En el marco de la celebración de los 35 años de la ONG Gurises Unidos, el presidente del Instituto Nacional de Inclusión Social Adolescente (Inisa), Jaime Saavedra, participó en el conversatorio “Infancias, Adolescencias y Crimen Organizado” realizado en Montevideo. Durante su intervención, abordó los avances, desafíos y propuestas para enfrentar el impacto del narcotráfico en los adolescentes, destacando el potencial del sistema de medidas privativas y no privativas de libertad en Uruguay. Saavedra destacó que Uruguay cuenta con “una gran oportunidad” en la unidad funcional encargada de las medidas privativas y no privativas de libertad para adolescentes, describiendo un “circuito virtuoso, desconocido”. Según sus palabras, “pocos saben que, en Uruguay, en la adolescencia hay más medidas alternativas que privación de libertad” y que esta es “una gran novedad”. Este enfoque, que prioriza medidas alternativas, representa un avance significativo en la región. Además, resaltó la labor de “jueces penales especializados en adolescencia, muy comprometidos con su trabajo, que recorren nuestros centros de detención, que nos ayudan, que nos acercan consejos y que están dispuestos siempre a colaborar con nosotros en los caminos alternativos”.
El presidente del Inisa informó que el país cuenta con tres centros de detención que albergan a 360 internados, una cifra que viene bajando desde el año 2014.
Esta reducción refleja un esfuerzo sostenido por disminuir la privación de libertad entre los adolescentes. También elogió a los trabajadores y trabajadoras en el Inisa, “extraordinariamente talentosos y talentosas, muy, pero muy formados”, quienes poseen “una peculiaridad en Uruguay y en la región, gran cariño y gran sentido de pertenencia para con el Inisa”.
Por otra parte, identificó el narcotráfico como un “problemita” central que afecta a los adolescentes, respaldando su preocupación con datos. De los atendidos por delitos de estupefacientes en privación de libertad, en el 2018 fueron 38 y en el 2024 fueron 205. En medidas no privativas de libertad, se pasó de 26 en el 2020 a 167 en el 2024.
Estas cifras reflejan un aumento significativo en la implicación de adolescentes en actividades relacionadas con el narcotráfico, lo que calificó como “un problema que es muy doloroso para los gurises y gurisas que viven esta realidad”. También destacó el impacto en las familias, señalando que “sufren verdaderas desgracias familiares por algunos actos que nuestros adolescentes cometen, daños que no tienen perdón de Dios, daños que son irreparables”.
Al abordar cómo enfrentar la atracción del narcotráfico desde la institucionalidad, el presidente del Inisa sostuvo: “No vamos a competir con la plata. Siempre lo que otorga el narco es mucho más que lo que yo puedo proponerle si les consigo un laburito en la Colonia Berro, en el Batallón 9 o en Cufre”. En lugar de competir económicamente, propuso hacerlo “desde el amor, desde la piedad, es decirles ‘hay otra vida posible para vos’”. Según su experiencia, nueve de cada diez “han sufrido la vida, más que vivirla” y no aspiran a emular figuras del crimen organizado, “ninguno quiere parecerse a Marset. En cambio, buscan “una vida un poquito más dulce que la que han tenido. Tener una casita adonde volver, un platito de comida, un lugar donde educarse”.
Saavedra recomendó ofrecer una “mochilita” con elementos esenciales para los adolescentes. “En la mochilita tenemos que poner la educación, que se eduquen, que vayan a clases, que avancen todo lo que puedan avanzar”. También incluyó “el trabajo, facilitar que el Estado esté, que dé trabajo, que las empresas entren”, así como la “revinculación familiar” y la atención al “consumo de drogas problemático”. Añadió que “la cultura, el deporte, estas cosas tienen que estar en esa mochilita”. Reconoció que “con los que trabajamos, esto es difícil” porque “el gurí va y viene, como todos nosotros en la vida”. Citó la frase “tropecé dos veces con la misma piedra” para ilustrar que los errores son parte del proceso, pero insistió en que “la mochilita debe tener siempre la alternativa del trabajo. Cuanto más pago, mejor”.
Propuestas para fortalecer el sistema
El funcionario enfatizó la necesidad de abrir las puertas de los centros de detención y de los “hogares de medidas alternativas para fomentar la conexión con la institucionalidad. Relató que “tuvimos la suerte de que nos visitara la ministra de Industria a la Colonia Berro y también fue el directorio de UTE”. Su propuesta es que “hay que abrir las puertas, que nos visite la institucionalidad, que se instalen ahí”. Para Saavedra uno de los problemas más graves de la sociedad en general es la pérdida de autoridad. “Creo que tenemos un gigantesco problema del que no se habla y se tiene que hablar. Vivimos en comunidad, la comunidad tiene autoridades y nosotros tenemos un problema severísimo, es la ausencia de autoridad”, sostuvo.
