No solo con cohetería o aviones se siembra el caos y se impone la ley del más fuerte.
Hay formas más sutiles de bombardear la convivencia de una población. Basta con socavar las bases de un orden institucional realmente admirable forjado entre uruguayos y para uruguayos para que en poco tiempo el vigoroso edificio institucional, forjado generación tras generación entre a tastabillar. ¡Tristes experiencias de este tipo, ya las vivimos no hace mucho, y no la queremos volver a repetir!