La investigación que reveló el esquema Ponzi de Conexión Ganadera, llevó a sus responsables a la cárcel y develó la estafa más grande del país, contada desde las páginas de este medio.
Cuando miramos atrás y vemos cómo se destapó la estafa del siglo -el caso Conexión Ganadera- entendemos que fue posible porque existió un medio dispuesto a bancar una investigación contra todo pronóstico. La Mañana no solo me dio esta columna, sino que se convirtió en el espacio donde la verdad encontró refugio cuando todos preferían el silencio. Fue este medio el que entendió, desde el primer día, que había que seguir esta historia hasta las últimas consecuencias.
Fuimos nosotros quienes desde estas páginas tuvimos que escribir la palabra que muchos evitaban. Aquel 28 de noviembre de 2024, cuando la versión oficial hablaba de un “accidente”, fue aquí donde revelamos que Gustavo Basso, el fundador de Conexión Ganadera, se había suicidado. Desde aquí contamos que había “cambiado su vida por la de sus hijas”, y fuimos los primeros en nombrar claramente el esquema Ponzi y el lavado de activos que operaban detrás de la fachada empresarial. Esa jornada marcó un antes y un después, no solo para la investigación, sino para el periodismo nacional.
Esta investigación, que La Mañana sostuvo incluso bajo las peores presiones, demostró que Conexión Ganadera había transformado su operativa legítima inicial en la estafa más grande de las últimas décadas. Durante meses, trabajamos contra reloj, verificando cada dato, contrastando cada fuente. No fue una teoría: desde este medio rescaté y publiqué denuncias archivadas de 2001 y 2007 que ya alertaban sobre “ganado que no existía”. La evidencia estaba allí, esperando que alguien conectara los puntos. Y ese alguien fue este medio, a través de mi trabajo.
Nombres de mucho peso desfilaron por mis artículos dando forma a una trama cada vez más compleja. Las presiones fueron directas, tanto hacia el medio como hacia mi persona. Recuerdo días en que las llamadas anónimas y los mensajes intimidatorios eran pan de cada día. Pero La Mañana no cedió. Esta casa entendió que teníamos que seguir, que el periodismo de verdad a veces significa nadar contra la corriente, aunque eso implique pagar un precio personal y profesional.
Desde estas páginas, establecimos colaboraciones clave con Interpol, la Fiscalía, otros medios de comunicación y abogados de los damnificados. Mi trabajo como periodista encontró en este medio no solo una plataforma, sino un socio estratégico para llevar cada hallazgo a la luz pública. Juntos construimos una red de información que resultaría crucial para el desarrollo del caso.
Por eso, la reciente audiencia histórica donde se imputó por lavado de activos a Ana Iewdicow -esposa de Pablo Carrasco y codueña de Conexión Ganadera y Hernandarias- representa un triunfo del periodismo de investigación que este medio abrazó desde el primer día. Ver a Iewdicow y Carrasco en prisión, y a Daniela Cabral con tobillera electrónica, valida años de trabajo obstinado. Cada hora invertida, cada fuente consultada, cada dato verificado encontró su sentido en esa sala.
Conozco de cerca el cronograma de la Fiscalía y confío en que la Justicia seguirá su curso. Estoy orgulloso de haber podido arrojar luz sobre este caso. Cuando señalamos a organismos como el Banco Central, la DGI y el Ministerio de Ganadería por sus irregularidades, lo hicimos con la solidez que solo un medio serio puede proporcionar. No fue una denuncia liviana: fueron meses de cruce de datos, de consultas con expertos, de análisis minuciosos.
Hoy, mientras escribo estas líneas, sé que aún queda camino por recorrer. Queda información crucial por verificar y responsables por alcanzar. La pesquisa sigue abierta, y mantenemos nuestro compromiso de seguir cada nuevo desarrollo. Pero tanto este semanario como quien escribe estas líneas mantenemos el mismo compromiso: seguiremos en esto “hasta el hueso”, porque el periodismo que importa es el que no le huye a las verdades incómodas.
Esta historia no es solo sobre una estafa monumental, sino sobre el valor de un medio que decidió poner la verdad por delante de cualquier interés. Y es, también, sobre las víctimas que confiaron en nosotros para contar su historia. A ellos, y a todos los lectores que nos acompañaron en este camino, les decimos: seguiremos.
 
			














































 





