En el marco de la operación “Capella”, las autoridades uruguayas desarticularon una red de tráfico internacional de armas que operaba en Artigas, culminando con la condena de tres ciudadanos brasileños. El procedimiento fue llevado adelante por la Dirección de Información Táctica de la Jefatura de Artigas, bajo la supervisión de la Fiscalía de 2º Turno, y permitió incautar 13 armas de fuego —entre rifles, pistolas, una escopeta y un revólver—, más de 10.000 cartuchos de distintos calibres y más de 400.000 fulminantes y ojivas.
La investigación reveló un entramado delictivo que incluía maniobras financieras y el uso de vehículos con compartimientos ocultos. En los allanamientos también se incautaron teléfonos celulares, dinero en efectivo en distintas monedas, una camioneta, una computadora, un disco duro externo, documentos y otros elementos vinculados a la operativa.
Los condenados fueron E.R.R., de 36 años, sentenciado a cuatro años de penitenciaría como autor de reiterados delitos de tráfico internacional de armas; N.S.M.D., de 27, condenado a 18 meses de prisión como cómplice; y L.A., de 34, que deberá cumplir ocho meses de cárcel como cómplice.
Además, se dispuso el decomiso de armas, municiones, dinero y vehículos y la remisión del material balístico a la Policía Científica para su pericia.
El jefe de Policía de Artigas, José Osorio, explicó en rueda de prensa que la organización estaba liderada por un ciudadano brasileño dueño de una armería en Uruguay, quien ingresaba por la frontera de Quaraí-Artigas y coordinaba con una empleada el traspaso de cajas con material bélico en zonas apartadas de la ciudad. Estas eran cargadas en una camioneta brasileña que cruzaba por la frontera de Yaguarón-Río Branco rumbo a Brasil.
La red obtenía beneficios económicos estimados en 20 mil dólares por viaje, ya que los materiales se vendían en Brasil a un valor tres veces superior. Además, se hallaron 30 mil dólares en una institución financiera local vinculada a los involucrados. Para dimensionar el volumen, Osorio indicó que un polígono de tiro en Montevideo consume al año unas 30 mil ojivas y 30 mil fulminantes, mientras esta organización traficaba más de 450 mil unidades.