En la página 6 del número anterior de La Mañana, correspondiente al 19 de noviembre, hay un excelente artículo de Bruno Cabrera analizando el porqué de la derrota de la Coalición Republicana y dentro de ella del Partido Nacional, que era y es su sector más numeroso. El autor señala varias causas y además estima que resulta tardía la reflexión interna de los blancos, todo lo cual es absolutamente compartible, pero, modestamente, no ha tenido en cuenta un factor muy importante, cual fue la reforma de la seguridad social. Es cierto que no triunfó la intención de derogarla entre otras cosas porque el Pit-Cnt mezcló las barajas con la eliminación de las AFAP, un disparate que además no iba a ser votado por nadie que tuviera dinero en ellas, pero… le cobraron las cuentas al gobierno luego, en la segunda vuelta.
Véase: no es un secreto para nadie que dicha reforma no contaba con la aprobación de muchos ciudadanos, que no eran necesariamente frentistas pero que miraban con malos ojos la elevación de la edad de jubilación. Esta es una realidad que el FA supo manejar muy bien prometiendo su reforma y la Coalición poco y nada dijo. No importa si subir la edad para retirarse era buena o mala, muchos –miles– no la querían. Y en la política liberal parlamentaria “vox populi es vox Dei” a través del “sagrado” hecho de colocar un sobre en el interior de una urna. Esto que es tan simple los liberales “à outrance” son incapaces de entender. ¿Que es posible que este gobierno no toque la ley? Por supuesto, es posible pero ya ganaron, total la memoria de la gente es frágil como todo el mundo lo sabe.
Por ende, algunos colorados, cabildantes, partidarios del Dr. Salle, votantes de partidos que no lograron ninguna banca y posiblemente muchos que habían votado en blanco o autoanulado su voto en la primera vuelta, que fueron bastantes, hayan apoyado al candidato que prometía no dejar las cosas como estaban en ese tema antes que a su rival.
El hecho de no comprender al votante, especialmente en una sociedad cada día más mediocre por el paupérrimo estado de la enseñanza pública, se cobró su precio. El gran asunto es que no se sabe si lo han comprendido.



















































