La industria alimentaria uruguaya atraviesa un momento de oportunidades vinculadas a la innovación, la sostenibilidad y un consumidor cada vez más exigente. En este contexto, uno de los principales desafíos para el sector es adaptarse a “las necesidades del entorno”, según el country manager de Nestlé Uruguay, Santiago Casas. Entrevistado por La Mañana, destacó el rol social de la industria en la formación y el empleo juvenil, y señaló la importancia de contar con políticas “integrales” para mejorar la competitividad y la infraestructura.
¿Qué lectura hace sobre la realidad actual de la industria alimentaria en Uruguay?
La industria alimentaria uruguaya tiene un rol central dentro del entramado productivo del país y actualmente atraviesa un momento de grandes oportunidades. La principal de ellas está vinculada a la innovación, un eje clave para responder a las nuevas demandas del mercado. El consumidor uruguayo es exigente, está informado y busca productos que estén a la altura de sus expectativas. Es por eso que como parte de la industria alimentaria tenemos el desafío de acompañar y anticipar lo que el consumidor busca. Esto implica trabajar a la vanguardia, tanto hacia adentro –con procesos modernos, tecnología y mejora continua– como también hacia afuera, ofreciendo propuestas que aporten confianza, transparencia y una experiencia de consumo que evolucione con las tendencias. En ese marco, en nuestro caso nos guiamos por tres pilares que orientan nuestro trabajo día a día y nos conectan con los consumidores: calidad, valor y propósito. Son principios que atraviesan todas nuestras decisiones y nos permiten generar productos que realmente acompañen la dinámica actual de la industria y las necesidades de las personas.
¿Cuáles son los principales desafíos que enfrentan las empresas que producen en el país?
Uno de los principales desafíos es saber y poder adaptarse rápidamente a las necesidades del entorno. El entorno es muy dinámico y como empresas debemos estar preparados para poder adaptarnos a eso sin perder la excelencia en la calidad de lo que ofrecemos. Por otra parte, considero que otro desafío muy importante que tenemos las empresas que operamos en Uruguay es la incorporación de la sostenibilidad en nuestro accionar diario. La gestión de la sostenibilidad a la interna de las empresas, además de que, por supuesto, implica un compromiso ético, también es un factor que los consumidores contemplan cada vez más para tomar decisiones. Nosotros apuntamos a que la sostenibilidad sea parte de nuestro día a día. Tenemos proyectos académicos con la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII) y la Universidad de la República para la revalorización de subproductos y formamos parte del Plan Vale (un plan nacional para recuperar y valorizar envases y materiales de envasado posconsumo, impulsado por la Cámara de Industrias del Uruguay), entre otras iniciativas.
¿Cómo inciden los costos, que históricamente han generado preocupación en las empresas, en la capacidad de producir en Uruguay?
Cuando los costos de energía, logística, servicios o cargas crecen más rápido que la productividad, sabemos que se reducen los márgenes para invertir, innovar y competir, especialmente en sectores expuestos al comercio internacional. Esto no significa que producir en Uruguay no sea posible, sino que cada decisión de inversión requiere un análisis detallado. La previsibilidad y la eficiencia en los costos son claves para sostener la producción local en el largo plazo. Por otro lado, la estabilidad, previsibilidad y reglas claras que se sostienen en el tiempo son un plus para el clima de negocios.
Isabelle Chaquiriand, CEO de ATMA, dijo a La Mañana que la industria cumple un rol social clave al generar empleo para personas con menor formación. ¿Comparte esta apreciación?
Cada colega tiene su opinión y la respeto. Desde Nestlé, lo que puedo aportar es nuestra perspectiva. Creemos que la industria es muy importante para aportar conocimiento, tecnología y espacios de formación. Trabajamos muy de cerca la empleabilidad juvenil con nuestra comunidad de la ruta 101. En este sentido, lanzamos “Un Café por el Futuro”, un espacio de alianza entre el sector público, el sector privado y organizaciones sociales para impulsar soluciones concretas a desafíos como la inserción laboral juvenil. Este trabajo colaborativo permitió crear la Red de Empresas Formadoras de la Ruta 101. Estamos muy contentos de que en setiembre de 2025 el Inefop (Instituto Nacional de Empleo y Formación Profesional) aprobó una currícula de formación dual en logística, que será implementada por Fe y Alegría (una institución cuyo fin es transformar personas y comunidades a través de la educación integral de calidad en contextos vulnerables) en 12 empresas de la zona, un gran logro que surgió como parte de esta alianza. Además, dentro de la compañía impulsamos otras acciones que acercan herramientas reales a los jóvenes, como Socios por un Día, Nestlé Conecta y el programa Nestlé Jóvenes Baristas.
Desde la CIU se ha señalado la falta de competitividad como una de las mayores dificultades del sector. ¿Qué tipo de políticas serían efectivas para atender esta problemática?
Más que una medida aislada, se necesita abordar políticas de manera integral, entre ellas, simplificación de trámites, mejoras en infraestructura y logística, y señales de costos que acompañen la producción. También es clave fortalecer la formación y las habilidades que se requieren. Lo que se necesita son condiciones equitativas para competir, tanto a nivel local como internacional.
¿Cómo imagina la industria uruguaya del futuro?
Visualizo una industria más innovadora, colaborativa y sostenible. Uruguay tiene una gran oportunidad de transformar su reputación de calidad y confianza en valor agregado para sus productos. De hecho, el sello Marca País es reconocido en mercados internacionales y es un ejemplo de eso. También visualizo un crecimiento en la articulación y generación de alianzas entre empresas, academia, organizaciones sociales y el Estado, impulsando soluciones conjuntas para desafíos como la formación de talento, la sostenibilidad y la competitividad.
Por último, me gustaría reforzar una idea central: cuando la industria crece, crece el país. Uruguay tiene las condiciones para que su industria siga siendo un motor de desarrollo, siempre que trabajemos con una mirada de largo plazo, diálogo y foco en competitividad, productividad y personas.
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