No bien Cabildo Abierto decidió votar la última Rendición de Cuentas, se desató contra nuestro partido una andanada de descalificaciones, desde los partidos tradicionales, que pone en evidencia la torpeza con que estos se manejan en la actualidad, desnudando algunas de las razones por las que estas colectividades políticas, antiguamente prestigiosas, hoy necesitan de los votos de otros partidos para alcanzar sitiales de poder que antaño monopolizaban.
En primer término, digamos que sus decisiones no pueden constituir un imperativo para otros partidos, que por algo se han presentado en elecciones nacionales promoviendo otros programas de gobierno y diferentes candidaturas a cargos electivos.
En segundo lugar, dichas descalificaciones, que llegaron al extremo del insulto, calificándonos de Judas, no parecen la mejor manera de alimentar exitosamente la relación con un posible socio político, cuyos votos les serán imprescindibles para poder alimentar la esperanza de alcanzar el gobierno en un futuro.
En tercer término, la actitud puso en evidencia la torpeza de ignorar que en el pasado han sido muchas las oportunidades en que los partidos tradicionales votaron con el Frente Amplio contra propuestas de Cabildo Abierto, por ejemplo, en materia de deudas y tasas de interés, prisión domiciliaria para mayores de setenta años, voto secreto en organizaciones profesionales, etc. Nunca pronunciamos un insulto, ni nos negamos a votar iniciativas de los que eran nuestros socios en la coalición por mero afán revanchista. Por el contrario, votamos iniciativas de otros partidos siempre que nos parecieron beneficiosas para la gente, porque nunca tomaríamos a nuestros compatriotas como rehenes de una venganza.
En cuarto término, digamos que no se puede borrar con el codo lo que se escribe con la mano. A los pocos días, los mencionados partidos votaron con el Frente Amplio, en actitud que parece pretenden prohibirle a Cabildo, una normativa vergonzosa para generar la sensación que se aprobaba una solución para la Caja Profesional, cuando en realidad lo que se hizo fue aplicar una cataplasma a un moribundo. Como si ello fuera cosa menor, después de que el diputado Perrone los pusiera en evidencia, mencionando con nombre y apellido legisladores de los partidos tradicionales que habían prometido no votar nuevos impuestos y que con los pies votaron nuevos tributos a activos y pasivos de la citada caja, varios legisladores del Partido Colorado votaron a la candidata del Frente Amplio Mariana Mota para integrar el Instituto de Derechos Humanos, con el agravante que esta es una militante marxista radical. Nos preguntamos entonces, si el diputado Gurméndez, tan ligero para calificar a nuestros legisladores, le aplicó el mote de Judas a sus propios correligionarios, dispuestos a votar semejante candidata. Nada de eso seguramente ha sucedido, por lo que pensamos que el berrinche ya ha pasado.