El aumento de los niveles de deuda ha sido una de las consecuencias económicas más preocupantes de la pandemia. Ha ha sido generalizado, pero como ya hemos comentado, con comportamientos diferenciales. Que el ratio de deuda/PIB sea similar al de las economías avanzadas de ingresos altos llama la atención a nivel internacional y también a los propios chinos.
Qué dejo la crisis sanitaria
De acuerdo con el 24º Informe de Ginebra, la deuda de China en todos sus componentes (público, empresas y familias) se disparó llegando a niveles desconocidos para esta potencia mundial. Éste indicador llegó a 290% en 2020, el doble del nivel de 2008. De esta forma los niveles son comparables a las economías avanzadas de ingresos altos como EE.UU. (296%) y la zona del euro (292%), superando a otras economías emergentes de relevancia como India (181%), Brasil (189%), Rusia (136,9%) e Indonesia (80%).
China, en su crecimiento y desarrollo más reciente, ha tenido un incremento inédito en los créditos con un importante auge del mercado inmobiliario que se ha desplomado debido a la crisis, lo que tiene sus consecuencias y riesgos importantes en los mercados financieros. Tanto las empresas como los hogares se han apalancado sustancialmente en la última década y el auge inmobiliario parece estar convirtiéndose en una crisis inmobiliaria.
La duda es si puede esperarse que a nivel doméstico se manifieste la crisis financiera para lo cual hay respuestas variadas. Quienes son más positivos y dicen que no argumentan en que la mayor parte de la deuda de China está en manos de acreedores internos, y vinculado al comportarse como economía cerrada y difícil que se algún capital al exterior. Por otra parte, la parte principal de la deuda china es pública y a su vez la corporativa es la que más tienen cediendo.
El nivel de deuda general relativamente alto de China ciertamente merece una estrecha vigilancia. Las tensiones financieras recientes podrían resultar temporales si el gobierno interviene para organizar una reestructuración ordenada de la deuda del sector inmobiliario. Sin embargo, los vientos en contra del crecimiento por el auge inmobiliario (impulsado por el crédito) podrían durar más y tardar en resolverse. Si bien no nos parece muy probable una crisis financiera descontrolada, los desafíos para los políticos chinos han crecido sustancialmente en los últimos meses.
Para Laurence Boone, Joachim Fels, Òscar Jordà, Moritz Schularick y Alan M. Taylor en su artículo reciente que analiza el informe de Ginebra, el nivel de deuda general relativamente alto de China ciertamente merece una estrecha vigilancia. Las tensiones financieras recientes podrían resultar temporales si el gobierno interviene para organizar una reestructuración ordenada de la deuda del sector inmobiliario. Pero se debe estar atento porque el crecimiento podría estar afectado por un auge inmobiliario impulsado por el crédito que bien podrían durar más y tardar en resolverse. Parece raro que pueda darse una crisis financiera de impacto en la potencia asiática, pero es una realidad que los desafíos para los políticos chinos han crecido sustancialmente en los últimos meses.
Tendencias más recientes
La relación deuda/PIB de China venía en caída y mantuvo la tendencia en el cuarto trimestre de 2021 hasta el 264,3% desde el 266,5% del tercer trimestre. Pero sigue siendo muy superior a la anterior a la pandemia (247,5% en el cuarto trimestre de 2019). Las empresas son las que han tenido más reducción seguida por los hogares que también bajaron. Pero por otra parte el sector publico sigue creciendo. En el 2021 la tendencia global de la deuda fue a la baja y se espera que lo siga así para el 2022, pero el crecimiento de la economía también viene más lento.
Preocupación, pero no desespero
Los analistas afirman que la transición de China del auge financiero al colapso es un factor de riesgo particular. Para los gobiernos, el desafío no es sencillo en términos de políticas públicas a implementar, pero tampoco hay condiciones para una preocupación desmedida. No estamos en tiempos donde existan condiciones para promover expectativas que nos jueguen en contra. Podemos esperar que el exceso de crédito continue, pero en un contexto de tasas bajas y con composiciones como se vienen viendo parece difícil un colapso financiero.
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