguras y las medidas con las que dotemos al Ministerio del Interior para que pueda trabajar.
Luego hay medidas en materia de seguridad que son de mediano y largo plazo como es todo el tema carcelario, la rehabilitación, la inserción en educación, brindarle a las personas oportunidades, el combate al narcotráfico. Este ha llegado para quedarse, y hay que reducir su poder en el territorio. Todo esto no se hace de un día para el otro, pero se deben tomar medidas rápidas porque la gente espera que tengamos respuestas en esa materia.
Muchas personas nos votaron cansadas de la vida que llevan en los gobiernos del FA en materia de seguridad personal y familiar. Fue importante para ganar, pero es una de las claves para gobernar.
Cuatro décadas de compromiso
Jorge Gandini empezó a involucrarse en la política en 1980, cuando militó en el Partido Nacional en oposición a la dictadura en el plebiscito del sí y el no, propiciado por la reforma constitucional del gobierno cívico-militar, detalló. Se vinculó a la reorganización del movimiento social, particularmente en la gremial estudiantil, y fundó dentro del partido la Secretaría de Asuntos Sociales. “Resulté convencional en 1984 y primer suplente de la lista de Wilson Ferreira Aldunate en Montevideo en el año 1985”, relata. Integró luego el directorio del partido que presidió Wilson, y fue allí donde comenzó su tiempo “más orgánico” como político.
Se añade a su historial que fue secretario general de la Juventud, electo por los jóvenes y diputado muy activo, ya que era el primer suplente. Fue fundador del primer Instituto Nacional de la Juventud en el 1991 y director nacional de correos y del INJU al mismo tiempo.
Del 1995 al 2000 se desempeñó como Senador de la República por Propuesta Nacional, “que la fundamos con Álvaro Ramos apoyando la candidatura de Alberto Volonté”, recordó. Fue diputado acompañando a Jorge Larrañaga, y en esta última elección refundaron el Movimiento por la Patria. Se presentaron en las elecciones internas y obtuvieron una banca en senadores y dos en diputados, manteniéndose en coordinación con Alianza Nacional.
“Siempre trabajé en todo Montevideo, es una pasión que tengo y lo recorro mucho, conozco su gente, su realidad, su vida social y cultural”, expresó el legislador.