El exdecano de la Facultad de Ingeniería, ingeniero en Sistemas de Computación y doctor en Informática, Héctor Cancela, fue electo como nuevo Rector de la Universidad de la República. En diálogo con La Mañana, anunció que en el Presupuesto se va a solicitar un incremento aproximadamente del 52% con respecto a 2020. Cancela destacó el trabajo universitario en el interior y el incremento de la matrícula tras la pandemia.
¿Qué significa para usted, después de haber sido decano de la Facultad de Ingeniería, haber accedido a este cargo de rector de la Universidad?
Realmente es un momento de mucha emoción. Es una gran responsabilidad sentir el respaldo de los colectivos, tanto de estudiantes, egresados y docentes, que terminaron eligiéndome para llevar adelante esta tarea.
¿Hacia dónde va a estar enfocada su gestión?
El primer punto, el más urgente, tiene que ver con el plan estratégico de la Universidad y el presupuesto quinquenal. La Universidad vino trabajando todo el año pasado desde las distintas facultades, servicios, el interior y con la participación de los órdenes y gremios en elaborar un plan estratégico de desarrollo para el próximo quinquenio. Se busca atender las necesidades tanto de generalización de la educación superior, la creación de conocimiento, la atención de las distintas necesidades de condiciones de estudio y de trabajo dentro de la Universidad. Ese plan de desarrollo va acompañado de un pedido presupuestal para ser planteado, tanto al gobierno como al Parlamento y tener en definitiva el respaldo económico que permita llevar adelante esas propuestas.
¿Están solicitando algún tipo de incremento en especial?
La Universidad, como parte de la elaboración de ese plan, hizo un cálculo que indica que es necesario aproximadamente un 52% de presupuesto adicional. Se puede ver como un porcentaje relativamente alto, pero lo cierto es que ya llevamos muchos años de crecimiento de la cantidad de estudiantes sin que haya habido un acompañamiento del presupuesto. El presupuesto está constante y la cantidad de estudiantes ha crecido muchísimo, alcanzando los 160 mil y necesitamos esos recursos adicionales para poder dar la atención que se merecen.
¿Cómo se pudo llevar adelante la tarea de estos últimos cinco años cuando se partió de un presupuesto, pero creció la matrícula y no los fondos?
Ha habido varias cosas en paralelo. Por un lado, un esfuerzo adicional de los y las docentes en la Universidad. Los trabajadores están haciendo un mayor esfuerzo de atención, muchas veces sacrificando horas de descanso, trabajando mucho más de las horas que son remuneradas. Lo mismo pasa con los técnicos, administrativos y personal de servicio. Por otro lado, en algunos casos, la cantidad de estudiantes en cada curso ha crecido también de manera muy importante y eso genera otros problemas. Cada estudiante, en definitiva, tiene menos minutos de docente, más dificultad para poder hacer una consulta o para poder plantear una necesidad en sus estudios.
En cuanto a la cantidad de profesores que tiene la Universidad, ¿son los adecuados para la cantidad de estudiantes que hay o cómo se maneja esa ratio?
Nosotros tenemos algunos cálculos de horas docentes por estudiantes. Ese valor ha venido descendiendo de manera importante en el tiempo. Estamos proponiendo un incremento considerable en la cantidad de docentes también para poder volver a las cifras que hace unos años teníamos. Esto es parte de este seguimiento que hace la Universidad de ir viendo efectivamente con qué cuerpo docente y de cuántas horas contamos para poder dar las clases de manera adecuada.
¿Cuál fue aproximadamente la cantidad de estudiantes que se incrementaron desde 2020 hasta la fecha?
Desde 2020 hasta ahora el crecimiento es cercano al 20% o 30%. Hubo un incremento muy grande pospandemia tras habilitarse las actividades presenciales. Ese incremento enorme fue entre 2021 y 2022, tanto en Montevideo como en el interior. Ya tenemos cerca de 30 mil estudiantes en las distintas sedes del interior, que es un número que años atrás era impensable. Los centros universitarios regionales en este momento son tres y hay uno en creación.
