El empleo y la mejora del salario siguen siendo algunas de las principales preocupaciones de los uruguayos, de acuerdo con el titular del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS), Juan Castillo. Es por ello por lo que aspira a obtener los recursos para generar las políticas necesarias para fortalecer esta área. En diálogo con La Mañana, el ministro destacó que la cartera se abocará a la reducción de la desocupación y la informalidad, el impulso a la capacitación y la reconversión laboral y el apoyo a los colectivos más vulnerables.
¿Cuáles son las prioridades de su Ministerio para este período de gobierno?
Nuestro compromiso de campaña, y a la postre el objetivo estratégico de nuestra gestión, tiene una serie de prioridades que nos empeñamos en cumplir. A la cabeza está el empleo y la mejora de los salarios más bajos. Siguen siendo ambos una gran preocupación de los uruguayos y tenemos que generar políticas que conduzcan a ello. Por supuesto que no es antojadizo ni depende solo del MTSS, sino también del nivel de articulación que logremos para atraer inversiones extranjeras, defender y dar certezas a la industria nacional, al pequeño y mediano productor, a las mipymes; los acuerdos comerciales con otros bloques o el fortalecimiento de los regionales tales como el Mercosur; el rol de las empresas públicas como motor para el desarrollo y una estrategia de desarrollo productivo que combine a privados y públicos; la formación y capacitación de los trabajadores en una época de acelerados avances y cambios tecnológicos que nos exige estar preparados, solo para mencionar algunas de las prioridades.
¿Cómo encontró la cartera al asumir el cargo? ¿Fue la situación esperada o hubo sorpresas?
Si me das a elegir, hubiera preferido un escenario distinto, pero este es el momento que nos tocó. Tenemos un presupuesto más acotado en lo funcional, con escaso margen de recursos, con menos personal del que se necesita para dar respuestas a más demandas cada día. Es más complejo de lo que esperábamos y con determinadas urgencias y ansiedades, pero, aun así, militamos para alcanzar el gobierno y ahora hay que poner en práctica nuestras ideas, propuestas e iniciativas. No son sorpresas, pero convengamos que no hemos tenido descanso desde que nuestro equipo asumió sus funciones; desde antes incluso, ya que en plena transición el primer golpe bajo fue el retiro de Yasaki del país, cerrando sus dos plantas industriales en Las Piedras y en Colonia. ¡Despidieron a 1200 trabajadores por un “estado de WhatsApp”! Insólito. Y el alto índice de siniestralidad laboral también es preocupante. De inmediato nuestro equipo en la Inspección General del Trabajo lanzó la campaña “Compromiso Nacional por la Vida, la Salud y la Seguridad”, a la que se sumaron la Presidencia de la República, el Banco de Seguros del Estado, las cámaras de la construcción, el Sunca, recorriendo el país, informando sobre los derechos y las obligaciones a los actores sociales. Casi 40.000 accidentes de trabajo y un fallecido cada 10 días es un verdadero flagelo que debemos abatir.
¿Cómo evalúa la situación actual del mercado de trabajo y cuáles son los mayores desafíos en ese sentido?
Los últimos meses han mostrado una caída de la tasa de desempleo y eso es positivo. Se tomó el gobierno con un 8% de desocupación. La cifra reciente publicada por el INE muestra que en agosto el desempleo fue de 7%, y confirma que en los últimos tres meses se viene dando un proceso de baja en la tasa de desempleo, lo cual hay que seguir reforzando. Allí, y vinculado con la segunda parte de tu pregunta, los mayores desafíos pasan por esas grandes heterogeneidades que hay entre diversos grupos. Porque ese 7% es un promedio, entonces, cuando uno compara entre varones y mujeres, ve que la tasa de desocupación de los varones está próxima al 5,5% y la de las mujeres al 8,5%. O cuando se compara entre jóvenes y mayores de 25 años, la tasa de desempleo de los jóvenes cuadriplica a la de los mayores de 25 años. Entonces, los mayores desafíos pasan por acortar esas brechas. No solo en la desocupación, sino también en la informalidad. Hoy la población afro tiene casi un 30% de informalidad, y en cambio en la población no afro la informalidad está en el 20%. Además, hay una gran heterogeneidad territorial, tenemos departamentos donde la informalidad ronda el 20%, mientras que en la frontera con Brasil y algunos departamentos del litoral como Soriano se ubica en el entorno del 40%. Por lo tanto, los desafíos van en un doble sentido: tenemos que bajar la desocupación y la informalidad, pero esa baja debe procesarse acortando las brechas que tenemos entre los distintos grupos de población y a nivel territorial.
