El bienestar animal está en el centro de la producción de huevos. Son 5000 gallinas creadas desde muy pequeñas en un ambiente natural y con todo el cuidado que requieren.
En el departamento de Canelones, en ruta 7 sobre el km 29,500 (Totoral del Sauce) se encuentra Granja Verde, un establecimiento familiar que produce huevos bajo la modalidad free range que, como dice en su página web, son producidos por “gallinas felices, libres de jaulas, de stress y de sufrimiento”.
Elena Rodríguez, responsable de Granja Verde, dijo a La Mañana que el bienestar animal es la esencia de la producción, con el fin de llegar a un huevo ecológico, que “es distinto al orgánico”.
“Granja Verde es ecológica, con certificación de todo el campo, incluido los árboles de naranjas” que posee en el predio y que conviven con las gallinas. Lo que pasa es que a una escala de 5000 gallinas como posee, “no hay suficiente grano orgánico”, asimismo y para cuidar las características naturales de la granja, “se manda a hacer la ración” sin harinas animales de carne, pescados, sino todo a base a granos, con vitaminas, aminoácidos, calcio, pero “los granos no son los orgánicos ni tienen tal certificación”.
Huevos naturales
La producción de huevos es “totalmente natural”, sin uso de químicos. “Las gallinas se crían junto a los árboles de naranjas y limones”, sueltas y en libertad. “Salen de mañana con el primer rayo solar” y regresan al galpón “cuando ellas quieren”, contó.
La certificación ecológica exige que en el galpón se mantenga la proporción de seis gallinas por metro cuadrado, y también tienen una hectárea de campo para cada galpón de 2000 gallinas.
La granja adquiere los pollitos BB de la raza Lohmann Brown, los que permanecen encerrados los primeros 40 días, ya que “como todo animal pequeño debe tener su cuidado especial”.
Sobre las gallinas Lohmann Brown, Rodríguez destacó su eficiencia: “Yo vendo y vivo de eso, por eso necesitamos una raza eficiente. El pollito se compra en el mercado local, en la granja San Isidro, cuando nacen me traen los pollitos en un camión acondicionado y cuando llegan acá van al galpón donde tienen su lugar calefaccionado”.
Pasados los 40 días empiezan a salir, y “a los cinco o seis meses aparece el primer huevo”. En ese momento “permanece un tiempo encerrada en el galpón para que aprenda a poner en su nido, y una vez que aprenden a hacerlo nunca más en su vida ponen los huevos en otro lugar. Si no las educamos los ponen en cualquier lado, y eso no es posible en una producción como esta”, precisó.
Si fuera una producción para uso familiar, con 10 gallinas, se puede dejar que la gallina haga la postura “donde quiera”, pero cuando es para comercializar como en este caso “se debe llevar un control”. No puede ser que “encontremos huevos en el predio y que no sepamos el tiempo que llevan allí, si estuvieron expuestos al sol o a la humedad”.
La salida al mercado
Como todo, el comienzo de Granja Verde “no fue fácil y costó muchísimo”, pero ahora “las personas están más concientizada sobre la importancia de consumir buenos alimentos, y el huevo lo es. Es una proteína muy completa, lo único que le falta es la vitamina C”.
Actualmente y con el conocimiento sobre lo bueno que es el consumo, “hay muchas dietas a base de huevos, y con el sistema de producción que tenemos acá ofrecemos un producto fresco, del mismo día, o un máximo de tres”.
El tiempo que tiene el producto es importante, porque “la duración con todas sus propiedades es de 28 días, pero en el mercado hay huevos que tienen mucho más, incluso de tres meses o pasaron por cámaras, y todo eso va haciendo perder sus propiedades”.
A diferencia de eso, Granja Verde ofrece un huevo más natural, que respeta los espacios de las aves y que además se consumen muy frescos. Ofrecer todo eso “genera la confianza de la gente, que siempre está invitada a concurrir a la granja para ver el campo y los animales”.
“La mejor publicidad que tenemos es la de los productos que ofrecemos, y el boca a boca nos ha servido mucho más que cualquier otra forma de propaganda, como forma de llegada a la gente”, señaló Rodríguez.
Además “vendemos en mercados de cercanía, como el de Atlántida, donde solo van los productores y el consumidor logra comprar una variedad de productos frescos y muy naturales”.
En cuanto a los precios dijo que por “las circunstancias mundiales, con lo que sucede en Estados Unidos, el huevo común ha subido”, y el de las granjas free range se ha “mantenido estable, por lo que hubo un emparejamiento”.
Bioseguridad
Sobre la amenaza de la gripe aviar, siempre latente en los últimos años, Rodríguez contó que al detectarse la enfermedad en Uruguay el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca le hizo tomar medidas de bioseguridad, cerrando el establecimiento por un mes, lo que cumplió. También vacunó, tal como se exige desde mayo de 2023 en forma obligatoria, pero después de eso las gallinas han vuelto a su vida en libertad y normal.
Respecto a qué medida es mejor como forma prevención de la gripe aviar, consideró que la bioseguridad, lo que incluye el cuidado de quienes visitan el predio: “Esta es una granja a la que pueden venir a visitarla, pero no llegan al establecimiento donde está la gallina, eso lo cuidamos mucho y protegemos el ambiente de las personas y los vehículos”.
Finalmente, consultada sobre cómo impactó la seca de los últimos años en la producción de naranjas, Rodríguez dijo que en ese período se centró en el trabajo con las gallinas, por lo que la producción fue muy baja y algunos árboles murieron.
Ahora se está en un momento de recuperación de los naranjales, pero “todo da mucho trabajo y significa invertir dinero” que no siempre está a disposición, en especial cuando se trata de un emprendimiento familiar.
“Acá trabajo con mi esposo e hijo, pero también contamos con dos empleados, que son necesarios porque no podríamos hacer todo: producir, envasar, repartir, vender”, concluyó.
Granja Verde y el proyecto con de investigación con ANII
Recientemente, Granja Verde y la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII) desarrollaron un proyecto para producir alimento para las gallinas en forma circular. Elena Rodríguez, responsable de la granja, dijo que la iniciativa “dio muy buenos resultados”.
En base a la larva de la mosca soldado negro se creó una proteína de muy buena calidad, pero para escalar en su desarrollo se necesitaba otra infraestructura e inversiones importantes que no se pudieron afrontar. “La idea está latente, viendo cuándo podremos avanzar porque lo hicimos a pequeña escala” como plan piloto, con todos los análisis correspondientes.
La mosca soldado negro genera una larva que se alimenta de las heces de la gallina. En doce días la larva se cría, y se utiliza como alimento para la avicultura, la gallina se alimenta de esa proteína conformándose un proceso circular que favorece al todo el sistema productivo de la granja.