La Dinali impulsa una estrategia para reducir el reingreso a las cárceles en Uruguay a través de posicionarse como “escuela de democracia”, abrir circuitos laborales, culturales, sociales, religiosos y ampliar pasantías y empleo protegido. Con presupuesto otorgado y nuevas convocatorias al sector privado, la meta es bajar la situación de calle y la reincidencia en esta administración, explica su director, Luis Parodi.
¿En qué camino está actualmente la Dinali para, con lo que se tiene disponible, reducir el reingreso a las cárceles?
Ayudar entre muchos a que esto se reduzca, porque si no reducimos esto la seguridad no tiene solución. Lo que estamos tratando de hacer con lo que tenemos es, primero, posicionar a la Dinali como escuela de democracia, en el sentido en que nos parece un elemento central a poner sobre la mesa. La democracia en sí misma es sanadora, es pedagógica y educativa. Es una herramienta muy poderosa a la hora de la circulación social que pretendemos.
Por otro lado, queremos transformar a la Dinali en algo laboral, cultural, social y religioso, es decir que la dirección arma circuitos democráticos con quienes estén en el contexto, como marxistas, comunistas, musulmanes, católicos, protestantes, es decir una diversidad real de personas y creencias.
En lo laboral, más específicamente, tenemos cuatro líneas de trabajo que se están implementando lentamente. Una tiene que ver con las pasantías y el trabajo protegido, que debemos mejorarlo, aumentar estas experiencias en un 30% y 40%. El Parlamento tomará a alguien, OSE también se abrirá más, así como AFE y la Intendencia de Montevideo. Lo nuevo es que las pasantías son de dos años, pero queremos hacer una estrategia para que el último año trabajemos todos para organizar con ellos que puedan salir de la organización y se sumen a otras.
Ideológicamente, la gente funciona en instituciones, no tiene otra chance. Entonces tenemos que ver cómo hacemos para mejorar la circulación social, vivienda, trabajo y demás.
Por otra parte, fomentar los emprendimientos individuales o colectivos, que tenemos cierto dinero para hacerlo, por ejemplo, si viene alguien y nos indica que desea tener un proyecto laboral propio, poder ayudar y dar seguimiento.
La tercera es la red de oportunidades, es decir, retomar el camino de las empresas, que en eso estamos lentamente, ver qué posibilidades tenemos de colocación laboral pura y dura. Por último, si se reglamenta la ley, nos permitiría salir a buscar trabajo en las pequeñas empresas.
A su vez, estamos armando un teatro, una biblioteca, para que la Dinali en sí misma sea una circulación social. También contamos con cuatro emprendimientos institucionales: herrería, textil, carpintería y cocina (panes y bizcochos). Esto significa que las personas ganan un salario para trabajar, pero además se preparan para poner un emprendimiento propio en el futuro.
El plan es que el Estado nos compre alguno de los materiales que se fabrican y generar un círculo virtuoso en el propio Estado. Podemos hacer uniformes para trabajadores, pan para el INDA, Inisa, sanatorios.
¿Presupuestalmente cómo se encuentran?
Estamos bien, nos dieron el presupuesto que pedimos, en un gesto que nos dejó muy contentos, incluso todos los partidos indicaron que era poco dinero el que habíamos pedido. A su vez tenemos una línea de donaciones que puede llegar a funcionar para apoyar alguno de los proyectos.
¿Qué papel juegan las organizaciones sociales y las empresas privadas?
Estamos tratando de convencerlas de que se sumen en lo que sea, puede ser desde usar la Dinali como centro de operación o reuniones, hasta que puedan colaborar con nosotros. Las organizaciones sociales pueden instalarse aquí, ya sea en proyectos, talleres o lo que fuere. Nos interesa que haya movimiento social en sí mismo. Hay algunas organizaciones sociales que están viniendo. Por ejemplo, Abriendo Puertas tiene un proyecto textil que lo está llevando a cabo en nuestro edificio.
Tenemos un espacio a disposición que está abierto a ser un lugar para generar más educación y formación. Contamos con una peluquería a la que vienen personas de refugios a cortarse el pelo. Necesitamos estar juntos, por eso es interesante el término democracia, porque implica que todos quienes vengan tengan un lugar para hacer. Las únicas condiciones que se deben cumplir es que no sometan ni humillen a nadie.
Recientemente se hizo un llamado a las cámaras empresariales para sumarlos a proyectos laborales con los liberados. Queremos volver a tener una comisión de apoyo como ya hubo, invitaremos a empresarios para ver qué podemos mejorar.
¿Cuál es la visión de la Dinali respecto a hogares como el Cardoner?
Creo que la mayoría de los liberados necesitan estar en lugares estables, donde puedan hacer su vida, pero con una meta o proyecto. La mayoría de la población que sale de la cárcel necesita un lugar de 24 horas con actividades y experiencias como la de Cardoner, o como la de Nueva Vida en Las Piedras, son cosas vitales. Se pueden discutir ideologías o formas de ver, pero en realidad la necesidad de un lugar de vida es imprescindible.
¿El Mides es quien deriva al hogar o ustedes participan en la realización de informes para los ingresos?
Por el momento solo lo hace el Mides. Estamos discutiendo este tema, porque pienso que deberíamos tener participación en esos procesos. Lo que sucede es que no son personas únicamente que pasan por liberados, sino que alguna va desde refugios, entonces le Ministerio tiene la información. En mi caso, aspiro a que en un tiempo esto pase a ser en conjunto. Sin ninguna pretensión de abarcarlos a todos, cuanto más iniciativa haya, mejor.
La Asociación Cristiana de Católicos funciona muy bien con nosotros y ellos tienen sus propios dispositivos, toman a las personas, las llevan a trabajar, les hacen seguimiento y nosotros ponemos el local para que se reúnan. El acompañamiento debe ser en proyectos y no tan individualizado, es decir, acompañar a la persona, pero en un proyecto acordado como norte. No es una terapia psicológica individual, para eso contamos con un psicólogo que los atiende.
¿Al finalizar la administración qué quisieran lograr?
Deberíamos fijarnos, razonablemente, disminuir el número de liberados que están sin nada, bajar la situación de calle. Primero se deben fijar las metas y ver cómo nos va luego, no solo como un tema de propagando política, sino evaluar qué hicimos y qué no hicimos. También se deben bajar los niveles de reincidencia, aunque implica muchos actores. Si nos va mal, se debe explicar por qué nos fue mal, dar a conocer qué no se hizo bien. El fracaso también es una fuente de aprendizaje y creo que todos podemos decir que tenemos problemas, por lo tanto, tratemos de resolverlos entre todos también.




















































