A poco de tratarse el Presupuesto quinquenal, en diferentes sectores crecen las expectativas por la concreción o no de diferentes planteos. Desde La Mañana, se consultó al economista y académico Ignacio Munyo, quien se refirió a los temas en cuestión.
¿Cuáles son los desafíos de la economía para el 2025 y las consecuencias para el 2026?
El gran desafío que tiene la economía uruguaya para este año y el que viene es apretar el acelerador en términos de crecimiento de inversión. Básicamente es el motor del crecimiento de inversión privada, que tiene mucha incertidumbre hacia adelante, para empezar con la discusión de la nueva Ley de Presupuesto, de la cual conoceremos el primer borrador en los próximos días y que va a estar ingresando al Parlamento el 31 de agosto. Va a haber una discusión parlamentaria que va a llevar todo el semestre y ahí se van a ir viendo y despejando las dudas que existen en cuanto a si se va a lograr, por parte de esta administración, la generación de mayores incentivos a la inversión privada, que hoy está escasa y con complicaciones de rentabilidad. Tengamos claro que el éxito de la inversión privada en Uruguay en los últimos tiempos –y hay que remontarse muchos años para atrás– siempre se ha explicado por incentivos adecuados para su atracción y su funcionamiento. Sin esos incentivos no hay inversión privada y hoy estamos en un punto de inflexión en donde las discusiones públicas y el entorno externo de alta incertidumbre, tanto a nivel global como regional, hacen que las inversiones puedan estar analizándose.
Creo que es importante la marca uruguaya en el exterior para atraer inversiones al país y mejorar la presencia internacional, para atraer inversores de mercados avanzados y desarrollados que puedan valorar las cualidades históricas de nuestro país. En ese sentido, hemos tenido a fin del año anterior el plebiscito de la seguridad social, el rechazo popular del 62% de la población que no votó a favor de la reforma constitucional impulsada por el Pit-Cnt, que fue una señal clara de compromiso con las reglas de juego y con la responsabilidad institucional del Uruguay que habrá que ver cómo se va procesando también en el marco del diálogo social. Por lo tanto, hay muchas incertidumbres que se tienen que ir despejando para que haya señales contundentes de que viene más inversión, o por lo menos la inversión que el país necesita para poder crecer más y acelerar la tasa de crecimiento.
¿Cuánto afecta la competitividad del país el dólar cotizando a la baja?
Claramente, la cotización del dólar afecta a la competitividad del país. No voy a entrar en la discusión semántica de atraso cambiario, de si hay o no atraso cambiario, lo que es claro es que hay un atraso de competitividad que viene de la mano de un país que se ha encarecido del punto de vista cambiario en relación con los principales socios comerciales, con excepción de Argentina, que ha sido la que se ha encarecido y ha vuelto a niveles de paridad cambiaria similar al Uruguay. En la medida en que no se reduzcan otros costos muy importantes que impone el país para producir, desde lo tributario hasta lo logístico, hasta lo normativo laboral, con una serie grande de costos regulatorios y burocráticos que hay que reducir significativamente, será difícil convivir con un dólar como el que se encuentra hoy en términos reales en el Uruguay.
Se buscan alternativas para modificar la reforma de la seguridad social. ¿Existen posibilidades sin afectar la economía a futuro?
La seguridad social está permanentemente en cuestión y está bien que así sea porque es algo dinámico, en particular con lo que respecta a la reforma jubilatoria aprobada en 2023. Como bien se dijo en su momento por parte del presidente de la República, terminó siendo una reforma que fue leche con agua más que leche entera en el proceso de discusión, por lo tanto, queda claro que en los próximos años va a haber que ajustar nuevamente para poder adaptarla a las posibilidades financieras del país con una población que vive cada vez más. Es claro que bajar la edad jubilatoria es muy atractivo desde el punto de vista popular, pero son poco realistas desde el punto de vista financiero, habrá que ver cómo se va manejando en el diálogo social las excepciones que se incluyen en la reforma. Hay un problema que viene de la mano de un problema demográfico profundo de Uruguay y tiene consecuencias muy grandes en el futuro del país. Creo que ese es un tema en el que deberíamos enfocar la atención, cómo hacer para que aumente la población, cómo hacer para aumentar la cantidad de niños en el país y en condiciones adecuadas para fomentar el desarrollo de capital humano hacia adelante. Lo que es claro es que los recursos son escasos y las necesidades son infinitas en la medida que la población crece en edad y no en cantidad. No veo una solución fácil, lo que sí creo es que la señal que se dio por parte de la ciudadanía con respecto al plebiscito se tiene que respetar porque ahí juegan otros factores, juega la credibilidad y la marca país a la hora de atraer inversiones y sería muy contraproducente dar marcha atrás en una decisión popular a lo largo de esta administración. El resto de la discusión de todo lo que es la seguridad social es compleja y creo que se debe analizar en los marcos adecuados como Parlamento de la República, que es el que tiene la representación proporcional de la población. Ahí están nuestros representantes, a quienes votamos para que nos representen y tienen la responsabilidad durante estos 5 años de tomar decisiones en nuestra representación. Las decisiones con respecto a la reforma de la seguridad social están dentro de las decisiones que tiene que tomar el Parlamento, que tiene mucha más representación que cualquier conjunto de actores sociales, empresariales y políticos que conformen un diálogo social que siempre va a poder ser cuestionado muy por encima, mucho más que la representación que se votó en las urnas, en las elecciones generales de octubre del año pasado.
El impuesto a los más ricos, ¿es una posibilidad concreta o un planteamiento con bases ideológicas?
Creo que no es de recibo responder a esta pregunta para darle relevancia a un tema que está descartado por el propio presidente de la República, que no está presente en los compromisos de este gobierno. Es un tema complejo, que tiene muchos ángulos y que implica entrar en una discusión que genera impacto negativo en lo que el Uruguay necesita hoy, que es concentrar las baterías en atraer inversiones para acelerar el crecimiento. Por lo tanto, me niego a contribuir al debate de un tema que no está planteado como tal por parte de las autoridades electas del país, sino por algunos grupos de interés que tienen toda una organización que está muy bien estructurada, con una agenda muy clara que quieren imponer. Pero es nuestra responsabilidad focalizar los temas de discusión en los que se va el futuro del país y que hay que resolver en el corto plazo para poder avanzar.