Socióloga, docente e investigadora con énfasis profesional en desarrollo de proyectos y planificación estratégica, Carmen Álvarez es una comunicadora bilingüe con más de 20 años de experiencia en prensa, radio y televisión. Colaboradora, redactora y editora en revistas, periódicos y el sector editorial en general, fue editora del magazín online Women in Move. Es fundadora de Amigos del Patrimonio, colectivo que trabaja en la defensa, jerarquización y puesta en valor de edificaciones patrimoniales, así como editora del boletín bimestral online Acervo, con temática patrimonial en sentido amplio. Es integrante de la Comisión de Cultura del Club Uruguay.
Para empezar, hablemos de tus orígenes y formación.
Mi mamá era italiana y, por lo tanto, yo tengo una gran influencia de esa cultura en mi vida, el amor al arte, a la gastronomía mediterránea. De formación soy socióloga por preferencia, ya que siempre me gustó el conocimiento y, por tanto, saber cómo funcionan las sociedades. Por herencia soy comunicadora, ya que mi padre era periodista del diario El Día y columnista de la mítica revista Mundo Uruguayo, así que ese espíritu periodístico siempre se respiró en mi casa. Por otro lado, mi madre siempre estuvo determinada a que yo estudiara inglés, cuando todavía no tenía la importancia de lengua franca que tiene ahora. Y yo siempre digo que saber inglés determinó mi estilo de vida. Si hubiera estudiado otra profesión mi vida podía haber sido parecida, pero dominar el inglés hizo la diferencia, definió la forma de comunicarme, de hacer amistades, de viajar, de ampliar definitivamente mis horizontes y abrir todas las puertas.
¿Quiénes fueron tus referentes?
Yo soy una persona que ama el conocimiento y siempre estoy leyendo. Mis referentes son los hacedores de la cultura universal afines a mi pensamiento, tanto sean historiadores, filósofos, escritores, economistas, pensadores en general. Por supuesto, por mi actividad actual se han agregado últimamente los referentes en el campo de la arquitectura e historia de edificaciones patrimoniales. Amo leer biografías, también, porque creo que las historias de vida enseñan mucho sobre la saga humana. En este momento estoy leyendo un libro maravilloso, El Danubio, del escritor italiano Claudio Magris, un apasionante viaje en la geografía y en el tiempo de las ciudades a la orilla de ese largo río que atraviesa varios países de Europa central.
¿Cómo y cuándo aparece esa vocación por el tema patrimonial?
Vivir desde siempre en el Palacio Salvo fue determinante. Esa vocación no aparece, siempre estuvo, solo que ahora lo materialicé en acciones concretas.
¿Cómo se te ocurrió la idea de fundar una asociación como Amigos del Patrimonio?
Amigos del Patrimonio surge como una necesidad de poner al patrimonio en la faz pública, de visibilizarlo. Queríamos crear conciencia de su situación y cambiar el paradigma dominante que repite desde siempre, como un dogma, que las sustituciones son aceptables o positivas para la economía del país. Eso no es así, hay otras formas de construir respetando el patrimonio, defendiendo la sostenibilidad, la identidad y nuestra historia, que es diversa y que se ha visto reflejada siempre en la arquitectura de nuestras ciudades.
Dentro de los objetivos de Amigos del Patrimonio se especifica: conservación, restauración y puesta en valor; promover el reconocimiento, la salvaguarda y la recuperación del patrimonio arquitectónico y urbanístico del Uruguay. ¿Podrías ampliar o ejemplificar estos conceptos fundacionales? ¿Es un movimiento a nivel de todo el territorio nacional? ¿Tienes un análisis de quienes integran Amigos… por rango etario o profesional o por lugar de residencia, por ejemplo?
Somos un colectivo multidisciplinario integrado por gente que vive, trabaja, invierte o tiene una historia de vida en lugares patrimoniales, o sea, gente que realmente está interesada en el tema de la salvaguarda de las edificaciones antiguas. No es un grupo de ocasión, sino que estamos aquí para quedarnos. No actuamos por reacción, sino que tenemos un sólido plan de trabajo a mediano y largo plazo.
Muchos de nuestros integrantes son extranjeros que viven en Uruguay y tienen una sensibilidad y una preferencia muy grande hacia los lugares patrimoniales, y hay también uruguayos en el exterior que nos están ayudando a formar un networking fundamental de información, de conocimiento, de intercambio y de experiencias que van a aportar mucho a corto plazo.
Tenemos claro que para lograr los objetivos propuestos hay que seguir ciertos pasos. Para valorar el patrimonio primero hay que conocerlo y por eso la difusión de lo que tenemos es fundamental. A eso apuntan las visitas a lugares, muchas veces inéditos, que hemos venido organizando desde nuestro inicio.
