La semana pasada hacíamos referencia a la diferencia de poderío que hay este año entre Peñarol y Nacional, por un lado, y los cuadros chicos por el otro.
Si bien Nacional empató con Defensor, Peñarol confirmó todo con dos actuaciones memorables. El jueves liquidó a Flamengo en Maracaná una vez más, y con todos los suplentes goleó a Cerro el domingo. El hecho de haber jugado con suplentes le da un destaque especial a ese triunfo.
Los lectores saben que no soy de los que creen que los directores técnicos tengan una incidencia de más del 20% en lo que se puede ver en un partido. Obviamente, un mal entrenador podría arruinar todo, y en un partido entre planteles parejos un buen estratega podría liquidar un juego a su favor, incluso en inferioridad de condiciones. Los técnicos deben tener cuatro pilares fundamentales, en mi escaso criterio de ver fútbol desde la segunda mitad de la década del 60.
El primero sería la elección de futbolistas. Obviamente no es lo mismo un DT de selección que uno de club. Pero… un técnico de un país con tradición y cantera inagotable como puede ser Uruguay o también Argentina, Brasil, Alemania, Francia, España, Italia e Inglaterra cuenta con facilidades que no pueden obviar quienes dirijan a países con poco peso en la historia y en el presente del fútbol.
Los países nombrados han sido campeones del mundo y no es casualidad. Podríamos agregar a Holanda, Portugal, Croacia, que es heredero de una tradición yugoeslava importante, y alguno más. Los directores técnicos de todos estos países deben ser buenos seleccionadores, ya que carecen de tiempo para trabajar por culpa de los actuales calendarios, y la escasez de futbolistas exitosos que no hayan emigrado complica cualquier preparación.
Dicho esto vayamos a los clubes. No es lo mismo un club presidido por el empresario Florentino Pérez como Real Madrid, los jeques del PSG o el Manchester City o algún petrolero ruso como Abramovich hace un tiempo en el Chelsea e incluso los nuevos megamillonarios chinos que incursionaron en la compra de clubes, con respecto a los clubes sociales y deportivos siempre deficitarios.
En estos casos, y Peñarol es uno de ellos, Diego Aguirre debe acertar y mucho en los pedidos de futbolistas. Tienen que tener características para rendirle, pero a su vez que el mundo no se haya dado cuenta. Si se dieron cuenta estará fuera del alcance de la billetera de su club. Es evidente que Aguirre sabe que Haaland es el 9 ideal, o que a Darwin sería genial repatriarlo. Lo complejo es apostar por Maxi Silvera o Facundo Batista y que funcionen. Lo mismo apostar a un crack como Leo Fernández, pero que no era titular en Fluminense y pertenecía a un club mexicano que no precisaba dinero. Fue clave que Aguirre tuviese credibilidad ante sus dirigentes para exigirles un esfuerzo inédito para nuestro medio. O sea, Aguirre acertó mayormente en la elección de futbolistas para el plantel.
El segundo pilar es la capacidad para leer el momento para armar el 11 titular y hoy Peñarol tiene un 11 que se recita de memoria. Eso habla de un rendimiento muy bueno, pero también necesita que los resultados se consigan en cadena.
El tercer pilar que debe tener un DT es capacidad para delinear una estrategia y desarrollar una táctica acorde a lo que tiene y también al poderío del rival. Aguirre muestra eficacia en el planteamiento de los partidos. No es lo mismo Flamengo en Maracaná que Rampla en Campeón del Siglo. Los rivales no son iguales, por lo que Aguirre no se casa una idea y por lo tanto no se expone a la tentación de morir con una idea sin considerar las circunstancias.
Diego Aguirre es pragmático, como lo fue en 2011 cuando llevó a un equipo sin luminarias a la final de la Libertadores. En Río resignó el balón pero logró un juego que le permitió generar más jugadas de gol que su rival y sobretodo conseguir el gol de la victoria, logrando que su valla no fuese vencida. Por supuesto precisó que su arquero atajara hasta el viento, pero quienes vimos al Peñarol campeón de América y del Mundo de 1982 ganar 1 a 0 con gol de Jair en el mismo Maracaná y contra el mismo rival, sabemos que el jueves pasado los aurinegros sufrieron mucho menos. Además Aguirre es respetuoso del estilo uruguayo, tiene claro cuál es la “nuestra” y sabe sacarle el jugo a lo que mejor saben hacer los futbolistas uruguayos. Ir de punto y nunca de banca, defender bien y con garra, ser mortales en los contragolpes. Ser directos en el juego con poca posesión, pero mucha intensidad y despliegue.
