Hemos constatado que en las presentaciones de campaña da la impresión de que se deja para lo último lo atinente al personal policial.
Muy por el contrario, uno de los tópicos que más nos preocupan son los efectivos, la familia policial y su aspecto social. En el Programa de Gobierno de Cabildo Abierto hemos tenido muy presentes esos asuntos tan sensibles en lo institucional y para las familias de nuestros policías. En el capítulo sobre seguridad pública se hace referencia a fortalecer los recursos humanos.
Respecto a las calificaciones y ascensos se proponer la modificación del sistema de ascensos, como hicimos durante esta administración en ocasión del tratamiento de la Ley de Presupuesto y de las Rendiciones de Cuentas. Resulta sumamente difícil hacer entender cómo nos han prometido, sin cumplir, o bien han alterado los conceptos, practicando el gatopardismo y diciendo sotto voce: “Nosotros también queremos ascender a los nuestros como venían haciendo los gobiernos frentistas”.
Se reitera el planteo de ponderar la antigüedad calificada, que resulta de una serie de factores como la antigüedad en el instituto y en el grado, la nota de curso y la suma algebraica de puntajes positivos y negativos (sanciones, deméritos, notas, etcétera). Sin duda no dejamos de hacer el planteo y no cejaremos en el esfuerzo de algo reclamado por la inmensa mayoría de los afectados.
Se acepta el ascenso por concurso de oposición y méritos, pero no así el de la selección antojadiza y por conveniencia, que ha sido injusto y motivo de obvios privilegios, del desaliento que lleva al burnout en el que notoria y lamentable ha caído gran parte del personal.
También se reclama mejorar las etapas del ciclo de personal. En primer lugar, para el reclutamiento volver a aplicar el estudio y averiguación de vida y costumbres como filtro para evitar el ingreso de elementos negativos, llenos de vicios y con antecedentes, muy mayores o cargados de problemas, que recargaran a la institución policial.
Es necesaria una seria y eficiente capacitación funcional para no agravar los problemas de obesidad y mal estado físico que atentan contra la aptitud operacional, así como síntomas de problemas serios y profundos, que se evitarían con test psicológicos y psiquiátricos hechos por la institución sin aceptar certificados externos.
La formación en valores y la mínima resocialización imprescindible para portar decorosamente el uniforme policial, mantener el aseo, actuar con urbanidad y buenas maneras no se logra sino en las aulas, en la instrucción y con el ejemplo de quienes deban encargarse de la trasmisión de los conocimientos insoslayables para el servicio público de quienes pertenecen a una institución armada y tienen en sus manos la fuerza pública.
Se vuelve a plantear el grave tema de la salud mental del personal policial. Se entiende que es, más que necesario, imprescindible la atención por parte de psicólogos universitarios y médicos psiquiatras en todo el territorio nacional.
Una cuestión importantísima es la vivienda social policial. Como es sabido, cada efectivo en actividad o retiro, desde su ingreso a la Policía Nacional y mientras sea derecho habiente tiene un descuento del 1% para ser utilizado precisamente a efectos de la vivienda policial. Lo que puede traducirse en que tal vez podríamos haber accedido a varios centenares de casas o apartamentos en diversos regímenes de cooperativa de ayuda mutua, de ahorro y crédito o incluso viviendas de servicio, prestadas o alquiladas por contrato a término y con un cobro mínimo para su mantenimiento, por un lapso de entre cinco y tres años y la factibilidad de extensión de entre tres y dos años más que podría reglamentarse para personal joven, casados con hijos, o incluso para retirados o pensionistas sin posibilidades de acceder de otra manera.
Otra propuesta es la creación de algo similar a una cantina policial, dentro de la órbita de Sanidad Policial, a los efectos de facilitar la llegada de todas las especialidades farmacéuticas para todos los integrantes de las familias de los efectivos. Esa modalidad permitiría acuerdos de compra más convenientes con los laboratorios y droguerías, obteniendo así menor precio y accesibilidad por medio del Correo para todos los rincones de la República.
Se piensa impulsar el logro de Hogares de Acogida, en todos los Departamentos, para beneficio de nuestros retirados en condición de vulnerabilidad. Para ello se deberán instrumentar las acciones y coordinaciones con Sanidad Policial, el Mides, la Agencia Nacional de Vivienda y el propio BPS.
Otra de las injustas causas que nos animan a militar y trabajar por los más humildes y desprotegidos es el mísero monto del seguro de vida, que ronda una cifra menor a 90 mil pesos y se propone elevarlo a 65 mil unidades indexadas para cada beneficiario y para los casos cada vez más frecuentes de los caídos en acto directo del servicio llevarlo a las 325.
Esta rápida enumeración a guisa de resumen solo pretende hacer constar diáfanamente que somos y seremos los prístinos defensores del ideario artiguista según su decir: “Nada podemos esperar sino de nosotros mismos” y “Los más infelices serán los más privilegiados”.
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