Lejana y ardiente,
de simiente enferma,
ceniza de magma,
carbón y diamantes
y pobreza extrema.
Cadenas y azotes,
riquezas robadas,
de sueños truncados,
de muerte y hambruna,
de tortura y plagas.
Primitiva y virgen,
valiente y vencida.
Maldita la herencia
que trajo consigo
la ilusión, cautiva.
Raquítico suelo
de rancia alegría,
de castigo injusto
que solo lo absorbe
la melancolía.
De paisaje agreste,
de nativa acacia,
con chozas precarias,
arrugados rostros
y una siembra escasa.
Una voz supura
detrás de una celda,
derrite barrotes,
espera paciente
la paz que se niega.
Sus años de encierro
no enturbian su idea,
de educar conciencias,
de quitarle al hombre
la maldad que alberga.
Cuando al fin “El Cabo”
libera su presa,
compensan su vida
con el premio Nobel
como recompensa.
Se calman las aguas
teñidas de rojo,
suspiran las almas,
se cuelgan fetiches,
se pintan el rostro.
Se respira gloria
calmada la fiera,
prospera un reposo
después del estruendo
de esa guerra cruenta.
Su lucha no pausa,
a muchos desvela,
consuela su patria,
calma las heridas,
el país prospera.
Atronan clarines,
izan la bandera,
suscita esperanza
bogando igualdades
legado, Mandela.
Juan Carlos Cheirasco nació en Tala, Canelones. Poeta, escritor y cantautor, con extensa trayectoria en talleres literarios y fundador del taller de su ciudad. Tiene tres libros editados. Ha obtenido varios premios y participado de varias antologías. Elegido junto a veintitrés escritores internacionales para la Antología Catalina De Aragón (España) con el poema: Media vida solamente, dedicado a Federico García Lorca. Premiado en Cóndor Mendocino (Mendoza) y La Docta (Córdoba) Argentina. En Uruguay, premio Victoria y Estrella del sur. En 2022 obtuvo 2º premio a libro Edito por AEDI. Lleva en paralelo junto a la poesía, canciones de su autoría
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