Luego, su conservación pasa muchas veces por la restauración y por eso en nuestro colectivo hay muchos expertos dedicados al tema. Por último, su puesta en valor se relaciona con las inversiones. Este paso es el más importante si queremos lograr una solución de fondo a la problemática de la demolición del patrimonio. Lo que debemos hacer es incentivar la inversión en la conservación de las edificaciones, que se las mejore y se las dedique a diversos destinos, como ya se está haciendo en varios casos, pero esos ejemplos queremos multiplicarlos. No estamos en contra del progreso, hay muchos lugares en esta ciudad donde se puede seguir construyendo cosas nuevas, pero no creemos que eso deba hacerse a costa de la destrucción de un patrimonio que una vez que se pierde no se puede recuperar nunca más.
¿Con qué organismos del Estado, facultades, embajadas, empresas, organizaciones del tercer sector, tanto a nivel nacional como internacional, se han contactado y qué resultados han obtenido?
Con todos los que tengan que ver con el tema. La Comisión de Patrimonio, el Ministerio de Vivienda, las Intendencias, las Juntas Departamentales, las Alcaldías. Este año organizamos con la Facultad de Arquitectura de la Universidad ORT y el arquitecto Eliseo Cabrera, un taller sobre sostenibilidad y patrimonio, en el cual emitimos un manifiesto denominado Herencia viva.
También con las embajadas. Justamente este año comenzamos un ciclo de visitas a embajadas ya que la mayoría de ellas tienen su sede en edificaciones patrimoniales. Ya visitamos las Embajadas de Armenia y de Paraguay.
Nuestro método siempre es dialogar. En este momento queremos aportar al cambio de la Ley de Vivienda Promovida que impulsa el gobierno, justamente con propuestas que tengan que ver con incentivos de varios tipos a las personas que quieren conservar sus viviendas antiguas y que no quieren desprenderse de ellas, aunque no pueden mantenerlas. También promovemos ante el Ministerio de Vivienda que se use el enorme portfolio de casas que ya existen en toda la ciudad para contribuir al plan nacional de viviendas y que los uruguayos puedan finalmente tener una vivienda propia y digna. Para ello hay que tener la voluntad política de conservarlas y restaurarlas y armar un plan nacional. No quiero dejar de mencionar un caso puntual: el reciclaje de la casa José E. Rodó en la calle Treinta y Tres y Buenos Aires (Ciudad Vieja), inscripta en el Proyecto Piloto de Recuperación de Inmuebles Degradados en Áreas Centrales a través de Alquiler Público, para mí un caso paradigmático que puede servir como ejemplo para aplicar a muchos otros.
Relacionado con lo anterior, te hemos visto por Catar buscando inversores. ¿Buscabas para Montevideo o a nivel nacional? ¿Qué les ofrecías para que vinieran a invertir? ¿Qué y quién respaldaba esta iniciativa?
A Catar fui invitada a participar del Doha Forum, cuyo tema fue “The innovative imperative”, una fantástica instancia donde se reúnen líderes del sector público y privado de todo el mundo a debatir iniciativas, pero también a conocerse y hacer networking. Fue una semana sumamente productiva. Los inversores los busco todo el tiempo. Con ese fin, por ejemplo, Amigos del Patrimonio está diseñando el primer portal donde se listarán todas las casas y edificios vacíos (no ocupados), tanto a la venta, en alquiler o abandonados que existen en Montevideo y donde un eventual inversor puede encontrar información relevante para decidirse a invertir en lugares patrimoniales en vez de hacerlo en la construcción de viviendas nuevas. En las próximas semanas lo estaremos inaugurando y difundiendo, en nuestro país y en el mundo.
Hay propietarios que no pueden mantener sus patrimonios y solo les interesa venderlos para tener un respaldo económico. El grado de protección, a veces, les provoca un disgusto por el desasosiego económico al que se enfrentan. ¿Cómo actuar en esos casos? Los dineros públicos no alcanzarían para comprar todos los bienes en malas condiciones. ¿Entonces qué hacer? Muchas veces los bienes deshabitados son problemáticos para los vecinos. ¿Hay un protocolo vigente al respecto?
Nuestro colectivo es totalmente multidisciplinario, con personas de varias profesiones y actividades. Ellos en sí mismos representan a mucha gente. Y quiero decirte que has dado en el clavo. Como tenemos claro que, efectivamente, el Estado no puede hacerse cargo del salvataje directo de las edificaciones patrimoniales, entonces debemos recurrir a otros incentivos y a la inversión privada, donde sí el Estado debe coadyuvar a crear las condiciones para que ello se pueda llevar a cabo y no debe poner trabas burocráticas o realizar intervenciones innecesarias. A veces, solo colaborando en gestiones focalizadas y con expresa voluntad política se avanza enormemente.
