El presidente estadounidense Donald Trump y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, anunciaron un acuerdo comercial que impone un arancel del 15% sobre las exportaciones europeas a cambio de compras y compromisos de inversión por parte de la Unión Europea en Estados Unidos.
La UE se comprometió a adquirir energía estadounidense por 750.000 millones de dólares y a realizar inversiones por otros 600.000 millones, según precisó Trump. “Fue una negociación muy interesante. Creo que va a ser genial para ambas partes”, dijo el mandatario republicano, quien calificó el pacto como “el más grande” logrado en materia de comercio.
Von der Leyen lo definió como “un buen acuerdo” que aportará “estabilidad y previsibilidad”. El pacto evita los aranceles del 30% que Trump había amenazado imponer desde el 1.º de agosto, aunque aún debe ser validado por los Estados miembros de la UE.
El acuerdo incluye también la eliminación de aranceles sobre productos aeronáuticos, ciertos químicos, semiconductores, productos agrícolas y materias primas críticas. De no haberse alcanzado el entendimiento, Bruselas había preparado represalias, como restricciones al acceso de empresas estadounidenses a licitaciones europeas.
Pese a los anuncios de unidad, el pacto generó fuertes divisiones en Europa. Francia fue especialmente crítica. “La UE se sometió a Estados Unidos con ese acuerdo”, afirmó el primer ministro François Bayrou, calificando la jornada como “un día sombrío”.
Desde la izquierda europea, Manon Aubry denunció: “¡Qué vergüenza! La UE se está entregando a Trump y capitulando abiertamente”. El eurodiputado Jörgen Warborn consideró que el arancel del 15% “es una flagrante violación de los principios de la Organización Mundial del Comercio”.
Otros líderes mostraron una postura más pragmática. La italiana Giorgia Meloni declaró que el arancel es “sostenible” y que el acuerdo evitó “consecuencias imprevisibles y potencialmente devastadoras”. El canciller alemán Friedrich Merz defendió que se evitó “una escalada inútil”.
Sin embargo, el impacto económico fue inmediato. El euro cayó un 0,92% frente al dólar y las bolsas europeas cerraron a la baja. Las automotrices alemanas y empresas exportadoras de bebidas francesas fueron las más afectadas. En contraste, Wall Street subió y el dólar se fortaleció globalmente.
La Comisión Europea justificó el pacto como un mal menor. “Estoy 100% seguro de que este acuerdo es mejor que una guerra comercial con Estados Unidos”, afirmó Maros Sefcovic, comisario europeo de Comercio.
Mientras tanto, la industria europea teme por su competitividad. La Federación de Industrias Alemanas lo tildó de “compromiso inadecuado”, mientras el sector siderúrgico advirtió que el nuevo arancel representa una “enorme carga”, según informó Infobae.