Las cooperativas Calagua y Calnu lograron desarrollar un emprendimiento que se transformó en un motor de la actividad productiva de Artigas, pero no terminó de la mejor manera. En la actualidad Calagua mantiene la disposición para encontrar caminos que generen las herramientas que permitan revertir la situación.
El 8 de diciembre de 1968 nació en Artigas Calagua, la Cooperativa Agraria Limitada de Agua para Riego, con la finalidad de atender “una restricción importante en la zona”, ofreciendo una red de riego que “asegurara el acceso al agua de las chacras” de la zona. Ese fue el origen, dijo el Ing. Agr. Francisco Moraes, gerente general de la cooperativa que por muchos será recordada por sus hortalizas congeladas, rubro en el cual ya no incursiona luego de una serie de hechos que hicieron el negocio inviable.
Para explicar la relación entre el riego y los congelados, Moraes dijo a La Mañana que a fines de los años 70 la cooperativa azucarera Calnu (Cooperativa Agraria Limitada Norte Uruguay) observó “la necesidad de diversificar la producción de caña de azúcar” dado que su capacidad industrial estaba completa con unas 9.000 hectáreas, más de 400 productores involucrados y casi 2.000 trabajadores en toda la cadena. “Ese modelo productivo estaba dando frutos muy interesantes”, pero “se vio la necesidad de diversificar la producción y no depender exclusivamente de la caña de azúcar”.
Ante esa situación se realiza un censo socioeconómico en el área de influencia de Calagua, “una zona de pequeños y medianos productores” cuyo mayor obstáculo era carecer de riego.
De ese estudio “surge que la actividad más recomendable era la horticultura”, en especial “por el tamaño de los predios, eran pequeños productores de 10 o 12 hectáreas” y la actividad más viable resultó ser la horticultura.
En 1981 con el trabajo técnico de Calnu “se logró elaborar un proyecto integrado de desarrollo agroindustrial para Calagua, el cual era muy ambicioso y pretendía impulsar la agroindustria basada en la horticultura en fresco como congelados”. El financiamiento para esa iniciativa se logró mediante la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP) y se articuló a través de un préstamo del BID.
“Fue un paso muy importante” ya que implicaba el desarrollo de un sistema de riego para 3.500 hectáreas y la instalación de una fabrica de congelados con una importante capacidad de proceso y de almacenamiento, “orientado principalmente al mercado externo”, detalló.
En agosto de 1984 se suscribe el contrato de préstamo entre Calagua y el Estado y en 1991 se inauguran las obras poniéndose en marcha el proyecto agroindustrial basado en la horticultura para congelados y en fresco.
Calnu y Calagua constituyen Greenfrozen SA
Moraes recordó que para poder hacer la explotación de la planta industrial se constituyó una sociedad anónima entre las dos cooperativas -Calnu y Calagua-, la que se llamó Greenfrozen SA y opero la planta desde 1991 a 2006. “El préstamo de la OPP requería una inversión del 20% del capital total como contrapartida local y como el monto total de la inversión fue de US$ 19.750.000, el 80% (US$ 15.800.000) provino del BID y el 20% (US$ 3.950.000) lo pusieron los productores a través de Calnu”.
Calagua tenía más de 200 productores y Calnu 400, “todos tenían plantación de caña de azúcar con destino Calnu y horticultura con destino Calagua, y así diversificaban la matriz productiva de Bella Unión”.
Las dificultades mayores se dieron con el surgimiento del Mercosur con cuya firma “la política azucarera comenzó a cambiar” y todo el plan de producción quedo en riesgo “amenazándose la principal producción de Bella Unión” porque con “la unión aduanera no había posibilidad de competir con Brasil” que es el productor más grande de azúcar del mundo, y tampoco con Argentina.
“Se buscaron alternativas” y a partir de 1992 el Gobierno de la época “resuelve a poner en marcha una política azucarera que a través de un beneficio fiscal le permitía a los ingenios azucareros importar azúcar crudo para refinar sin impuesto, o sea sin tasa arancelaria”.
