Si Peñarol y Nacional asumen con humildad la realidad del siglo XXI, la situación financiera que no les permitirá jamás llegar a jugar Libertadores con chance, si no les da vergüenza festejar una Sudamericana y entienden que no es premio consuelo cuando no llegás con una constelación de estrellas, entonces ese día podremos verlos ganarla como lo hace Independiente del Valle. Es simplemente una teoría.
Comencé a ver fútbol en los años 60. Peñarol reinaba en lo local e internacional, pero Nacional no se quedaba atrás. Tanto Peñarol como Nacional jugaron 10 de las 12 primeras finales de Libertadores jugadas en los 60 hasta comenzados los 70.
Algunos periodistas de la época y no pocos aficionados decían “claro, los clubes salen campeones del mundo (Peñarol 61 y 66, Nacional 71) pero a nivel de selecciones no pasa nada (eliminados en primera fase en el Mundial de Chile 62, en cuartos en forma polémica en Inglaterra 66 y cuartos en México 70 con sabor a poco en esa época)”. Además, algunos agregaban: “ya no surgen juveniles, el progreso de la ciudad nos dejó sin campitos ni potreros”.
Luego llegaría la década del 70, en donde la crisis llevó a desmantelar los planteles, un éxodo tremendo de futbolistas locales y la imposibilidad de poder contratar estrellas internacionales como en la década anterior. Sin embargo, los juveniles brillaban, siendo subcampeones sudamericanos en el 71 y 74, e imponiendo el record de un tetracampeonato sudamericano sub-20 en los años 75, 77, 79 y 81 con jugadores que harían historia dentro y fuera de fronteras.
Allí, otra vez algunos periodistas y no pocos aficionados dijeron “claro, los juveniles ganan, pero a nivel de clubes no existimos más y la selección mayor fracasa en mundiales (Alemania 74 eliminados en primera fase, o eliminados del Mundial de Argentina 78).
Entonces llegaron los años 80 y los clubes uruguayos jugaron cinco finales de Libertadores ganando cuatro (Nacional en 80 y 88, Peñarol en 82 y 87), además de viajar a Tokio a jugar cuatro finales del mundo de las que ganaron tres (Nacional en 80 y 88, Peñarol en 82), transformando a los clubes uruguayos en los primeros y únicos sudamericanos tricampeones mundiales del siglo XX, hecho que empataría Milán y nadie más.
De nuevo los periodistas quejosos ahora reclamaban que ya no ganábamos en juveniles, y que en los mundiales no salíamos campeones jamás (eliminados para España 82, y en cuartos de finales en México 86 y en Italia 90 con excelentes planteles). La Copa de Oro, torneo de campeones del mundo ganado en enero del 81, ya era historia y ni siquiera las Copas América ganadas en Bahía 83 ante Brasil y en Argentina 87 parecían ser valoradas.
Y llegamos al siglo XXI y las quejas se acentuaron
El triunfo de Independiente del Valle en la Copa Sudamericana despierta una vez más el debate sobre las reales posibilidades de los grandes del Uruguay para cortar esta sequía de copas internacionales que los persigue desde 1989.
Considero que el advenimiento de los sponsors en las camisetas primero, la TV por abonados por otro y el cambio de reglamento insultante de Conmebol que permite ocho clubes argentinos y brasileños contra cuatro de los cuales a veces se los obligan a eliminarse entre los nuestros para que queden dos en grupo de Sudamericana y tres series previas el Libertadores para que no pueda llegar más nadie, salvo algún milagro, todo eso conspira para pensar en repetir lo sucedido en la primera mitad, o sea 30 años, de la historia de la Libertadores y el mundial de clubes.
Por si todo esto fuese poco, lejos de modificarse, se acentuó el hecho que Uruguay tiene apenas tres millones de habitantes y por lo tanto la imposibilidad de recaudar en todos los rubros.
A nivel clubes mundial ya se hizo insostenible y por eso es que hasta los brasileños y argentinos llevan 10 años consecutivos sin ganar la copa de clubes; a veces ni llegan a la final, si llegan pasan pocas veces la mitad de la cancha y si la pasan no hacen un gol. Ese es un hecho que solamente se explica por la ley Bosman que permite que los clubes europeos de élite sean verdaderas selecciones mundiales, por lo que las distancias se hicieron indescontables.
Pero entonces, ¿cómo Independiente del Valle consiguió en los últimos años lo que los nuestros no han podido? No obtuvo la Libertadores, pero sí la Sudamericana y dos veces.