¿Qué diagnóstico hace sobre los recientes cierres de fábricas y su impacto en la industria nacional y en los trabajadores afectados?
Sin duda, nos duele que cierren empresas y que las personas que se desempeñaban allí queden sin trabajo. El desempleo es doloroso, tiene consecuencias que exceden al mercado laboral, afecta la salud mental, el relacionamiento con los pares, genera estigmas, incertidumbre de qué va a pasar con mi trabajo y con mi vida hacia adelante. Y más cuando esto pasa en el interior del país, donde las oportunidades laborales son menores, el cierre de una empresa de la industria se siente mucho más. Pero hay que ser muy cuidadosos con las causas de estos cierres, no creemos que se deba a “la culpa del sindicato” como sostenía un jerarca del gobierno anterior, ni que la causa sea simplemente la mala gestión. Afirmar eso sería simplificar mucho el análisis. Las causas son variadas y son múltiples y responden a dinámicas que el propio sistema económico va desarrollando, porque nos movemos en este mundo. Estamos insertos en el modo de producción capitalista y en un mundo cada vez más globalizado y automatizado. Desde el MTSS, la Dirección Nacional de Empleo y la Dirección Nacional de Trabajo, en conjunto con el Inefop, conformamos un grupo de trabajo para contener estas situaciones que son de crisis en el corto plazo. Pero también estamos teniendo la mirada en el mediano plazo, pues entendemos que muchas de estas situaciones pueden evitarse si trabajamos conjuntamente y si apuntalamos la formación y el conocimiento de los trabajadores.
¿Le preocupan las restricciones fiscales? ¿Cómo se debería equilibrar la situación económica con el impulso del empleo?
Nos preocupan las restricciones fiscales, sin duda. Yo no puedo hacer de cuenta que no existen y pensar que puedo hacer todo lo que me proponga sin ningún impedimento. Sería irrespetuoso de mi parte hacer eso para con el gobierno que integro. Nosotros tomamos la restricción fiscal para planificar y de ahí proponemos las políticas activas de empleo y formación. Por ello, las solicitudes que hicimos en la Ley de Presupuesto están calculadas razonablemente y sin exageración. Es claro que vamos a necesitar recursos económicos para impulsar el empleo. Ahora estamos en proceso de construcción de una nueva Ley de Empleo, con el objetivo que te comentaba de reducir las tasas de desempleo e informalidad, pero además de apuntalar el acceso al empleo de aquellos colectivos que han estado más vulnerados, como son las personas jóvenes, las mujeres, las personas con discapacidad, las personas trans, las personas afro. La nueva ley no solo va a tratar de subsidiar la contratación de trabajadores a aquellas empresas que se sumen a la utilización del instrumento, va a tener foco en micro y pequeñas empresas y además va a apuntar a la formación, porque entendemos que es la mejor herramienta para que la persona pueda adquirir un conjunto de conocimientos, desde cómo armar un CV hasta cómo manipular una máquina. Confiamos en que vamos a contar con los recursos, porque destinarlos a políticas de empleo y formación es hacer una inversión hacia un país de futuro, productivo, competitivo y con una clase trabajadora formada y calificada.
En esta línea, ¿qué importancia tendrá para su gestión la promoción de la capacitación frente a los cambios tecnológicos?
Como te decía, la promoción de la capacitación y la reconversión laboral frente a los cambios tecnológicos será un eje central de la gestión, ya que la digitalización, la automatización y la inteligencia artificial transforman aceleradamente el mercado de trabajo. Estos procesos generan oportunidades, pero también riesgos de exclusión si no se acompaña a las personas en la adquisición de competencias pertinentes. Se impulsarán programas que integren habilidades técnicas, digitales y transversales, así como cursos de nivelación de conocimientos que permitan acceder a mejores oportunidades. Al mismo tiempo, se promoverá una gestión de construcción permanente, con comités departamentales y locales que dialoguen y trabajen sobre los desafíos de cada territorio, enriqueciendo el análisis y la demanda formativa.