En el marco de la conmemoración de los 120 años de relaciones diplomáticas entre Panamá y Uruguay, la Embajada de Panamá en Uruguay organizó la conferencia “Panamá, el Canal y la Geopolítica”, dictada por el Dr. Omar Jaén Suárez, historiador, geógrafo y diplomático panameño, quien participó como negociador de los Tratados del Canal de Panamá.
El evento, realizado en el Palacio Legislativo, abordó los aspectos históricos y geopolíticos relacionados con la recuperación del canal por parte de Panamá. Esta conferencia se da en un contexto en el que el presidente Donald Trump ha señalado que Estados Unidos debe recuperar el control del canal debido a inversiones chinas que se han realizado en él. La agenda internacional actual de la administración Trump tiene como eje el tema de los aranceles, la situación en Gaza y la guerra en Ucrania. Pero una vez que estos conflictos estén despejados, Trump podría poner como su primer punto a escala internacional recuperar el canal, lo cual preocupa a las autoridades panameñas. El canal de Panamá sigue siendo un eje estratégico del comercio marítimo mundial, manejando cerca del 6% del comercio global.
La historia del Canal
El Canal de Panamá fue inaugurado el 15 de agosto de 1914, tras una década de construcción liderada por Estados Unidos (1904-1914). Sin embargo, el proceso de creación comenzó antes, con intentos previos por parte de Francia en la década de 1880, liderados por Ferdinand de Lesseps, que fracasaron debido a dificultades técnicas, enfermedades tropicales y problemas financieros. La construcción efectiva bajo control estadounidense inició tras la independencia de Panamá de Colombia en 1903 y la firma del Tratado Hay-Bunau Varilla, que otorgó a Estados Unidos los derechos para construir y operar el canal.
A su vez, se otorgó a EE. UU el control perpetuo sobre el canal de Panamá y la Zona del Canal, un área de 10 millas de ancho alrededor de la vía acuática. Panamá cedió soberanía en esta zona, lo que generó un sentimiento de injusticia nacionalista a lo largo del siglo XX.
En enero de 1964, los enfrentamientos conocidos como el “Día de los Mártires” surgieron tras el intento de estudiantes panameños de izar su bandera en la Zona del Canal, lo que resultó en una represión violenta por parte de fuerzas estadounidenses, dejando más de 20 muertos.
En respuesta, el presidente Roberto Chiari tomó la decisión histórica de romper relaciones diplomáticas con Estados Unidos, un hecho único en el continente. Entre 1964 y 1967 y tras la ruptura, se iniciaron conversaciones para revisar el tratado de 1903. Sin embargo, Estados Unidos no estaba dispuesto a abrogar los tratados perpetuos ni a ceder el control total.
Las negociaciones culminaron bajo el liderazgo del general Omar Torrijos en Panamá y el presidente Jimmy Carter en Estados Unidos. En 1977, se firmaron los Tratados Torrijos-Carter, que establecieron la abrogación (supresión o anulación total de una ley, código o norma) del tratado de 1903 y la eliminación de la perpetuidad, la transferencia gradual del canal y la Zona del Canal a Panamá, completada el 31 de diciembre de 1999 y la retirada de las bases militares estadounidenses.
El comienzo de las negociaciones
El historiador, geógrafo y diplomático Jaén Suárez destacó en su conferencia el papel crucial de la decisión del presidente panameño Roberto Chiari de romper relaciones diplomáticas con Estados Unidos en 1964, un hecho sin precedentes en el continente. “Es el único país que lo ha hecho en todo el continente, ningún otro ha roto con Estados Unidos. Estados Unidos rompió con Cuba, Cuba no rompió con Estados Unidos”, señaló. Este acto, según el diplomático, marcó un punto de inflexión en las negociaciones, a pesar de que Panamá, un país con un territorio que estaba parcialmente ocupado por 10.000 soldados estadounidenses en 14 bases militares, enfrentaba un contexto de desventaja.
El conferenciante explicó que la decisión de Chiari, un empresario azucarero con intereses comerciales en Estados Unidos, evitó una reacción inmediata de invasión por parte del presidente Lyndon B. Johnson, a pesar de las recomendaciones de sus asesores. “Al presidente Johnson, sus asesores le decían: ‘Es un paisito que es la cuarta parte de Chicago, acabe con ellos’”, afirmó Jaén Suárez, quien tuvo acceso a documentos clasificados que respaldan esta afirmación.
