En un escenario en el que Uruguay crece a niveles moderados, el gran desafío es volver a tasas mayores para financiar las políticas públicas y de esa manera mejorar la calidad de vida de la gente. Así lo dijo a La Mañana el Cr. Marcos Soto, quien detalló los caminos que deberían tomarse para lograrlo. Si bien destacó las señales procrecimiento del gobierno, advirtió que persisten costos internos muy altos. En otro orden, analizó los lineamientos salariales y presupuestales y apuntó a cambios tributarios para mejorar áreas como educación, pobreza infantil e innovación.
¿Qué análisis hace sobre la situación económica actual de cara a la nueva ronda de Consejos de Salarios y la discusión presupuestal?
Uruguay no está ajeno a la realidad económica mundial, tiene un crecimiento leve que viene consolidándose desde hace una década. Como ha manifestado en reiteradas oportunidades el ministro de Economía, Gabriel Oddone, el gran desafío que tiene es encontrar mecanismos para volver a crecer a tasas vigorosas, que superen el 2,5%, el 2,8%. Esta obsesión por el crecimiento no es caprichosa, sino que se basa en que el crecimiento genere mayores niveles de riqueza y de esa manera el país logre solventar diferentes políticas públicas e iniciativas privadas para consolidar el bienestar de la población. Entonces, hoy el gran desafío que tiene Uruguay es encontrar esos canales que impulsen el crecimiento, que nos permitan competir más y mejor en este mundo que se ha mostrado extraordinariamente inestable en este 2025.
¿Cuáles serían los caminos para mejorar el crecimiento?
A la hora de apostar por el crecimiento, tenemos que impulsar el consumo de los hogares, generar las condiciones para que haya más inversión privada y apostar a que el país logre exportar más bienes y servicios. Y cuando comenzamos por este último punto, el gran desafío es incrementar los niveles de productividad y de competitividad que tiene la economía, esto es, producir más con el mismo nivel de recursos productivos. Hoy nos encontramos en una situación de crecimiento magro que es desafiante, no es un escenario que implique urgencias ni que sea recesivo, pero sí que tiene múltiples desafíos. Por supuesto que a uno le gustaría que el crecimiento se diera naturalmente y a tasas vigorosas, pero tampoco estamos en el peor contexto, que sería una crisis. Estamos en un momento donde el Estado tiene la chance de repensar muchos factores para apostar a ese crecimiento.
¿Es viable en el contexto actual que Uruguay logre crecer más? ¿Está bien encaminado con las medidas que se han anunciado días atrás?
Uruguay, como comenté, es una economía pequeña y permeable a lo que suceda en el mundo. Las señales que ha dado el gobierno a veces son mixtas, pero uno apuesta a quedarse con las señales procrecimiento. Ya ha habido un paquete de medidas de facilitación del comercio y de eliminación de una serie de trámites relevantes, y en las últimas horas se realizaron anuncios vinculados al diseño de incentivos fiscales, sobre todo para promover la inversión. Esto último dota de cierta tranquilidad a gente que creía que estos incentivos estaban bajo cuestionamiento o bajo tela de juicio en el gobierno. Luego, tenemos los grandes desafíos de competitividad que no se van a resolver de la noche a la mañana. Uruguay es un país extraordinariamente caro y con costos internos importantes, y la única forma que tenemos de resolver eso —el mundo desarrollado lo ha hecho así— es innovando, incorporando nuevas tecnologías, nuevos procesos. Por ahí pasa otro gran desafío que tiene Uruguay que es cómo lograr transformar políticas de innovación y de investigación en mayores niveles de competitividad.
¿Esto es aplicable a nivel micro?
Totalmente. Cualquier unidad productiva, cualquier empresa debería cuestionarse cómo hace las cosas, si las sigue haciendo igual que hace 20 años o ha incorporado tecnología, nuevos procesos, inteligencia artificial, gestión de datos. Todo ese cúmulo de herramientas generan nuevas formas de hacer y mayores eficiencias. Si todas las unidades productivas a nivel micro lo hicieran e incorporaran mejoras, se produciría un cambio a nivel macro. Pero, de vuelta, esto no va a suceder de la noche a la mañana y por eso la urgencia de que vaya acompañado con otras políticas procrecimiento.
Por otro lado, ¿cómo interpreta los lineamientos del Poder Ejecutivo para la negociación colectiva?
Los lineamientos van en la dirección de intentar flexibilizar los costos salariales, tratando, a la vez, de generar condiciones para moderar lo que comentaba recién de los costos internos de la economía. Por supuesto que los salarios son un costo relevante para cualquier empresa y también son un factor muy sensible porque es el ingreso de los hogares.
¿Podría verse afectado el empleo por estos ajustes salariales? ¿Corren riesgo las empresas en algún aspecto?
No, eso sería un poco temerario. Uruguay ya ha pasado por otros procesos de estas características y los ha sorteado. No hay que ser temerarios en estos temas, hay que caminar con cuidado. En general, los movimientos económicos del país son moderados para todos lados y en toda dirección y eso genera que los efectos también lo sean. Yo no visualizo situaciones de quiebre en ningún ámbito. Por supuesto, puede haber situaciones más complejas que otras, puede haber más o menos dificultades en algunos ámbitos, pero eso no quiere decir que vaya a ser un gran escenario de complejidad. Creo que en general Uruguay termina resolviendo bien estos temas, estos dilemas, que son los mismos que tienen muchas economías. El país logra encontrar mecanismos de acuerdo porque tenemos una sociedad que se comporta de forma madura.
¿Qué valoración hace de los criterios que estableció el gobierno para el Presupuesto Nacional? ¿Qué áreas deberían ser prioritarias a la hora de mejorar la distribución presupuestal?
Por lo que se ha dejado entrever, se avecinan algunos cambios tributarios, en particular, en lo que tiene que ver con el IVA a la introducción de bienes bajo franquicias que no tengan origen o procedencia de Estados Unidos. Recordemos que por el acuerdo del TIFA no es posible poner impuestos en esas operaciones, pero sí el IVA a las franquicias que vengan de otros países, básicamente de China. Se ha propuesto otro cambio tributario en lo que tiene que ver con la renta mobiliaria, esto es, renta financiera de los uruguayos con activos en el exterior. El otro cambio tributario a nivel corporativo es que Uruguay se sumará a la tendencia del impuesto mínimo global, intentando capturar algo de recaudación que de otro modo va a terminar en otra jurisdicción. Entonces, entiendo que hay ajustes tributarios en busca de mayores recursos, habrá que ver las estimaciones de recaudación, pero parecen estar orientados a ello. A uno le gustaría la eliminación de determinados tributos distorsivos como la tasa consular, que recauda en el entorno de los US$ 300 millones. Recordemos que la tasa consular es un impuesto distorsivo en las importaciones en términos generales y esto encarece luego las transacciones a nivel doméstico. Por supuesto que también debería haber un énfasis muy notorio en el cuidado de la adolescencia, hay una problemática relevante en Uruguay que es que cuando los jóvenes que no tienen familia cumplen 18 años, quedan sin una protección particular del Estado, no hay un sistema para que se inserten en la sociedad y hay que resolver eso. Además, como se ha hablado muchas veces, es necesario destinar recursos a la situación de la pobreza infantil. Deberíamos buscar incrementar los niveles de calidad de la educación focalizados en determinados sectores y debería haber una apuesta fuerte en innovación e investigación.