La política económica del país llega al final del año envuelta en polémica entre anuncios del gobierno y reclamos de la oposición. El anuncio de aumento de tarifas públicas y las modificaciones en la devolución de excedentes del Fonasa son algunos de los temas analizados por el exsubsecretario del Ministerio de Economía Gustavo Licandro en nota concedida a La Mañana.
El gobierno anuncia el aumento de tarifas de las empresas públicas por encima de la tasa de inflación. ¿Cuál puede ser la razón de fondo?
Posiblemente haya alguna corrección de tarifas respecto a la evolución pasada de costos como salarios, insumos utilizados, es lo usual. En principio, solamente el caso de OSE muestra un incremento de tarifas sensiblemente mayor que la inflación pasada y que la inflación proyectada. Los otros casos, por lo menos los que he visto, están alineados con lo que es la expectativa de inflación. Por lo cual, personalmente creo que no es la discusión principal del momento. La discusión principal sigue siendo por qué seguimos teniendo monopolios públicos. Básicamente en el caso de los combustibles, en los cuales no hay absolutamente ninguna duda que lo que le conviene a la sociedad, a los productores, a todos aquellos que consumen hidrocarburos. Es un mercado libre para combustibles, libre importación y libre determinación de precios, ya que eso seguramente se va a reflejar en una caída del precio de los combustibles al consumidor. El tema de fondo es la libertad de mercado, cosa que la sociedad hasta ahora no ha reclamado.
El presidente anunció una reducción en la devolución del Fonasa para abatir el déficit fiscal. ¿Se puede considerar un impuesto encubierto?
Ahí tenemos dos temas: el filosófico y la coyuntura. La primera pregunta que hay que contestar es si es correcto o no que se subsidie a los servicios de salud para el conjunto de la sociedad. A través de un régimen de este tipo, claramente se subsidia a las personas de menos ingresos. Las de mediano y mayores ingresos, hasta ahora, lo que han tenido es un costo financiero por adelantar más recursos que los correspondientes al valor de la cuota. Es por eso por lo que cuando la persona pagó de más, por encima del costo, se le termina devolviendo al año siguiente. Tiene un costo financiero.
Con un Estado deficitario como tenemos, la primera pregunta que hay que hacer es si este tipo de subsidios es lógico mantenerlo. Esa es una discusión que hay que dar. Con respecto al valor de la prestación, que es el costo que el Estado le paga a los prestadores de salud, yo no conozco los números exactos en la actualidad, claramente lo que está diciendo el gobierno es que debía ajustar esos valores de manera que reflejaran el costo verdadero. Es por eso que los montos por devolver a quienes pagaron por encima del costo real serán menores, porque la prestación era más costosa. Si el cálculo del gobierno es correcto, en la lógica actual del sistema de Fonasa estarían bien las menores devoluciones anunciadas. Los números los tienen ellos.
Hay varias discusiones más importantes para este tema. Una es si este gasto se tiene que financiar o no con un impuesto explícito, como es el tema de la contribución al Fonasa. Podría perfectamente el Estado pagar exactamente la misma cobertura si está de acuerdo con el subsidio a la sociedad y sin cobrar la cuota para Fonasa. En ese caso lo termina pagando Rentas Generales con el cobro de otros impuestos como el IVA, el IMESI, el impuesto de renta o el impuesto de patrimonio. Otra alternativa es que efectivamente se cobre un impuesto, como se hace hoy para financiar la política de Fonasa, pero podría ser un monto fijo donde todos paguen lo que cuesta, con lo cual se termina con el subsidio a las personas de menos ingresos. O podría ser el régimen actual sin devolución del excedente, con lo cual sería un impuesto más de los tantos existentes, pero no asociado al costo de la prestación. Los impuestos no necesariamente tienen que estar atados a una prestación, ni siquiera es recomendable tener impuestos afectados a gastos o partes del Estado. Obviamente desde el punto de vista del resultado fiscal, la menor devolución termina siendo un ahorro para el Estado. El Estado cobra lo mismo, sostiene que gasta más en el pago de esas prestaciones, por lo tanto, va a devolver menos a quienes pagaron por encima de ese costo. Pero entiendo que hay una discusión antes que este tema coyuntural. La primera discusión es si le corresponde al Estado subsidiar este tipo de servicios de salud cuando las personas de ingresos bajos tienen los servicios de salud pública para atenderse. ¿Mantenemos el alto gasto en salud pública y además el Fonasa, cuando aún hay áreas superpuestas? Esa es la pregunta que creo que hay que contestar primero.
