El 5 de octubre de 2025, moría en Buenos Aires Miguel Ángel Espeche Gil, a los 93 años.
Su ausencia es devastadora en muchos sentidos. Es que no solo lo hemos perdido quienes tuvimos el privilegio de compartir parte de su vida, sino también lo perdió nuestra patria, la Argentina, nuestra patria grande Latinoamérica y la humanidad toda. Créanme, a todos nos obsequió su ilustración y su bonhomía.
Comencé a trabajar con él en el año 2005, cuando se puso en marcha, en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, la cátedra Libre de Deuda Pública Externa. Fueron tiempos en que convivíamos en nuestra tierra con el drama de una profunda y dramática crisis económica y el entusiasmo de contar con un pronunciamiento judicial único en el mundo, como fue la declaración de ilicitud de la deuda externa argentina, generada en los oscuros años de la dictadura militar (1976-1983).
Los mejores especialistas con que contábamos se dieron cita en la cátedra, entregando sus conocimientos y experiencia ad honorem a distintas camadas de estudiantes de abogacía, para formarlos e ilustrarlos acerca del drama que experimentaron los pueblos que cayeron en las garras de la usura. Sabíamos que de ese semillero saldrían futuros jefes de Estado, funcionarios, dirigentes.
Las penurias que atravesaba nuestro pueblo están vigentes. Del mismo modo el flagelo de la deuda azotó a todo el llamado Tercer Mundo.
Con su vasta experiencia jurídica e ilustración, el Dr. Espeche elaboró la tesis de la ilicitud del alza unilateral de los intereses en los contratos de deuda y presentó en 1989 en el Congreso del Instituto Hispano-Luso-Americano de Derecho Internacional una ponencia hoy denominada universalmente “Doctrina Espeche”. En dicho trabajo propuso recomendar “a los gobiernos que promuevan, a través de los órganos u organismos internacionales competentes, la solicitud de una opinión consultiva a la Corte Internacional de Justicia acerca de la licitud o ilicitud del alza unilateral e ilimitada de las tasas de interés de la deuda externa y si tal alza es compatible con el nuevo orden económico internacional, y en particular con el ejercicio del derecho al desarrollo que la Declaración de la Asamblea General de las Naciones Unidas del 4 de diciembre de 1986 reconoce expresamente a los Estados”.
La ley italiana nro.209 del 28 de julio de 2000 condice con la Doctrina Espeche, pues dispuso “requerir a la Corte Internacional de Justicia de la Haya su parecer sobre la coherencia entre las reglas internacionales que regulan la deuda externa de los países en vías de desarrollo y el cuadro de los principios generales del derecho y de los derechos humanos y de los pueblos”.
El Dr. Espeche fue incansable, entusiasta como pocos y su motor era la fe en Dios. En 2009, fue designado asesor ante la Justicia Federal, en la causa 9147/98, junto a otros profesionales, suscribiendo el pedido de nulidad de la deuda espuria investigada en la causa 7723/98.
Su prestigio como jurista, el ser propuesto reiteradamente como premio Nóbel de la paz por su labor en beneficio de los pueblos, el ser declarado ciudadano ilustre de la Ciudad de Buenos Aires exterioriza en parte el reconocimiento a su grandeza humana y su patriotismo. Los que lo conocimos sabemos de su generosidad y su naturaleza luminosa.
Vivía y enseñaba con su manera de vivir, era austero, generoso, humilde y bondadoso. En suma, un caballero que predicaba a Jesucristo, ejerciendo sus virtudes.
Irrepetible, difícil de igualar, la patria y la humanidad te dan las gracias por todo, Miguel Ángel Espeche Gil.
Que tengas buen viaje.
Graciela H. González
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