El cuarto pilar de todo gran DT es el saber manejar los cambios. Hoy en día son 5 o sea que sin contar al arquero se puede cambiar medio equipo. Es mucho. Y son muchos los partidos que Peñarol ganó o cerró gracias a aciertos en esa materia. Aguirre no inventa, por lo general cambia puesto por puesto y no apuesta como otros renombrados entrenadores que quieren mostrar que lo ganaron ellos con cambios exóticos, sino que deja que lo ganen sus jugadores. Lo curioso es que a Aguirre, sin querer ser protagonista, el hincha termina reconociéndole la importancia por su manejo en ese sentido.
El camino a lograr el campeonato uruguayo parece bastante allanado aunque falta un clásico y las posibles distracciones si sigue en copa. El sueño de la Libertadores es posible, aunque no tan probable. Quedarían 4 partidos, otro brasileño además de Flamengo en el camino y una posible final con River en el Monumental o Fluminense. Como digo, es posible, pero menos probable que las chances de ganar el Uruguayo. Igualmente hay que reconocer que Aguirre, con su historial de campeón como jugador en 1987 con aquel gol suyo en el minuto 120 y la gran campaña como DT del 2011, goza de un crédito único hoy en día. Si algo parece no estar en su vocabulario es la palabra imposible.
Por el lado tricolor, soy de los que creen que Martín Lasarte le encontró la vuelta a este Nacional. De haber podido contar con Coates y el Diente López a comienzo de temporada seguramente hubiese tenido mejores resultados. A pesar del flojo partido ante Defensor, los tricolores tienen una defensa definida con Losano y Báez en los laterales y tres zagueros de nivel como Polenta, Coates y Velázquez. En el medio Oliva y Sanabria andan bien. Zabala a mí me gusta y Bentancur anda encendido. El Diente comienza a mostrar su categoría mientras el juvenil López y el gigante Petit piden cancha.
Nacional, además de las tardías incorporaciones de nivel, no ligó con la larga lesión que le quitó a Carneiro por demasiado tiempo. Además en un mismo momento estuvieron fuera del equipo los cuatro centrodelanteros. Santander puede dar una mano dependiendo el partido y Ebere no dio con la talla y se fue.
La tragedia de Izquierdo marcó un punto de inflexión. Defendí lo que había sido el partido de ida con San Pablo porque a los brasileños lo vi bajos y no tan superiores. El partido en San Pablo con Coates fuera de forma, que justamente salió lesionado por Izquierdo, y un Diente al que le faltaba mucho todavía impidieron que el tricolor pudiese pelear esa llave de mejor manera.
Este es un año que perfectamente pudo tener a los dos grandes entre los ocho mejores de la Libertadores. Para el torneo local ambos tienen titulares, pero también suplentes que superan a la mayoría de sus rivales. El desnivel recuerda tiempos pretéritos.
El trimestre final del año promete emociones.
Marcelo Bielsa hizo una conferencia de prensa de 65 minutos. Contestó todo sin enojarse con nadie. Al revés de otras veces, en lugar de buscar la forma de humillar al entrevistador, decidió asumir una postura que ya había ensayado por momentos, pero que en esta ocasión la mantuvo imperturbable. Debe haber dicho ocho o nueve veces frases como que “me sobrestiman, soy culpable, soy un mal entrenador, no debo saber tanto, seguramente me estoy equivocando”. Fue un festival de una humildad en las palabras que no coincide con la forma de liderar el grupo desde que ha llegado. Además, no escatimó en elogios a Luis Suárez, a quien citó pocas veces desde que está al cargo de la selección, lo utilizó muy poquito y se dio el lujo de dejarlo renunciar a pesar de que el goleador le ofreció quedarse hasta diciembre. Descartó haber usado de alcanzapelotas a Canobbio y pidió que le dijeran quién lo dijo. Los periodistas no tienen obligación de revelar sus fuentes, pero es una duda que lo carcome. La respuesta sobre la renuncia de Suárez fue tan entreverada que pienso que tal vez siga dando vueltas y la termine en la próxima conferencia, porque nada quedó más claro que su ausencia en la despedida, encerrado a solas en el vestuario durante más de una hora.
Por último, quiero decir que concuerdo con el rosarino con la evaluación que se hace de los partidos ante Paraguay y Venezuela. A Uruguay le faltaron de 12 a 15 futbolistas. De no ser por la ridícula creencia de que un DT puede jugar igual sin jugadores y que los bielsistas enarbolan como bandera, nadie puede discutirle que los dos empates no fueron tan negativos sino todo lo contrario. Tendrá varios regresos contra Perú como Valverde, Nández, De la Cruz y De Arrascaeta y se le sumarán Josema y Mathías Olivera para el partido con Ecuador en octubre. En noviembre seguramente regresen Ronald Araújo, Bentancur y en el último partido Darwin. Volveremos a ver al Uruguay de las primeras fechas, sin duda.
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