La economía mundial enfrenta una nueva sacudida. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció que a partir del 1º de agosto entrarán en vigor los aranceles unilaterales que su administración había suspendido hace casi tres meses.
La tregua de 90 días, proclamada el pasado 9 de abril para negociar acuerdos bilaterales favorables a la política proteccionista de la Casa Blanca, expira este miércoles sin avances significativos.
De los múltiples socios comerciales afectados, solo dos países –Reino Unido y Vietnam– lograron cerrar acuerdos formales, mientras que con China persiste una tregua frágil y sin definición. México y Canadá continúan exentos de estas tarifas, al menos por ahora, dado su estatus dentro del renovado T-MEC, pero la incertidumbre se extiende al resto del mundo.
El domingo por la noche, Trump encendió aún más la alarma global al anunciar que este lunes comenzarían a enviarse cartas a 10 o 12 países, comunicándoles las nuevas tarifas o los acuerdos alcanzados. La información, imprecisa como ha sido habitual en su estilo comunicacional, fue ampliada por su secretario de Comercio, Howard Lutnick, quien confirmó que los aranceles comenzarán a regir el 1º de agosto.
Impacto global
El retorno de esta política arancelaria –con aumentos que van de un 10-20% hasta un 60-70% según Trump– supone un golpe directo a la estabilidad comercial global. La Unión Europea, que desde abril intenta negociar condiciones para evitar los nuevos gravámenes, se encuentra en un punto crítico. Si bien en las últimas semanas se registraron avances diplomáticos, el tiempo se agota y los mercados reaccionan con cautela ante la amenaza de una guerra comercial que podría escalar rápidamente.
Economistas de diversas corrientes coinciden en que los aranceles no solo encarecerán productos importados en Estados Unidos, sino que afectarán exportaciones norteamericanas por las represalias previsibles, reduciendo su competitividad global. En abril, el primer anuncio unilateral generó caídas bursátiles históricas, presionando a Trump a moderar su postura. Hoy, sin embargo, parece decidido a profundizar su estrategia, en sintonía con su discurso electoralista de “America first”.
Un 10% de aranceles adicional a los países que se alineen con los Brics
Además, el presidente Donald Trump amenazó con imponer un arancel adicional del 10% a cualquier país que se alinee con las políticas “antiestadounidenses” de los Brics. El mensaje, publicado en su red Truth, llegó pocas horas después de la primera jornada de la cumbre del bloque en Río de Janeiro, donde los 11 países miembros –que representan el 40% del PIB mundial– criticaron sin mencionarlo directamente la guerra arancelaria impulsada por Washington. La respuesta no tardó: el presidente brasileño y anfitrión de la cumbre, Luiz Inácio Lula da Silva, rechazó el tono imperial de Trump y afirmó que “el mundo cambió” y que los países Brics son soberanos, advirtiendo que podrían responder con sus propios aranceles si la amenaza se concreta.
Mientras tanto, China declaró que el uso de aranceles “no beneficia a nadie” y Rusia, a través del Kremlin, enfatizó que la cooperación de los Brics “nunca ha estado ni estará dirigida contra terceros países”. Para Lula, el ataque frontal de Trump demuestra que los Brics “están incomodando”, y defendió la idea de que el bloque avance hacia transacciones comerciales sin depender del dólar, aunque sin unificar aún una moneda propia. La expansión del bloque y su creciente influencia global tensionan el liderazgo estadounidense, en un momento de reconfiguración geopolítica en el que, según Lula, “solo los BRICS pueden salvar el multilateralismo”. Mientras tanto, la amenaza arancelaria de Trump suma incertidumbre a una economía mundial que ya enfrenta múltiples focos de inestabilidad.
Una negociación a contrarreloj
El mandatario estadounidense insiste en la urgencia de estos acuerdos. El viernes, durante un acto en Michigan, afirmó que su equipo enviaría la primera tanda de cartas con las decisiones arancelarias definitivas, sin especificar países ni productos afectados. “La paciencia se acaba, necesitamos acuerdos justos”, declaró, ante un auditorio enfervorizado.
Entre los socios más preocupados figuran Alemania, Francia, Corea del Sur y Brasil, cuyos sectores industriales y exportadores dependen en gran medida del acceso al mercado estadounidense. Las automotrices europeas, en particular, alertaron que un aumento arancelario del 20% o más en vehículos y autopartes generaría caídas masivas de ventas y despidos en cadena.
Incertidumbre como estrategia
Trump parece haber convertido la incertidumbre en su herramienta diplomática preferida. La falta de claridad, los anuncios contradictorios y las amenazas imprecisas mantienen a sus interlocutores en un terreno inestable, forzándolos a negociar bajo presión. El secretario Bessent anticipó que habrá “muchas noticias en las próximas 72 horas”, confirmando el clima de tensión global en la antesala del fin de la tregua.
Para el comercio internacional, el escenario se complejiza en un momento de lenta recuperación económica tras las crisis sucesivas de la pandemia, la guerra en Ucrania y las tensiones en Medio Oriente. La Organización Mundial del Comercio ya alertó que el retorno del proteccionismo podría reducir el crecimiento del comercio global en hasta 1,8 puntos porcentuales en 2025, generando impactos negativos en empleo, consumo y estabilidad macroeconómica.