¿Esto coincide con lo anunciado anteriormente, cuando se dijo que el déficit se abatía con el aumento de la recaudación y la carga tributaria?
Esto en definitiva no es recaudación. Es la misma recaudación, pero el gobierno dice que gasta más en las prestaciones y afiliaciones que tiene que pagar y por lo tanto devuelve menos a quienes pagaron en exceso. Y, por la misma razón, aumenta el subsidio a quienes pagan menos por Fonasa. El resultado final es una mejoría en el resultado de las cuentas públicas.
La carga fiscal para esas personas que pagan por encima del costo será mayor, sin dudas. Obviamente esa carga está aumentando, aunque eso es resultado de las reglas de juego del régimen de Fonasa, cuyo déficit está en niveles altos.
La situación fiscal es mala. Venimos de déficit fiscal alto desde hace muchos años. El déficit se corrige bajando gastos, y en este tema que analizamos no hay una baja de gastos, o se corrige recaudando más. Así que en definitiva acá lo que hay es una captura mayor del impuesto que pagaron excedentariamente personas de ingresos medios o altos. Y mantener una devolución mayor a lo que corresponde, que sería como una reducción de impuestos, no es viable con déficit en las cuentas públicas. Claramente no existe rebaja de impuestos cuando hay déficit fiscal porque esa rebaja de impuestos se termina financiando con más deuda pública y eso no es otra cosa que más impuestos futuros.
Seguramente el gobierno está actuando con el objetivo de corregir el resultado del Fonasa que es altamente deficitario. Pero vuelvo al punto inicial. Antes de esta discusión coyuntural sería recomendable haber discutido si realmente es necesario tener un régimen como el Fonasa.
El BCU bajó la tasa de política monetaria al 7,5% en diciembre de 2025, buscando una política más neutral, con una inflación en noviembre por debajo de la meta (4,09%). ¿Cuál es el objetivo buscado?
El Banco Central, desde el gobierno anterior, viene colocando letras de regulación monetaria con tasas reales en pesos muy altas. Hoy el stock de letras de regulación monetaria es aproximadamente un 12,5% del PIB y eso está generando intereses a pagar todos los años equivalente a algo más de un punto del PIB. Ese 12,5% del PIB, ese stock de letras de regulación monetaria de hoy equivale a tres veces la base monetaria.
Con lo cual lo que se generó allí es una bola de nieve o una situación explosiva que claramente solo se empieza a neutralizar cuando se empieza a desmantelar el stock de estas letras. La colocación fue excesiva y el impacto sobre el tipo de cambio también fue excesivo a la baja y eso explica una inflación que está por debajo del objetivo del gobierno. Los desvíos para arriba o para abajo son errores de ejecución.
Si la inflación hubiese dado 5% estaba mal y 4,1% también está mal porque el objetivo del gobierno era 4,5. Es por eso por lo que estamos observando es una reducción de la tasa de interés a la cual se colocan las letras y todo indica que va a haber algún próximo escalón a la baja de esa tasa de interés, que regula el BCU. Pero lo que hay que entender es que todos los años estamos renovando el stock de letras, colocando nuevas letras de regulación monetaria para también financiar los intereses devengados y también un poco más porque en definitiva este es el instrumento que esteriliza el exceso del peso del mercado, generalmente provocado por un exceso de gasto público y de déficit fiscal.
¿Esto es una solución o es un problema futuro?
Es un problema futuro. Este stock de letras de regulación monetaria en definitiva tendrá que resolverse o con un ajuste fiscal, tal como se hizo en Argentina, que genera un superávit fiscal. Entonces el Estado ahorra pesos y con esos pesos va comprando o van cancelando las letras de regulación monetaria. Se absorbe pesos del mercado mediante superávit fiscal al recaudar más de lo que se gasta y no con las letras.
Eso parece muy difícil que suceda con este gobierno que está aumentando el gasto público desde el primer día, sin ninguna voluntad aparente de recortar gastos e ilusionado con una mayor recaudación difícil de pronosticar… Una segunda forma de hacerlo, siempre pensando en el objetivo del gobierno de un incremento del IPC del 4,5% anual, es frenar el aumento salarial nominal, dado que es inviable legalmente una baja nominal de los salarios de manera que se compense por esta vía el impacto alcista de los precios de bienes transables en el IPC. En caso de que la decisión fuera reducir las tasas de interés de manera que el stock de letras de regulación monetaria cayera, eso se reflejaría en un incremento del tipo de cambio y, para no afectar el resultado del IPC que se proyecta en 4,5% anual, lo que debería pasar es que se contraigan los precios de los bienes y servicios no transables. Y los salarios son un determinante principalísimo del precio de no transables, para que se entienda el sentido de este razonamiento.
