Desde los partidos tradicionales o desde sus voceros se ha levantado un discurso que pretende colocar a Cabildo como ladero del Frente Amplio. Este absurdo discurso parte del error que consiste en creer o pretender hacerle creer a la opinión pública que Cabildo surgió para servir a los intereses de quienes se han apoderado de las divisas tradicionales haciéndoles perder la consideración que merecieron desde su fundación en 1836 hasta hace cuatro décadas. La primera pregunta que deberían hacerse quienes dirigen esas colectividades es analizar qué han hecho para perder la hegemonía que mantuvieron prácticamente durante siglo y medio. Hoy se abrazan desesperadamente entre sí, olvidando sus diferencias históricas, que han quedado diluidas en una plataforma electorera difusa por su incapacidad de vertebrar una plataforma de principios clara y sólida. El drama que padecen y les impide por sí solos acceder al poder los hace pretender obtener apoyos de terceros, a los que luego pretenden someter a su voluntad. Se trata de una pretensión absurda, ya que quienes abandonamos los partidos tradicionales lo hicimos porque advertimos que, como señaló una personalidad de la intelectualidad nacional, estos se han transformado en un Frente Amplio de saco y corbata.
La diferencia entre los partidos tradicionales y el partido de gobierno se reduce hasta ahora a un estilo de hacer política más pulido en las expresiones, aunque reconocemos que últimamente algunas de sus figuras también recurren a actitudes violentas, por no decir patoteriles, que caracterizaban al marxismo.
Existen además otras coincidencias entre los partidos tradicionales y el del actual gobierno. Los referentes principales de los partidos tradicionales se han manifestado como partidarios de la agenda globalista conocida como Agenda 2030, coincidiendo plenamente con el partido de gobierno, que también se ha declarado partidario de esta agenda. Ello supone el rechazo a los nacionalismos y por tanto a las identidades nacionales, lo que es impulsado desde las organizaciones internacionales en total coincidencia con el Manifiesto del Partido Comunista redactado por Marx y Engels en 1848. En dicho documento se señalaba: “Los obreros no tienen patria. No se les puede arrebatar lo que no poseen”. El internacionalismo propuesto por el marxismo inspira a la burocracia de los organismos internacionales y ningún partido con pretensión de afirmación nacional puede apoyar una agenda dirigida a suprimir las diferencias nacionales, que en realidad enriquecen a la humanidad, mientras que el proclamado internacionalismo no evita el conflicto, sino que empobrece la cultura de los pueblos con un igualitarismo o uniformidad absurda y antinatural. No es de extrañar que un partido de inspiración marxista acepte la citada agenda, pero es inaceptable que lo hagan los partidos tradicionales, que originalmente constituyeron las columnas del edificio patrio.
La desnaturalización de los partidos tradicionales es tal que solo tienen una acción meramente reactiva en temas puntuales, que no hacen a la esencia del pensamiento político, verbigracia: si Fulano o Zutano reúnen las condiciones para ocupar determinado cargo, si se debe comprar o no un campo, etc. Pero la coincidencia filosófica es tal, que al comienzo de la anterior legislatura coincidieron en homenajear al Partido Comunista en su aniversario, extendiéndole así certificado de legitimidad a dicha colectividad que, en ningún país del mundo, al llegar al poder, respeta la legitimidad democrática. No solo eso, se cubrió de críticas a Cabildo Abierto por no prestarse a una operación que legitima a quienes agazapados esperan para implantar una dictadura, que eufemísticamente llaman del proletariado.
Las coincidencias son mayores aún y llegan hasta el campo económico. El país desde hace décadas se endeuda sistemáticamente, ya sea con el actual gobierno, con el inmediatamente anterior y con los precedentes de los anteriores gobiernos frentistas. No es de sorprender, tal es la coincidencia de los aparentemente opuestos, que las personas que manejan la deuda son las mismas cualquiera sea el signo de gobierno en los últimos veinte años.
Ni el Frente ni los partidos tradicionales se animan a ponerle condiciones a la banca y sus financieras colaterales. A pesar de Cabildo, la ley de tasas de interés del año 2007, aprobada por el Frente, se mantuvo incólume durante el gobierno de la llamada Coalición, porque de ello no se debe hablar, a pesar de los miles de personas esquilmadas por prácticas depredadoras que afectan particularmente a los más humildes.
También en una materia importante, como la que hace al acceso a la propiedad rural, industrial y comercial, existe una notable similitud entre el Frente Amplio y los partidos tradicionales. Durante el gobierno del Frente que terminó en 2019 se produjo la mayor concentración de la propiedad rural en los últimos cien años de historia del país. Es así, que empresas multinacional y fondos de inversión extranjeros compraron miles de hectáreas afectadas fundamentalmente a la forestación, mientras desaparecían cientos de pequeños y medianos productores, sobre todo lecheros. Se concentró la industria frigorífica en manos extranjeras y se estimularon las grandes superficies comerciales en perjuicio del pequeño comercio. A pesar de los planteos de Cabildo, prácticamente nada hizo el gobierno de la Coalición para revertir un proceso que terminó legitimando.
Son innumerables las coincidencias entre las mencionadas formaciones políticas que pretenden mostrarse como opuestas. Durante los anteriores períodos de gobierno del Frente, se produjo un desplazamiento del eje de la Justicia Penal del Poder Judicial a la Fiscalía. Comenzó una operación de venganza contra militares y policías, todos ellos con participación de tercer orden durante el gobierno de facto, que se ha caracterizado por tratarse de operaciones de venganza en base a falsas acusaciones respaldadas por testigos mendaces, según lo han reconocido diversos protagonistas de prestigio en filas del Frente Amplio. Los partidos tradicionales durante el gobierno de la Coalición no hicieron absolutamente nada para evitarlo y bloquearon las propuestas de Cabildo en tal sentido.
En el campo de la llamada ideología de género sin duda el Frente Amplio lleva la bandera, pero los partidos tradicionales acompañan dichas políticas embanderando su sede con distintivos de dicha corriente o convocando a jornadas en la materia.
En materia de consumo de drogas, la política de los anteriores gobiernos frentistas, durante los cuales se consagró la llamada marihuana recreativa, se mantuvo inalterada durante el gobierno de la Coalición, con el resultado que todos observamos de creciente deterioro material y psíquico de cientos de compatriotas y la angustia de sus respectivas familias. No se quiso escuchar a Cabildo y hasta hoy cientos de familiares reclaman por la recuperación de sus seres queridos sin que se les preste oído y se les ayude.
Cabildo se ha plantado como el único partido provida en la anterior elección mientras que los otros partidos de la Coalición que habían proporcionado muchos votos al aborto, ahora lo harán con la eutanasia, siendo que ambas prácticas cuentan con la aprobación unánime de la bancada frentista. Las políticas contra la vida tejen un hilo invisible entre ambas formaciones políticas solo aparentemente opuestas en temas trascendentales.
Con esta rápida e incompleta relación de políticas que unen a frentistas con blancos, colorados e independientes, cabe que reflexionemos, si también en esta materia no hay que preguntarse si las apariencias engañan.