En 2002 sobrevino otro cambio importante: “Se cambia la política azucarera ajustándose a los protocolos del Mercosur” y el azúcar ingresa “en un régimen de excepción que continúa hasta hoy y la única tasa arancelaria es del 35% que rige desde enero de 2001. Eso hizo colapsar económicamente a Calnu -enfatizó- cuya producción disminuyó a un tercio y tenía endeudamientos serios con el BROU y con una empresa multinacional con la cual se había asociado para la provisión de azúcar crudo”.
Alur absorbe Calnu
Sin embargo, y a pesar de esa situación tan difícil, la cooperativa logra mantenerse gracias al esfuerzo de los productores y un segundo fondo de reconversión creado en 2001. En 2005 el Gobierno “propuso a Calnu la estatización de la industria azucarera de Bella Unión cosa que ocurrió en 2006”, de esa forma “Calnu desaparece de escena y Alur (Alcoholes del Uruguay) que es una subsidiaria de Ancap, se instala en Bella Unión”.
Alur sólo negoció el ingenio azucarero sin tener en cuenta los procesos de desarrollo y diversificación que Calnu había impulsado en Bella Unión, como Calagua y los vinos Calvinor.
Al desaparecer Calnu, Greenfrozen queda en manos de Calagua, se intenta la participación de un inversor privado argentino y con el apoyo del Estado uruguayo sigue funcionando, pero como no se cumplieron los compromisos asumidos se ejecutó judicialmente al inversor argentino que en 2014 resuelve cerrar y se presenta a concurso de acreedores. “Se remataron las maquinarias industriales, los vehículos, los muebles y útiles, y en una segunda etapa la fábrica desmontable, el túnel de congelado, no quedó nada. Perdimos nuestra fábrica de congelados en un proceso triste y que nos dejó sin la posibilidad de concretar una alternativa interesante que era la horticultura de congelados” para esa zona del país y para el país en general.
Moraes expresó que “llamó la atención” que cuando se va a concurso y se producen los remates “la OPP no haya actuado”. Ahora, en el predio donde está la fábrica “no hay nada, solo queda una construcción pequeña de donde estaban las oficinas y el taller, pero no queda nada de valor”.
El futuro de Calagua
“Tenemos que resolver el problema de la OPP que es delicado pero hay que buscar una solución porque el endeudamiento de Calagua de US$ 15,8 millones no nos permite funcionar correctamente”. Calagua “siempre estuvo dispuesta y siempre pretendió buscar soluciones pero no hemos encontrado los caminos que nos conduzcan a ella, aunque estamos con la esperanza de encontrarla”, subrayó.
Según pudo saber La Mañana, el Directorio de Calagua ve la posibilidad de superar la situación actual con las actividades que desarrolla la cooperativa actualmente y otras que requerirán de una inversión nueva y a partir de esa inversión el resultado económico sería destinado a pagar la deuda, pero las autoridades de Calagua mantienen reserva y prefieren no hablar del tema.
Por el momento Calagua continúa regando y los productores plantando caña de azúcar, la horticultura cayó sensiblemente y los congelados son el buen recuerdo de una buena época.
A pesar de tener la llave de Greenfrozen, la OPP se ausentó del remate
La ejecución y remate de la empresa Greenfrozen se llevó adelante a fines de 2017, concretándose así el desmantelamiento completo de la empresa. Su activo principal, la planta de congelados, se encontraba prendada al igual que el resto de sus activos a favor de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP).
El remate sorprendió a todos los actores por la ausencia justamente de la OPP, que debería haber sido la principal interesada en preservar los activos estratégicos de esta emblemática empresa de Artigas. Con la venta a precio vil del túnel de congelado, la caída de Greenfrozen no tendría marcha atrás. Hoy no se sabe a dónde fue a parar la maquinaria.
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