La selección sub-20 ecuatoriana en los Sudamericanos 2017 fue subcampeón detrás de Uruguay, en 2019 fue campeón y en ese Mundial fueron terceros. Independiente ha sido el equipo que más jugadores aportó de manera directa e indirecta a estos logros. En total fueron 14 futbolistas: siete jugaban en el club en el momento de los torneos, cuatro lo hacían en Independiente Juniors –filial que milita en Segunda– y tres en Europa, pero habían salido del club. Desde 2013 Independiente participó en ocho Libertadores y cinco Sudamericanas.
Fundado en 1958, le pusieron el nombre por admirar a Independiente de Avellaneda y querían parecerse.
Para lograrlo, fue necesario la llegada de un hombre: Michell Deller, un empresario ecuatoriano accionista de varias empresas en su país. “El millonario, apoyado de otros inversores, tomó las riendas del club con la idea de ver un negocio viable en el fútbol”, dice la prensa.
En los últimos cuatro años conquistó la Sudamericana 2019, la Libertadores Sub-20 del 2020 y ahora la Sudamericana 2022. Además, fue finalista en la Libertadores 2016 y es al día de hoy el último club que llega a esa instancia sin ser argentino o brasileño.
Una figura importante fue nuestro compatriota Pablo Repetto, hoy DT de Nacional, que fue el director deportivo del proyecto desde 2012 al 2016.
El presupuesto que maneja en juveniles es similar de nuestros grandes. O sea, un millón y medio de dólares anual. Justamente, los resultados han sido muy buenos para los tres y eso se ve en las Libertadores sub-20. Independiente del Valle llegó a las últimas tres finales, perdiendo con Nacional en 2018, ganándole a River argentino en 2020 y perdiendo con Peñarol en 2022.
Objetivos razonables
¿Qué pasa luego? En primer lugar, he sido claro desde hace tiempo en destacar que la Sudamericana es un objetivo razonable para nuestro futbol.
¿Pero cómo Independiente del Valle, con un plantel sin grandes figuras, con algunos argentinos desconocidos por el gran público, gana su segunda sudamericana?
Hoy en día Peñarol navega entre el 4to y 5to puesto de la anual. La duda es si clasificará a la Libertadores o Sudamericana. Para entrar a grupo de Libertadores y asegurarse un mínimo de tres millones por participar debe descontarle siete puntos a Liverpool a falta de cuatro fechas y además hinchar en una posible final entre negriazules y tricolores, por sus rivales de siempre.
Me parece que en su fuero íntimo Peñarol prefiere la Sudamericana. El año pasado hizo una gran campaña, llegó a semifinales, eliminó en el camino a Nacional, y de no ser que tuvo que desprenderse de tres titulares indiscutidos durante la copa que fueron Formiliano en defensa, Canobbio hoy figura en Brasil, finalista de Libertadores y jugador de selección, y nada menos que su goleador de entonces David Terans, que no solo jugó en contra sino lo arruinó con un gol y una asistencia clave en la semifinal, ganando luego la Copa. Ahora también Terans puede ganar la Libertadores junto a Canobbio con Atlético Paranaense.
Creo que Independiente del Valle tiene algunas ventajas. No tiene hinchas y lo que para nuestros grandes creen ser una ventaja, en lo últimos tiempos solamente han dado dolores de cabeza, suspensiones, multas y riesgo de pérdidas de puntos. Sin embargo, los ecuatorianos bailan al compás de su dueño, el millonario ecuatoriano a quien nadie presiona, con el apoyo de diez grandes empresas comerciales locales y cero exigencia. Y cuanta menos exigencia hay, menos locura de gastar en jugadores de sospechoso presente en cuanto a rendimiento y una tranquilidad de que con esa base de la cantera y pequeños retoques se puede pelear.
Insisto, ya no más Libertadores, pero sí en la Sudamericana. Peñarol perdiendo sus figuras y Nacional dejando pasar una oportunidad de liquidar a Goianense de local, pudieron llegar a finales, mano a mano, contra equipos que los superan en 3 o 4 a 1 en valor plantel, cifra que ya dije es peleable cada tanto. No siempre pero cada tanto.
Sin presión alguna, con un “FIorentino Perez” local, Independiente del Valle se divierte en la Sudamericana, en las Libertadores sub-20, y genera valores a sus selecciones y se luce.
No olvidemos que Independiente del Valle pasó sin pena ni gloria en esta Libertadores, quedando 3ero en su grupo y pasando a la Sudamericana en donde enseguida se transformó en uno de sus candidatos.
Independiente del Valle juega una final de Sudamericana con la humildad de los que saben que deben agradecer a la vida la oportunidad.
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