Es de nacionalidad cubana, formado en Economía en la Universidad de Matanzas (Cuba) y tiene un máster en Administración de Empresas. En la actualidad, Carlos Olivera es director ejecutivo de la empresa pesquera Novabarca. En diálogo con La Mañana, se refirió a los inconvenientes a los cuales se tuvo que enfrentar el sector.
¿Cuál es la situación actual de la empresa en medio del conflicto generado?
Yo represento a la empresa Novabarca, una compañía que tiene algo más de 30 años ya operando en el Uruguay. Es uno de los principales productores y exportadores de pescado. Nos dedicamos al procesamiento y, sobre todo, exportación de pescado uruguayo y alguno que viene de otros países también y reprocesamos para mandar a algunos destinos como Brasil o Europa. La situación es compleja. Esta ya sería la segunda zafra perdida y entonces la situación financiera y económica es compleja. Hemos podido sortear este paro con el apoyo de las instituciones financieras, de los proveedores, de los clientes, pero las empresas quedan, no solo la nuestra, todas, quedan muy golpeadas, porque nosotros en zafra producimos aproximadamente el 50% de lo que producimos en todo el año y no solo eso, sino que es el momento en el cual la rentabilidad es positiva y más alta. El resto, fuera de la zafra, uno empata con suerte o muchas veces pierde y opera básicamente para mantener a los trabajadores, para mantener a los mercados. Entonces perder la zafra es un mazazo muy complejo. Pero estamos en carrera, tenemos un excelente equipo, tenemos muy buenos proveedores, muy buenos clientes, mucha gente que nos ha apoyado y ahora estamos preparando todo para sacar los barcos.
¿Cuál es el futuro de todo esto? ¿Se puede calcular las pérdidas?
Estimamos que las pérdidas están bastante por encima de los 50 millones de dólares por este parate. Las pérdidas para el Uruguay, ojalá tuviéramos esa ganancia nosotros. Estoy diciendo lo que perdió el país de exportar y que se termina distribuyendo dentro del país en nuestros proveedores, en los empleados de BPS, todo lo que se precisa para operar. Ahora, en el relacionamiento con el sindicato, este conflicto marcó un punto de inflexión, se llevó a un extremo al cual las empresas decidimos que ya no era viable seguir trabajando con una organización que se atribuía el monopolio del empleo en el sector. Si estabas sindicalizado, trabajabas; y si no estás sindicalizado, no trabajas. Y además es una organización sumamente beligerante, que se legitimaba a través del conflicto disfuncional. Nosotros perdíamos todos los años entre 40 y 100 días por conflictos laborales y ningún sector puede funcionar en una guerra civil permanente. No puedes avanzar si quienes son supuestamente tus trabajadores son tus enemigos y están todo el tiempo tratando de sabotearte. Entonces, lo que decidimos las empresas fue volver a tomar la rienda, defender la libertad de contratación, la libertad de empresa y abrimos este llamado y demás. De a poquito estamos implementando las distintas medidas que nos permitan garantizar la libertad de trabajo y la libertad de empresa. No va a ser fácil, es un sindicato muy complicado, tiene lógica violenta, bastante negativa, y no va a ser así como así, va a tomar un tiempo, hay muchos hábitos, malos hábitos, pero vamos por el camino correcto.
¿Usted fue por la solución de tomar nuevo personal?
Todavía no empezamos a trabajar, estamos preparando los barcos, pero nosotros tenemos más o menos un 21% de marineros efectivos, porque normalmente cuando hay conflictos tan grandes, el personal renuncia, se va y demás. Lo que vamos a hacer es llamar a ese personal efectivo, y ese 80% de vacantes que tenemos lo vamos a completar con el sistema nuevo que tenemos, la lista de reclutamiento de la cámara, que fue la que montamos con las entrevistas de inteligencia artificial y demás, y que está dando muy buen resultado. Entonces, será un 20% antiguo, 80% nuevo. De ese 80% habrá, por supuesto, trabajadores que ya estaban en el sector, y otros muchos que no, que vienen de la Armada, pescadores artesanales, pescadores marineros mercantes, hay un universo bastante grande de esas 600 personas que tienen libreta de embarque y que pueden subir ya a un barco.
¿Cómo es el momento actual del sector pesquero, más allá del conflicto?
Llevamos unos 20 años en un deterioro acelerado, el sector se ha encogido a un tercio de lo que supo ser, tanto en cantidad de personas contratadas, en exportaciones, en volúmenes de producción, y con empresas muy golpeadas, muy endeudadas, descapitalizadas. Y el inicio de la recuperación está en tener relaciones laborales sanas. Ya con relaciones laborales sanas se genera un efecto positivo. Después de que la semana pasada ya empezaron a zarpar los primeros barcos, yo recibí llamadas de colegas a nivel internacional viendo la posibilidad de invertir en alguna pesquería que hoy no se esté explotando. Es decir, la pesca tiene un potencial gigantesco de quintuplicar lo que produce hoy en día, sucede que sin certezas jurídicas, como no había, porque dentro del puerto no había libertad de trabajo, no había Estado de derecho, no había garantías. Si eso se logra y el Estado, que pareciera que está tomando por fin el toro por las guampas, decide ejercer la soberanía dentro del puerto, garantizando que no haya violencia, que no haya patoterismo y demás, entonces automáticamente aparecen posibilidades de crecimiento rápido. Hay muy pocos sectores que tienen la capacidad de crecimiento y recuperación que tiene la pesca. Es un sector muy singular y en el que se puede funcionar y recuperar con mucha velocidad.
Con el conflicto ya en vías de solución, ¿con qué expectativas vuelven a la tarea?
La idea es reencaminarnos, empezar a pagar deudas, todo lo que se refinanció y que por suerte nos aguantaron todos los actores que estaban en la cadena, y a la vez comenzar a impulsar un conjunto de transformaciones que hay que hacer en el país a nivel normativo, legal, institucional, para que por fin este sector libere su potencial y le aporte al Uruguay lo que le tiene que aportar, y no sigamos como estamos hoy en día, con esta ancla que no nos deja arrancar. Así que vamos en el corto plazo a salvar las empresas, a irnos recuperando, y en el corto plazo también trabajar en soluciones de calado, de más profundidad para que el sector tenga el despegue que debe tener.
¿Y el gobierno nacional dio alguna señal de preocuparse y ocuparse de este tema?
En las reuniones que hemos tenido a nivel de Torre Ejecutiva y de distintos ministerios, se ha planteado un gran interés en apoyar al sector para que despegue. Y entonces yo soy optimista en ese sentido, creo que en la medida en que el sector privado asumió el liderazgo que asumió, a partir de poner soluciones sobre la mesa y salir del estancamiento este de tres meses de parálisis, el mismo liderazgo que asumimos como empresarios para normalizar la relación laboral, lo vamos a asumir, a ponerle al gobierno y al Poder Legislativo sobre la mesa soluciones, y tengo la impresión de que el Poder Ejecutivo va a acompañar en muchísimas de estas soluciones. Algunas habrá que conversarlas y demás, pero creo que el Poder Ejecutivo se ha dado cuenta de que en un contexto internacional adverso en materia económica, con el país con bastante dificultad, tiene en la pesca una gran oportunidad de poner miles de empleos sobre la mesa y de poner unos cuantos cientos de millones en exportaciones. Así que creo que la están viendo en ese sentido.