Vives en el Palacio Salvo. Además de su historia, muchos referentes culturales vivieron en él. ¿Fue casualidad o lo elegiste por alguna razón? ¿Cómo es vivir allí?
Toda la vida. Salgo de mi edificio y todos los días doy gracias por vivir en Plaza Independencia, rodeada de patrimonio, en la entrada a la maravillosa Ciudad Vieja, y con toda la cultura cerca: teatros, museos, galerías de arte, etcétera. El Palacio Salvo es un edificio pronto a cumplir 100 años, obra del arquitecto italiano Mario Palanti que tiene un mellizo en la Avenida de Mayo de Buenos Aires. En ambos edificios Palanti puso a prueba ingenio, creatividad, genio y gran oficio técnico. Resultó un producto único y admirado por todos.
Para finalizar, unas preguntas obvias, pero bastante comunes que se hace la gente. ¿Por qué y para qué es necesario mantener nuestra identidad patrimonial? ¿Por qué mantener edificios viejos, que se caen a pedazos y son nidos de ratas y hasta de pastabaseros? ¿Y si mantenemos las fachadas y transformamos esos edificios de otras épocas en edificios nuevos con viviendas de bajo costo para la gente que las necesita?
Justamente, los reciclajes o restauraciones muchas veces apuntan a eso. Hoy en día es casi imposible mantener una casa con el mismo objetivo y destino para el que fue creada. De hecho, las más conocidas (el Palacio Taranco, el Palacio Buxareo, la residencia Vaeza Ocampo, la casa Towers, etcétera) sirven con otras funciones que las de antaño. Hay muchos modelos de conservación, pero los destinos pueden ser infinitos y a eso apuntamos. Lo importante es mantener la identidad, una cierta homogeneidad urbana, tramos coherentes y no imponer construcciones modernas que poco o nada tienen que ver con los entornos originales. El caso de Pocitos es el más dramático de todos los barrios. Su patrimonio está prácticamente exterminado y hoy no se parece en nada a lo que fue el objetivo de su creación. Por ello, desde Amigos del Patrimonio elevamos dos peticiones concretas a las autoridades correspondientes. Una, para declarar patrimonio y que no se retiren ni se mutilen los rieles de los tranvías que aún quedan en algunas calles de ese barrio, muy cerca de la rambla. Y la segunda para declarar tramo patrimonial a Bulevar Artigas en su totalidad (desde la rambla hasta la Plaza Cuba) y que algunas de sus casonas tengan protección grados 3 y 4, de acuerdo con la escala vigente de la Unidad de Patrimonio de la Intendencia de Montevideo. Que fueran aceptadas estas propuestas demostraría que los discursos de los jerarcas cuando alegan públicamente que desean proteger el patrimonio están en concordancia con sus decisiones.
¿Cómo piensa actuar a futuro este colectivo? ¿Tienes en vista actividades que quieras dar a conocer?
Seguiremos desarrollando nuestro plan de trabajo. Las tres próximas actividades con fechas ya fijadas serán una espectacular y única presentación de la experta italiana Giulia Ampollini sobre los palacios genoveses que conforman el Unesco World Heritage, que se desarrollará en el Salón Imperio del Club Uruguay.
En setiembre realizaremos una completa visita a la Casona Mauá, un muy singular edificio histórico, que data de 1870, cuidadosamente reciclado y mantenido y que, como su nombre lo indica, perteneció al vizconde y barón de Mauá, uno de los hombres más ricos del momento.
Y en octubre, mes del Patrimonio, estaremos visitando el Museo Ferrioviario Estación Peñarol algo de nuestro sumo interés, ya que queremos activar la idea de un proyecto para el salvataje de la Estación Central, obra del Ing. italiano Luigi Andreoni y Monumento Histórico Nacional que se halla en estado lamentable de descuido y para lo cual necesitamos un proyecto de inversión armado con la gente que verdaderamente entiende del tema.
Por último, continuaremos con las visitas a embajadas y con presentaciones sobre vida y obra de los arquitectos que hicieron patrimonio, como ya realizamos con el Ing. Luigi Andreoni en el Club Uruguay y con el Arq. Román Fresnedo Siri en el edificio de la UTE.
Mientras tanto, todas nuestras comisiones de trabajo y nuestros expertos siguen en actividad haciendo el seguimiento de nuestras propuestas y formulando otras.
A fin de año, repetiremos la ceremonia de premiación que el año pasado realizamos con gran éxito en el rooftop de El Globo District y en la cual galardonamos a personas o instituciones que estén trabajando por conservar, preservar, restaurar y poner en valor edificaciones patrimoniales. Este año variaremos el lugar y lo daremos a conocer en breve. Siempre rotamos por distintos lugares para que se vayan conociendo distintas locaciones y también afianzando nuestras alianzas estratégicas con aquellas instituciones que tienen objetivos similares.