Está el Centro Universitario Regional Litoral Norte, que abarca Río Negro, Paysandú, Salto y Artigas. El Centro Universitario Regional Este, con influencia en Maldonado, Rocha y Treinta y Tres y el Centro Universitario Regional Noreste, que cubre Rivera, Tacuarembó y Cerro Largo. Ahora tenemos en creación un Centro Universitario Regional Litoral Sur, para Colonia y Soriano, por ahora para esos dos departamentos.
A su entender, por qué después de la pandemia hubo ese gran incremento de estudiantes en la Universidad.
Hay varios aspectos y existe uno que es un poco constante. Creemos que las y los jóvenes y las familias en general valoran que realizar estudios universitarios, estudios terciarios, dan una oportunidad, de ascenso social, de empleo, en definitiva, una oportunidad de una mejor vida. Particularmente la pandemia hizo muy relevante todas las profesiones en el área de la salud. Fueron parte de las profesiones que tuvieron un incremento muy grande pospandemia. Y después, en definitiva, hay un cambio en el mundo. Es decir, de alguna forma, el avance de las tecnologías hace que muchas veces cierto tipo de empleo más rutinarios estén siendo reemplazados y los empleos basados en conocimiento son aquellos que tienen mayor demanda, mayor posibilidad de inserción.
En lo que es su experiencia, ¿cómo evalúa que ha impactado en el interior la llegada de la Universidad cuando hace 30 o 40 años atrás no existía y la única posibilidad de estudiar en una universidad era venir a vivir en Montevideo’
Lo que observamos es que ha sido un cambio sustancial. En lo personal tengo bastante vínculo con las distintas regionales y las distintas sedes de la Universidad y hemos visto que en muchas ciudades donde los jóvenes se iban, ahora son ciudades que reciben jóvenes de otros lados del país, ya que van a estudiar allí. Y eso lo observamos en Paysandú, Salto, Tacuarembó, Rocha, Rivera, Maldonado. Esa situación dinamiza la vida de toda la ciudad y del departamento. Por un lado, las y los jóvenes pueden quedarse a vivir en su departamento de origen y mantienen un contacto con la familia, pero también se genera todo una actividad social y económica importante. Ya hay otra demanda de actividades, incluso los sectores como el inmobiliario se mueven de otra manera. También en el sector cultural. Otro aspecto es que estos jóvenes a medida que van terminando sus estudios se van insertando en distintas actividades, enriqueciendo la vida de esos departamentos.
La inserción universitaria
Cuando uno observa las estadísticas de educación secundaria, el rendimiento es extremadamente bajo. ¿Cómo lidia con eso la Universidad cuando los estudiantes terminan en ella?
Nosotros entendemos que es difícil hablar de nivel como un número. No hay una medida estandarizada de cuál es o no el nivel, pero sí vemos que hay mayor diversidad en la formación de las y los estudiantes que llegan a la Universidad. Y también se observan cambios culturales. Son generaciones mucho más audiovisuales y con mucho menos hábito de lectura y de escritura, lo cual lleva a que todo se dificulte. Por otro lado, la sociedad en su conjunto se ha vuelto mucho más inmediatista. Es decir, todos esperamos apretar un botón y ver un resultado y evidentemente que a nivel de la educación superior uno no aprieta un botón y el otro día aprendió una carrera.
Entonces, todas esas son dificultades que surgen y que hacen que la inserción, el cambio, de secundaria a la universidad, lo estemos viendo como cada vez más difícil. Hay distintas iniciativas para tratar de hacer más sencilla esa inserción.
En un área específica para usted, que tiene que ver con la ingeniería, debe de ser justamente uno de los puntos más complicados este tema.
Por supuesto, pero no es la única área donde vemos dificultades. Ingeniería es una de las facultades que desde hace varios años trabaja en lo que es el tránsito de secundaria a la universidad. Ya hace algún tiempo se tomaron algunas medidas, por ejemplo, una prueba diagnóstica que antes simplemente daba una recomendación, ahora se inserta como parte de las trayectorias de las y los estudiantes.
De acuerdo con los resultados de esa prueba diagnóstica, los estudiantes van a realizar ciertos cursos y eso permite de alguna manera nivelar o atender de manera distinta a quienes necesitan un tránsito diferencial para poder realmente poder avanzar en sus estudios.