Dijo que se debe reconstruir la autoridad en el Inisa, afirmando: “Mando yo. Voy a la Colonia Berro y soy el presidente del Inisa”.
Relató una experiencia previa a su asunción en la Colonia Berro, donde los internos, muchos ya mayores, pedían visitas conyugales: “Discutimos todo, pero hay que portarse bien porque vos no estás acá de casualidad”, les dijo. Definió “portarse bien” como “no agredas a tu compañero, no faltes el respeto a los funcionarios y funcionarias que trabajan. Si tenés oportunidad de ir a trabajar, trabajá. Lavate los dientes, lavá la ropa, lavate los calzones y bañate”. Criticó que “muchas veces rehuimos el conflicto” y comparó esta labor con la educación parental: “No querés bañarte, lo lamento, tenés que bañarte. Lavate los dientes, tenés que comer. Así es la educación”. Dijo que ese sentido de autoridad es tremendamente importante porque, si no, “la conclusión es lo que nos pasa”. Un ejemplo de eso “que todos conocemos es que yo quiero ir a un domingo a ver un clásico, y entonces tengo que salir cinco horas antes. Está todo Montevideo tomado por la Guardia Republicana, helicópteros, chanchitas, todo, porque hay 500 nabos que se les ocurre vandalizar. No es así. No podemos naturalizar eso”.
La lucha contra la ineficiencia
Finalmente, Saavedra señaló la ineficiencia como un obstáculo crítico y sentenció: “Nosotros, los uruguayos, tenemos que dejar de ser ineficientes”. Indicó que el Inisa cuenta con 1600 funcionarios, muy calificados y un presupuesto de un millón y medio de dólares para inversiones, pero criticó que “no se ejecutó un peso” de un fideicomiso de 630 millones de pesos creado en 2017. Afirmó que “no tenemos poca plata” y que “ni en Estados Unidos un millón y medio de dólares es poca plata”. Propuso “arreglar lo que tenemos y, entre todos, lo cuidamos” en lugar de construir “cárceles nuevas que nos valen una millonada”.
Saavedra subrayó que “si perdemos es porque nosotros hacemos las cosas mal”. Concluyó que “si nosotros, con nuestra proverbial ineficiencia, seguimos haciendo que los chiquilines y chiquilinas que están bajo nuestra responsabilidad vivan mal y que los trabajadores y trabajadoras del Inisa trabajen en condiciones inaceptables, la única razón es que somos ineficientes”. En un llamado final, afirmó que “el Inisa está dando la batalla metro cuadrado por metro cuadrado para resolver estas cosas” y que “no hay chance de equivocarnos”.
“La bomba ya explotó”
En el conversatorio también participó Juan Pablo Luna, doctor y magíster en Ciencias Políticas por la Universidad de Carolina del Norte. Hizo referencia a lo que ocurre en la región y como estos llegaron a Uruguay. Conectó fenómenos globales con problemas locales, destacando “un recorte estatal, especialmente en educación” y “una expansión acelerada de mercados ilegales” postpandemia. Explicó que “la distinción entre mercados formales e informales se ha profundizado, y sectores importantes de la población, incapaces de insertarse en el mercado formal, encuentran en los mercados ilegales e informales una forma de satisfacer necesidades que el mercado legal no cubre”. Este fenómeno, afirmó, también ocurre en países como Suecia, Holanda o Bélgica.
Señaló que los mercados ilegales interactúan con culturas juveniles marcadas por perspectivas de futuro cortas, asociadas a una vida breve, pero intensa, y un fuerte énfasis en el consumo y la individuación.
En Uruguay, destacó “una crisis educativa y una infantilización de la pobreza que han sido eternas”. Mencionó que “hace 25 años, cuando dejé Uruguay, ya se discutían estos temas” y que “hoy, seguimos hablando del Tren de la costa, pero escucho menos sobre la infantilización de la pobreza o la crisis educativa”.
Sobre las cárceles, afirmó que Uruguay está entre los países con mayores tasas de encarcelamiento en la región, junto con El Salvador y Cuba, pero “no hemos logrado reducir la criminalidad”. Aunque la tendencia al alza en homicidios es “baja en comparación regional”, es preocupante. Mencionó que “el bajo nivel cognitivo de los presos dificulta su organización en estructuras criminales sofisticadas”, lo que calificó como “un reflejo dramático del fracaso educativo de tres generaciones”.
Luna también señaló el retiro de los partidos políticos del territorio, afirmando que “en los territorios se escucha: ‘Los partidos nos abandonaron; nos quedan los narcos y los evangélicos’”. En este contexto, afirmó que “figuras como Marset se convierten en modelos de rol para jóvenes en contextos vulnerables, no como algo a evitar, sino como una opción racional frente a un Estado que no ofrece alternativas viables”. Luna cerró su intervención con un tono crítico, indicando “la bomba ya explotó. Preocuparse es para antes de que las cosas sucedan; ahora debemos ocuparnos. El horizonte es cada vez más complejo”.