Cuatro siglos de historia, un río que ordena la vida y un paisaje que invita a bajar la velocidad. Un destino donde el tiempo se habita, la memoria permanece y el turismo se entiende como una experiencia cultural y reflexiva.
A orillas del río Uruguay, en el departamento de Soriano, Villa Soriano es mucho más que un destino turístico: es un testimonio vivo de los orígenes del país. Fundada en 1624 como Santo Domingo Soriano, es reconocida como la localidad más antigua del Uruguay, una condición que atraviesa su identidad, su patrimonio y su relación permanente con el río.
Lejos de los circuitos turísticos masivos, el pueblo ofrece una experiencia distinta, donde la historia, el paisaje fluvial y la vida comunitaria conviven en equilibrio.
Un territorio clave en la formación del Uruguay
Villa Soriano surgió como reducción indígena y luego como asentamiento estratégico de la colonización española. En una época en que los ríos eran las principales vías de comunicación, el río Uruguay convirtió a la localidad en un punto clave para el control del territorio y los intercambios comerciales. A lo largo del siglo XVIII, el poblado atravesó traslados, disputas y reorganizaciones administrativas, y durante el proceso independentista funcionó como espacio de paso y abastecimiento, dejando una huella profunda en la memoria histórica local.
Patrimonio y expresiones culturales
Uno de los principales símbolos del pueblo es la Iglesia de Santo Domingo Soriano, declarada Monumento Histórico Nacional y considerada la parroquia más antigua del país. Su arquitectura sencilla y su fuerte carga simbólica la convierten en una referencia central del patrimonio local.
A pocas cuadras, sobre la esquina de Cabildo e Ituzaingó, se encuentra la Casa de las Máscaras, una de las expresiones más singulares del arte popular del litoral. La vivienda fue intervenida por Juan Alberto Artega Ruiz, “Don Paco”, albañil y artista autodidacta nacido en la villa en 1910. A lo largo de su vida creó cientos de máscaras de cemento, decoradas con conchillas, piedras y otros elementos naturales, cuyas expresiones reflejaban sus estados de ánimo. Hoy, la casa —cuidada por su familia— conserva ese legado como parte viva de la identidad cultural de Villa Soriano.
El río como paisaje y memoria
El río Uruguay sigue siendo protagonista. La costa invita a la contemplación, la pesca artesanal y los paseos náuticos, recordando el papel histórico del río como vía de comunicación y sustento económico. En verano, el balneario local se convierte en un punto de encuentro para vecinos y visitantes, sin perder el carácter sereno que distingue a la localidad.
Turismo con sentido
Villa Soriano propone un turismo cultural y reflexivo, ideal para quienes buscan conocer el Uruguay profundo, comprender su pasado y disfrutar de un entorno natural sin artificios. Entre la historia, el río y la vida comunitaria, el pueblo ofrece una experiencia donde el viaje es también un encuentro con las raíces del país.
Fotos: La Mañana (Mónica Píriz)
































