¿En Ingeniería se dio ese fenómeno de una inscripción acelerada después de la pandemia o se mantuvo?
En Ingeniería la matrícula viene creciendo desde hace muchos años y pospandemia creció también, no en forma tan rápida como otras profesiones. Por ejemplo, psicología creció en forma mucho más rápida u otras relacionadas con la salud. Igualmente, se ve en épocas de crisis económica, que la pandemia también lo generó, que muchas veces las personas se vuelcan al estudio. En los momentos que hay menos oportunidades laborales se refuerza la cantidad de gente que opta por estudiar.
La IA y el estudio
En referencia a su especialidad, usted es doctor en Informática, ¿cómo observa el fenómeno de la inteligencia artificial y hacia dónde piensa que puede llegar a derivar en cuatro o cinco años?
La tecnología está avanzando de forma tan rápida que es difícil saber, incluso a plazos tan cortos como cuatro o cinco años, exactamente en qué punto estaremos. Muchas de estas tecnologías en realidad no son tan nuevas, sino que ahora lo que han hecho es de alguna forma ser explotadas comercialmente. En todo lo que son las técnicas de aprendizaje automático, las redes neuronales, las técnicas basadas en modelos generativos de lenguajes, ya se venían trabajando desde hace tiempo. En algunos casos de hace décadas, en otros de hace un poco menos, ahora hay una explosión a nivel comercial y de su disponibilidad. Ese fenómeno se va a mantener. Claramente, van a estar cada vez más incorporadas en nuestra vida, como otras tecnologías en su momento. Cuando llegó Internet, pasó lo mismo. Es una tecnología que hacía tiempo se había desarrollado y que, de golpe, en muy poco tiempo, dos o tres años, explotó, y hoy por hoy no nos imaginamos un mundo sin conexión y sin internet. Como incorporamos el uso de internet en buscar un libro en línea o hacer una búsqueda a través de Google, hoy necesitamos entender lo que estas tecnologías ofrecen. Y necesitamos adaptar las prácticas docentes y también generar códigos éticos. Esto para que en el fenómeno educativo quede claro qué es aceptable, qué no y cuándo es aceptable, sobre todo. En definitiva, hay un trabajo de adaptación tanto de docentes como de estudiantes e incluso de las propias normas de la Universidad para tener en cuenta este fenómeno.
Estas tecnologías de la IA ya tuvieron en la universidad un hecho generado en la Facultad de Psicología. ¿Cuál es su visión al respecto sobre lo ocurrido?
Entendemos que realmente el desafío es entender cómo y de qué forma se incorporan estas tecnologías y no simplemente denegar que existan.
En el caso de la Facultad de Psicología había un conjunto de pruebas que fueron propuestas de manera clásica y se vio que con el uso de las tecnologías los estudiantes las podían resolver de una manera que, de alguna forma, ponían en tela de juicio la medida del aprendizaje que se quería lograr.
Hay que revisar del lado de la práctica las formas de evaluación, para que las que aplicamos tengan sentido frente a la disponibilidad de nuevas herramientas. En su momento había evaluaciones que se basaban simplemente en la memoria, hoy eso ya no tiene más sentido.
También está la necesidad de generar esos marcos y códigos éticos, que indiquen a las y los estudiantes qué es lo que se espera a nivel de su comportamiento. Puede haber asignaturas o tareas incluso en la cual se les pida que usen la IA, habrá otras, en cambio, en que se les pida que no la usen. Habrá más evaluaciones de tipo oral, y pueden existir evaluaciones más presenciales, en lugar de a distancia. A su vez habrá otras a distancia, pero en las cuales sepamos, que está permitido la utilización de esas herramientas. Lo que es importante en esto es entender el porqué de la evaluación, cuál es el fenómeno de enseñanza aprendizaje. Qué es lo que esperamos que los estudiantes tomen y logren en un curso. También entender realmente qué es lo que queremos medir con cada evaluación, cómo se inserta esa evaluación dentro de lo que es ese proceso de aprendizaje de cada estudiante y adaptar la forma concreta de evaluación para lograr ese objetivo.