El potencial está en conocer y adoptar las tecnologías correctas para alcanzar los objetivos ambientales y de sostenibilidad que le corresponden al sector ganadero.
La cooperativa Progan (Productores Ganaderos del Uruguay) presentó en la Expo Prado los resultados del proyecto “Implementación de la Iniciativa Global de Metano”, llevado a cabo desde 2023. La iniciativa se enmarca como una iniciativa de Progan a partir del compromiso del país de reducir sus emisiones en un 35% en 2030.
Progan reúne a más de 400 productores de todo el país, representando el 5% de la superficie ganadera nacional y unas 90.000 reses anuales a faena.
El proyecto significó la medición y gestión de la huella de carbono (HC) en los distintos sistemas productivos que se operan en la cooperativa, con la participación de 11 productores de los más de cien interesados. Evaluar las emisiones implica manejar una serie de datos y detalles que no todos poseen detallados y registrados, como el uso de insumos, suplementos, fertilizantes, etc.
El Ing. Gonzalo Becoña, expositor central del evento, dijo que, en el marco de Acuerdo París, Uruguay ha asumido compromisos de reducción de las emisiones que se modifican cada 5 años. En 2025 finalizó la primera etapa, en 2030 vencerá al segunda con una meta nacional de llegar a ese año con una reducción del 35% de las emisiones respecto a 1990, y la tercera etapa será hasta 2035. Esas metas no son impuestas por el gobierno de turno, sino que son discutidas con el sector.
El proyecto tenía como finalidad “calcular la huella de carbono, conocer la productividad, porque la huella de carbono se mide por los kilos de carne producidos y el nivel de adopción de tecnología por parte de los productores”.
La cooperativa tiene seis tipos de productores y están por encima de los promedios nacionales de productividad por hectárea en sistemas ganaderos. Las tecnologías aplicadas por los establecimientos de Progan son variadas y acordes al tipo de producción. “La grata sorpresa fue que en los productores de la cooperativa hay conocimiento de las tecnologías”, precisó Becoña.
El metano, el gas que se debe trabajar
Los principales gases que se emiten en los sistemas ganaderos son óxido nitroso, dióxido de carbono y fundamentalmente el metano, cuyo nivel en los productores de Progan va en un rango de 78 a 92.
“Los sistemas más pastoriles sobre campo natural y con menos insumos son los que ven aumentadas las emisiones de metano, con reducción de óxido nitroso”, en cambio donde este último es alto se debe a que “tienen muchas pasturas implantadas y leguminosas”, explicó.
Los números a los que llegó Progan son “normales para estas latitudes”, pero “nos ayudan a identificar dónde poner el foco si queremos reducir las emisiones. El metano es sin duda el gas que tenemos que trabajar”.
El dióxido de carbono se genera por la quema de combustibles fósiles y “siempre es el gas menor en los sistemas pastoriles”, con máximos cercanos al 5% en el análisis de Progan. Ese volumen se registra porque el predio introduce insumos como suplementos y fertilizantes, trasladando la carga ambiental de esos productos al sistema y de ahí su presencia. En cambio, los sistemas pastoriles que usan menos insumos no registran la emisión en el predio.
Reducción de la huella de carbono
El proyecto también analizó la HC incorporando los tres gases y multiplicándolos por un valor que se llama potencial de calentamiento global, que lleva la medición de los gases a una misma unidad. La HC es un indicador de eficiencia en los sistemas de producción y se mide CO2 eq/kg de carne producidos.
Cuanto menor la HC, más eficiente es el sistema y logra un mejor uso de los recursos, definió Becoña, cuya primera conclusión fue que hay “mucha variabilidad de las emisiones por hectárea”.
Los resultados obtenidos de los 11 productores muestran, como una primera conclusión, “mucha variabilidad de las emisiones por hectárea”, además de que los sistemas con menor emisiones por hectárea son aquellos que tienen baja dotación animal, porque justamente, el animal es el principal emisor. Por otra parte, los que mayor emisión generan son los que tienen más animales por hectárea, pero si estos aumentan los insumos también van a aumentar las emisiones.
