Con autoridades uruguayas y representantes diplomáticos, la embajada de China celebró en Montevideo el 76º aniversario de la fundación de la República Popular. El embajador Huang Yazhong destacó los logros económicos de su país, la cooperación internacional y el fortalecimiento del vínculo bilateral con Uruguay.
El salón elegido para la celebración estaba colmado. Autoridades del gobierno uruguayo, representantes del cuerpo diplomático, empresarios, académicos y miembros de la comunidad china en el país se dieron cita para conmemorar un hito: el 76º aniversario de la fundación de la República Popular China. Banderas rojas y doradas decoraban el espacio, junto a imágenes que evocaban el largo recorrido de modernización de la nación asiática. El ambiente tenía algo solemne, pero también festivo: no era solo un recordatorio histórico, sino una demostración de amistad bilateral.
El anfitrión de la velada, el embajador Huang Yazhong de China en Uruguay, abrió la ceremonia con un saludo a las autoridades presentes. Entre ellas se encontraban ministros de Estado, legisladores, altos mandos militares y representantes de instituciones culturales y económicas. “Es un honor recibirlos en esta fecha tan significativa para mi país y compartir juntos el espíritu de cooperación que nos une”, expresó al inicio de su discurso.
El camino de China: de la pobreza a la potencia mundial
El embajador trazó un panorama del desarrollo chino desde 1949 hasta la actualidad. Recordó que hace apenas unas décadas, el país enfrentaba enormes desafíos de atraso y pobreza. Sin embargo, las políticas de apertura y reforma lograron transformar a China en la segunda economía del mundo y en la nación que más ha contribuido al crecimiento económico global en las últimas décadas.
Uno de los datos que subrayó fue que más de 800 millones de personas fueron sacadas de la pobreza absoluta en los últimos 40 años, lo que equivale a más del 70% de la reducción de la pobreza a nivel mundial durante ese período. Ese logro, explicó, no solo constituye un hito nacional, sino que también es un aporte de China al bienestar global.
Asimismo, destacó que en los últimos años el país ha apostado a un crecimiento de “alta calidad”, basado en la innovación tecnológica, la producción sustentable y la apertura comercial. Mencionó en particular los avances en inteligencia artificial, energías renovables y modernización industrial, sectores que han puesto a China en el centro de la atención internacional.
Una apertura al mundo
La narrativa del embajador no se limitó al plano interno. Habló de la importancia de la Iniciativa de la Franja y la Ruta, que desde 2013 busca tender puentes de infraestructura, comercio e innovación entre China y decenas de países. Según señaló, los proyectos vinculados a esa iniciativa han generado 420.000 empleos en países participantes, además de abrir nuevas oportunidades de financiamiento y cooperación para las naciones en desarrollo.
También recordó que China se ha mantenido como el mayor exportador de bienes del mundo durante siete años consecutivos y que, solo en el primer semestre de este año, más de 30.000 empresas extranjeras se instalaron en el país, lo que refleja la magnitud de su mercado y la confianza que genera en inversores internacionales.
El discurso no dejó de lado el compromiso con el multilateralismo y la paz internacional. En ese sentido, el embajador evocó la reciente intervención del presidente Xi Jinping en Naciones Unidas, donde reafirmó la idea de construir “una comunidad de futuro compartido para la humanidad”.
La relación con Uruguay: un puente consolidado
En varios pasajes de su intervención, el diplomático hizo referencia a la amistad tradicional entre China y Uruguay, que se ha fortalecido en las últimas décadas a través de intercambios culturales, acuerdos comerciales y cooperación política.
Mencionó que el vínculo no es solo económico, aunque el comercio –especialmente en el sector agropecuario– constituye un eje central. También subrayó la importancia de los intercambios académicos, las asociaciones culturales y los proyectos conjuntos en innovación. “Lo que une a nuestros pueblos va más allá de los números; es una relación de confianza y de respeto mutuo”, afirmó.
En la sala, los representantes uruguayos coincidieron en esa visión. La presencia de ministros y parlamentarios fue interpretada como una señal clara de la relevancia que Montevideo concede a este lazo diplomático.
Ecos históricos y mirada al futuro
El 76º aniversario de la fundación de la República Popular China coincidió también con otras efemérides: los 80 años del final de la Segunda Guerra Mundial y la creación de las Naciones Unidas. El embajador conectó esos hitos históricos con la posición actual de su país: “China ha sido y seguirá siendo un actor comprometido con la paz mundial, con el desarrollo de los pueblos y con el fortalecimiento de las instituciones multilaterales”.
En ese marco, resaltó que la cooperación con América Latina –y con Uruguay en particular– se enmarca en una visión de desarrollo pacífico, sin imposiciones ni condiciones, basada en la búsqueda de beneficios mutuos.
Mirando hacia el futuro, destacó proyectos que incluyen la apertura de nuevas oportunidades para estudiantes uruguayos en universidades chinas, el apoyo a la innovación agroalimentaria y la posibilidad de profundizar acuerdos en materia de energías limpias.
Un brindis por la amistad
La ceremonia culminó con un brindis. Copas en alto, el embajador propuso celebrar la prosperidad de China, la amistad con Uruguay y el bienestar de los presentes. “Que nuestras relaciones sigan floreciendo y que ambos pueblos sigan compartiendo logros y esperanzas”, dijo antes de recibir un aplauso cerrado.
Los invitados aprovecharon luego para conversar de manera más distendida, en un clima de cordialidad que reflejaba el espíritu del encuentro. Empresarios y académicos intercambiaban ideas sobre proyectos conjuntos, mientras representantes de la comunidad china en Uruguay compartían su orgullo por el camino recorrido por su país de origen.
Una celebración que trasciende la diplomacia
Más allá de los discursos oficiales, la recepción dejó la impresión de que el vínculo entre Montevideo y Pekín atraviesa un momento de consolidación. Uruguay, pequeño en territorio pero con una proyección estratégica en América del Sur, ha sabido mantener una relación de confianza con China, el gigante asiático que hoy se erige como uno de los motores de la economía mundial.
El 76º aniversario de la fundación de la República Popular China fue, en Montevideo, mucho más que una fecha conmemorativa. Fue un recordatorio de que las relaciones internacionales se construyen tanto en los grandes acuerdos como en los gestos simbólicos, y que en un mundo en constante transformación la diplomacia sigue siendo un puente insustituible entre los pueblos.