Tras varios meses de negociaciones, Panamá logró que Estados Unidos aceptara sentarse a dialogar, aunque inicialmente de manera ambigua. “Ellos no habían decidido abrogar los tratados anteriores y celebrar unos nuevos tratados con Panamá. Era como distracción. Vamos a ganar tiempo, vamos a distraer”, relató. No fue hasta el gobierno siguiente, con la intervención de un canciller paraguayo, que Estados Unidos accedió a negociar de manera seria, lo que llevó a la abrogación de los tratados perpetuos y a la entrega del canal a Panamá.
“Tuvimos 13 años para llegar a la conclusión. Y la conclusión se logró, porque el gran capital de los Estados Unidos, encabezado por Rockefeller y todo el gran capitalismo de Nueva York, decidió que había que resolver el problema del canal de Panamá”, dijo Jaén Suárez. No obstante, como un primer obstáculo estaba la negociación con los militares norteamericanos, ya que “a los militares no les gusta abandonar el sitio que ocupan. Se instalaron allí y no les gusta que los echen”.
Jaén Suárez, quien negoció con militares estadounidenses, describió las dificultades de acordar la devolución de las bases militares y el traspaso de tierras. “Integré durante tres años un grupo de negociadores y nuestras contrapartes eran militares. Eran generales, coroneles. Nosotros negociábamos en Panamá y en Washington nos mandaban al Pentágono, a la oficina del jefe de Estado Mayor conjunto, o sea en el centro neurálgico de poder”, recuerda.
“Lograr cada desafección de tierra era una lucha, por toda la argumentación que había que dar. El hecho de que los militares aceptaran el concepto general fue fundamental, porque sin eso no hubiera un avance”, afirmó. A pesar de la resistencia de los altos mandos militares de Estados Unidos, el apoyo del gran capital estadounidense, liderado por figuras como Rockefeller, y la decisión del presidente Jimmy Carter de priorizar la resolución del conflicto fueron “determinantes”.
John Wayne consiguió los votos
Solucionado el tema con los militares norteamericanos, el proceso de ratificación de los tratados en el Senado de Estados Unidos enfrentó una fuerte oposición, ya que solo el 20% de los electores apoyaba los acuerdos. Y se necesitaban dos tercios del Senado, votos que los demócratas no tenían, por lo cual serían los republicanos los que debían completar esa mayoría.
“El presidente Carter personalmente se dedicó a promover la ratificación de los tratados, mediante toda clase de acciones”, explicó Jaén Suárez. Un episodio destacado fue la intervención del mítico actor John Wayne, un republicano conservador, quien ayudó a convencer a senadores de su partido.
Sobre este episodio, el diplomático panameño recuerda: “Carter tuvo que recurrir hasta un actor de Hollywood, John Wayne, que era un ídolo de Estados Unidos, para que tratara de convencer a los senadores de su partido. Wayne era un republicano recalcitrante. Yo recuerdo que quería ir a Washington, pero Carter le dijo que no”, que buscará los apoyos desde su casa en California.
“Entonces yo fui con un amigo, para ayudar a John Wayne a convencer a los senadores republicanos. ¿Cuál era nuestra misión? Decirles que el tratado le convenía a Estados Unidos. Ellos querían oír ese discurso, que Estados Unidos no pierde nada. O sea, era una misión casi imposible. Y se logró. El presidente Carter en sus memorias lo dice. John Wayne consiguió tres votos y la ley pasó por dos votos. Estuvimos con John Wayne un mes ayudándolo a que llamara a sus correligionarios. Recuerdo que lo insultaban, le decían horrores, pero al final logró tres votos, de los cuales uno fue decisivo”, señaló Jaén Suárez.
El diplomático resaltó durante todo este proceso de la importancia de la solidaridad latinoamericana y de una diplomacia “extremadamente fina” para lograr resultados con Estados Unidos. “La solidaridad América Latina fue, por supuesto, fundamental, pero al final se decide allá adentro”, afirmó. En un contexto en el que Panamá, con cuatro millones de habitantes y sin ejército, no tenía capacidad de confrontación, Jaén Suárez enfatizó la necesidad de la prudencia: “Lo mejor siempre es la prudencia, si no miren lo que ha pasado en estos días en Washington. Uno tiene que esperar y mantener la cabeza lo más bajo posible”.