Como fue dicho, los valores más bajos de la HC se encuentran en los sistemas de mayor eficiencia en la conversión a carne. Eso se aplica en sistemas que utilizan tecnologías adecuadas, como en la mejora del pastoreo, y son los que terminan incidiendo en mejor productividad por hectárea con menor emisión.
Para seguir avanzando y poder llegar a 2030 con los niveles objetivos y comprometidos, sería oportuno elaborar una hoja de ruta clara con la adopción de tecnologías validadas científicamente, como el mejoramiento genético en vacunos y ovinos, la salud animal, eficiencia reproductiva, buenas prácticas en el manejo de campo natural, entre otras. Su aplicación contribuirá a llegar a esa reducción del 35%.
El resultado final es que los kilos de metano por cabeza en la cooperativa Progan son de 59,1, en tanto que en el país es de 54; sin embargo, en los valores de intensidad de emisiones, que es lo que realmente interesa, la cooperativa es menor (0,431kg) a las emisiones del país (0,515kg). Ese 17% menos en la intensidad de emisiones se explica porque los productores de Progan adoptan tecnologías y logra una productividad mayor.
Un dato relevante es que si los productores de la cooperativa adoptan todas las tecnologías disponibles lograrán reducir la intensidad del metano de 0,431 a 0,411kg, aumentando la producción de carne, aseguró Becoña con base en estudios realizados. En cambio, el efecto país no resulta significativo ya que solo bajaría de 0,515 a 0,514kg.
Esa reducción que aplica Progan aporta a toda la ganadería nacional, haciendo bajar el índice país del actual 0,515kg, a 0,509kg.
En un escenario más ambicioso, si todos los 260 productores más activos de Progan mejoraran hoy sus paquetes tecnológicos, en 2030 solo la cooperativa puede llevar al país al cumplimiento de la meta nacional en la reducción de intensidad de emisiones: “Solo la cooperativa, solo el 5% de la superficie de productores que mejoran la adopción de tecnología y que tienen solo el 4% de la faena”, enfatizó.
¿Hacia un sello de sostenibilidad?
“Quizá llegue el día en que Progan tenga su propio sello de sostenibilidad”, reflexionó Becoña, “porque en realidad estamos trabajando hacia ahí” y este es “un proceso que quiere seguir adelante”. Para ello se necesita un programa a largo plazo, y que consta de cinco puntos.
El primero, “monitoreo, seguimiento y evaluación para la mejora continua”. Esa estrategia incluye “cómo hacemos para utilizar toda la tecnología disponible para mejorar ese monitoreo, seguimiento y evaluación”. Además, “el financiamiento es clave para continuar con el proceso”.
El segundo punto es el de los “sistemas de certificación” para diferenciarse del resto, a lo que se añade que al contar con un proceso de certificación “estamos planteando nuestras propias metas internas”.
Tercero, la “adopción de tecnologías sostenibles”, y en esto “seguir trabajando con la ciencia”, algo que Progan quiere continuar porque posee un historial muy largo con el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA); los productores “prestan sus predios para hacer variaciones de tecnología porque les interesa aprender”.
Cuanto punto, “capacitación y generación de capacidades, lo que implica que no es solo un grupo de productores. Tiene que haber capacitación, transferencias dentro de la cooperativa, incluso pensando en otras instituciones. La cooperativa está abierta a trabajar con todos los actores nacionales que puedan contribuir con este proceso”, aseguró.
Y, por último, generar “un plan de comunicación” hacia afuera y en la interna, para que todos puedan trabajar en un mismo sentido o dirección, condición fundamental para adoptar estrategias a largo plazo.
Un producto de mayor valor
Uno de los objetivos/logros de llegar a la certificación del producto como sostenible es el de generar más valor. En las investigaciones que ha realizado el equipo de Progan, todos esos logros alcanzados y reflejados en los datos permiten acceder a una valorización del producto, y eso fue confirmado por las dos industrias con las que trabaja directamente, Marfrig y Minerva. Ambas manifestaron interés, pero se requieren programas consistentes, metodologías reconocidas y una alineación estratégica, como lo expresó el Ing. Gonzalo Becoña en su exposición.
También destacó que es posible cumplir con la sostenibilidad ganadera sin perder producción ni calidad de carne, y lo que logró Progan puede extenderse a nivel nacional.