En medio de la reestructura de Claldy y el anuncio de 50 despidos, productores lecheros de Paysandú manifestaron su respaldo a la empresa en una reunión clave para el futuro de la industria láctea del norte. Con el recuerdo aún latente del cierre de PILI, solicitaron al gobierno que intervenga para preservar las fuentes de trabajo y sostener la actividad en una zona que depende fuertemente del sector.
En medio de la compleja situación que atraviesa la industria láctea Claldy, ubicada en Young, productores remitentes agrupados en la Asociación de Productores de Leche de Paysandú (APLP) se reunieron con autoridades de la empresa para conocer de primera mano el estado actual del emprendimiento.
El encuentro fue impulsado por la preocupación de los productores tras el reciente anuncio de Claldy de que despedirá a 50 trabajadores, en el marco de una reestructura que busca asegurar la viabilidad económica de la empresa. “Hemos leído trascendidos en la prensa del sindicato hacia la industria, de la industria con aclaraciones sobre su funcionamiento y la viabilidad de la empresa que está bastante comprometida, lo que nos llevó a pedir la reunión”, explicó a El Telégrafo Gerardo De Souza dirigente de la APLP.
Claldy, que desde hace años opera con fuerte presencia en el norte del país, recibe actualmente el 30% de la producción lechera de los remitentes de Paysandú. El vínculo entre la gremial y la industria se consolidó a partir de 2019, cuando los productores debieron trasladar su producción tras el cierre de PILI. Desde entonces, según De Souza, el compromiso de los remitentes ha sido firme: “Siempre trabajamos en solidaridad con la industria y con la fuente de trabajo que representa”.
El dirigente reconoció que las actuales dificultades generan preocupación. “La situación golpea en el ánimo del productor, porque ya pasamos por algo similar cuando cerró PILI, y todavía hay un saldo pendiente de cobro de aquellas remisiones de 2018”, señaló. Aun así, la Aplp manifestó su apoyo a Claldy y pidió al gobierno que intervenga para evitar un nuevo golpe al entramado productivo del norte.
“La industria, el trabajador y el productor están en el mismo barco”, enfatizó De Souza, quien subrayó que el grupo se mantiene unido y decidido a sostener la remisión, en defensa del trabajo y la producción local.
“Hay Claldy para rato”
Por parte de la empresa, el representante Daniel Reimer se encargó de trasladar tranquilidad a los productores. “Vinimos a dar seguridades. Somos responsables de mantener una industria eficiente y por eso estamos haciendo ajustes, dolorosos pero necesarios”, expresó.
Claldy defiende que el proceso de reestructura está motivado por la necesidad de modernizar maquinaria y mejorar los niveles de eficiencia productiva. Reimer reconoció que el parque industrial presenta un importante desgaste y que las nuevas inversiones buscan revertir esa situación.
Consultado sobre las críticas sindicales y los rumores sobre el uso de fondos públicos para financiar despidos, fue enfático: “Rechazamos que se esté usando el Fondo de Reconversión para despedir personal. Ese dinero va destinado exclusivamente a la compra de maquinaria, como establece nuestro proyecto”, afirmó. También negó que exista una actitud antisindical por parte de la empresa, señalando que Claldy cuenta con una herramienta de evaluación de desempeño desde hace 20 años y que se contemplan criterios sociales a la hora de tomar decisiones difíciles.
El desafío de sostener una industria clave para el norte
La preocupación por una eventual pérdida de otra planta láctea en la región es compartida por todos los actores involucrados. De Souza insistió en que, más allá de las diferencias, lo central es evitar que la crisis escale: “Estamos hablando de la fuente de trabajo de cientos de familias y del sustento de toda una región”.
Mientras tanto, la negociación continúa en el ámbito del Ministerio de Trabajo (Dinatra), donde empresa y sindicato buscan acercar posiciones. Claldy, por su parte, reiteró que el despido de 50 trabajadores es parte de un plan mayor para asegurar la continuidad de los 200 restantes.
La historia reciente del sector lechero en el norte del país –marcada por la caída de PILI, la reconfiguración del mapa industrial y ahora las tensiones en torno a Claldy– pone nuevamente en evidencia la necesidad de fortalecer y proteger al sector productivo como pilar estratégico del interior uruguayo.