Grandes números, si el atraso del tipo de cambio más o menos está en torno al 25%, como dicen muchos colegas, eso implica que por su impacto en el IPC deberíamos tener una reducción de salarios del entorno del 6% nominal, que no tiene que ser en un solo año. Esta medida tampoco la vamos a ver con este gobierno, que se ha comprometido a lo contrario tanto en campaña como en las rondas de negociación salarial. Así que no creo que haya voluntad en el gobierno para recuperar la competitividad del país, lo que en algún momento se traducirá en desempleo. Así que seguramente quedará una alternativa que será en algún momento reestructurar ese stock de letras lo cual va a generar una situación bastante conflictiva en el mercado. Premios y castigos en la tasa de interés según acuerdos de plazos, por ejemplo, podrán ser soluciones a la uruguaya, pero esto está totalmente fuerza de discusión en la escena pública en la actualidad.
Pero si nada de esto sucede, claramente ese stock de letras en algún momento el mercado no la va a querer renovar si la política fiscal no tiene un cambio sustancial. Y si eso sucediera, tendrá un impacto inevitable e importante en el mercado cambiario. Cuánto y cuándo no lo podemos decir porque en definitiva el mercado hoy es tomador de ese título de deuda de corto plazo.
Se anunciaron cambios para actualizar mensualmente las bandas de flotación del dólar según la inflación, ajustando el piso y techo del rango cambiario. ¿Cómo afecta la competitividad?
Creo que no hay ninguna medida que tienda a desdolarizar la economía que sea exitosa si no es genuina y no está indicada y es resultado del funcionamiento del mercado. La base monetaria de Uruguay es muy pequeña. ¿Por qué? Porque la gente no quiere tener pesos. Entonces, todas las medidas como la colocación de letras o el estímulo a colocar títulos en moneda nacional o que los bancos tomen más pesos y presten más en pesos tienen un costo que lo termina pagando la sociedad. La mejor forma de que la demanda de pesos aumente y la economía se pesifique es tener equilibrio fiscal o superávit fiscal de manera duradera. Superar el déficit fiscal como está pasando hoy en Argentina.
El presidente Milei claramente está defendiendo a capa y espada una política fiscal de equilibrio y eso se está reflejando en un aumento de la demanda de dinero. La demanda de dinero aumentó en 2024 y 2025 y se proyecta un aumento para 2026 del 50% real. Un aumento espectacular. Esa mayor demanda por pesos se refleja también en los hechos de la vida real. Los depósitos en pesos aumentan, el crédito en la economía está aumentando, el tipo de cambio, el dólar, aun cuando el Banco Central compra reservas y aun cuando se ha liberado un stock de pesos muy importante al cancelar las Lelics no está operando contra el techo de la banda sino que está flotando dentro de la banda. Con lo cual, la única medida sana y seria de largo plazo para que la economía se pesifique tener un resultado fiscal que haga que la sociedad tenga confianza en las monedas nacionales. Déficit fiscal endémico acompañado por crecimiento de la deuda pública a niveles que hacen difícil el poder honrarla en el futuro, provoca que la sociedad siga convencida que, en algún momento, la moneda nacional será papel picado, resultado de un proceso inflacionario como ya vivieron nuestros países muchas veces.
Con un déficit fiscal persistente de 4,5% del PIB y una ratio de deuda respecto al PIB creciente, sabiendo que algún día hay no hay más remedio que corregir ese desequilibrio reduciendo el gasto público mediante inflación, entonces claramente la sociedad va a seguir sin tenerle ningún cariño ni respeto a la moneda nacional. Y su mayor tenencia circunstancial solo será por rentabilidades artificialmente altas como resulta pero que no comprometen un horizonte mayor al año, Así que es como dice la letra del tano “amores de estudiante, flor de un día son”. Todo lo que se haga para forzar la tenencia de pesos, tiene un costo fiscal o algún otro costo que, al final, paga la sociedad.




















































