En estos tiempos modernos parecen haber proliferado los títulos, copas, campeonatos. Esa superpoblación de torneos hace que quienes les prestan atención a las estadísticas sean llevados a engaños con facilidad.
El caso argentino es el en que vemos como cada semana parece haber un nuevo campeón y podríamos decir lo mismo de nuestro país, si no fuese que los hinchas, sobre todo los de los grandes, diferencian y mucho cualquier torneo corto con respecto al campeonato uruguayo.
Volviendo al tema central, que apunta a la proliferación de chances para sumar copas y copitas, quisiera rescatar lo que fue la Copa de Oro o Mundialito de 1980. Viajemos en el tiempo.
Cuenta el colega Luis Prats que el dirigente de Cerro Mortimer Valdez propuso en 1973 que la AUF realizase un torneo internacional con los países campeones del mundo para festejar los 75 años de la asociación. No se realizó. Años después, en el programa radial de Dalton Rosas (que tuve el honor de integrar entre 1982 y 1987) se revivió la idea y se transformó en el gran torneo realizado a finales de 1980.
Algunos historiadores, cuando arman la lista de campeonatos internacionales ganados por selecciones, toman en cuenta la Copa Artemio Franchi, que fue la antecesora de la Copa de las Confederaciones, y a esta última como títulos a sumar. En el 2022 la FIFA desactivó la Copa de las Confederaciones para concentrarse en el mundial clubista. La mala relación entre UEFA y la FIFA llevó a que junto a la Conmebol revivieran la Artemio Franchi, pero con el nombre de Finalissima y la ganó Argentina ante Italia. Para FIFA fue un simple partido amistoso. Pero los historiadores suman a Messi, Scaloni y a la Argentina ese título junto a las Copas América 2019 y 2024, además del Mundial de Qatar.
El caso Copa de Oro o Mundialito
A pesar de haber estado patrocinada por la FIFA y de haber tenido en persona a su presidente Joao Havelange dando un discurso inaugural elocuente, del nivel de los que se hacen en las Copa del Mundo, es una copa que está siendo relegada injustamente en los conteos.
El documental Mundialito tiene testimonios formidables. De allí tomamos una nota realizada a Joao Havelange, donde el brasileño confirma que la Copa de Oro se jugó con auspicio, aprobación y regulación de FIFA. Dijo Havelange en la nota: “Yo tenía catorce años cuando fue jugada la primera Copa del Mundo en Uruguay en 1930. Cincuenta años después, pensé hacer una fiesta en Uruguay con todos los campeones del mundo. No fue fácil porque teníamos que convencer a Europa de estar presente con sus selecciones. Cataldi, hombre de cultura y de la política dentro de su país, fue pieza clave y excepcional para que pudiéramos realizar esta gran competencia en Uruguay”.
Luego, en el discurso inaugural, Havelange declaró para el Estadio Centenario repleto y la televisación en directo en colores para todo el mundo: “Quiero decir gracias a todos los señores del Uruguay, a todos los que colaboraron para que esta fiesta pudiera realizarse con todos los campeones del mundo. Y digo a todos, en nombre de la FIFA y en mi nombre: muchas gracias”.
Comparto el link para ver el video: https://x.com/camaraceleste/status/1675326136602050561?s=20
También comparto la publicación de AUF hace unos años repasando hechos principales.
La propia Copa de Oro, Mundialito como lo llamaron muchos, significó un acontecimiento inusual y trascendente. El apoyo de la FIFA a la idea uruguaya de celebrar los 50 años de la Copa del Mundo de 1930 permitió que llegaran las principales selecciones del planeta, con los mejores futbolistas. Estuvieron todos los seleccionados que hasta entonces habían sido campeones del mundo: Italia, Alemania, Brasil y Argentina, además de Uruguay, por supuesto. Solo faltó Inglaterra, que argumentó problemas de agenda. En su lugar se invitó a Países Bajos, subcampeón mundial en 1974 y 1978.
La realización durante el verano europeo de la Eurocopa 1980 y de los Juegos Olímpicos de Moscú obligó a postergar el festejo desde julio hasta fin de año y comienzo del siguiente. Los participantes se dividieron en dos series (Uruguay, Italia y Países Bajos por un lado; Argentina, Alemania y Brasil por el otro), que jugaron entre el 30 de diciembre de 1980 y el 10 de enero de 1981. Todos los partidos tuvieron lugar en el Estadio Centenario.
La lista de los cracks extranjeros que llegaron a Montevideo es digna de asombro. Argentina, por ejemplo, reunió por primera vez a Mario Kempes, figura del Mundial 78, con el ascendente astro Diego Maradona. También vinieron Fillol, Olguín, Passarella, Tarantini, Ardiles, Bertoni, Ramón Díaz, Luque, Gallego… Alemania trajo a casi todos los campeones europeos del 80, encabezados por Karl-Heinz Rummenigge – Balón de Oro ese año-, y con figuras de la talla del golero Schumacher, Bonhof, Briegel, Hans Muller, Alofs, Hrubresch. Italia, a casi todos los futuros campeones mundiales de 1982: Cabrini, Tardelli, Scirea, Antognoni, Graziani, Conti, Altobelli, Baresi, Gentile… En Brasil brillaron Sócrates, Junior, Toninho Cerezo, Oscar, Edinho, Batista, Zico, Tita, Serginho, Paulo Isidoro, Eder. Países Bajos ya había comenzado a renovar su equipo con el golero Van Breukelen, Metgod, Peters, Vermeulen, respaldados por los célebres mellizos Willy y René Van de Kerkhof, con importantes actuaciones en el Mundial argentino.
Durante toda la temporada 1980 la actividad interna del fútbol uruguayo giró en torno de la Copa de Oro. El Estadio Centenario se cerró luego del clásico de la segunda rueda del Campeonato Uruguayo, el 7 de setiembre, para su refacción más completa desde que en 1956 se habilitaron los tramos superiores de las tribunas Ámsterdam y Colombes. Se cambió todo el piso de la cancha, se modernizó el sistema de iluminación, se colocó un tablero electrónico sobre la Colombes, se adecuaron las instalaciones de prensa y se le dio un lavado de cara general a tribunas y exteriores. Sobre fin de año se probaron las nuevas luces, despertando el asombro de los vecinos del Parque Batlle por su potencia. Al mismo tiempo, se mejoraron algunos locales de concentración y entrenamiento para ponerlos a disposición de los visitantes.
Mientras tanto, la Selección trabajó prácticamente todo el año. Con Roque Máspoli como técnico y Jorge Trigo como preparador físico, se realizó en marzo una gira por Europa para enfrentar a Italia, Bélgica, Yugoslavia y Luxemburgo. Salvo este último encuentro, todas fueron derrotas. Pero quedaba tiempo para solucionarlo y Máspoli tomó nota de la experiencia.
Después se realizaron diversos amistosos, sobre todo ante clubes, en los cuales se probaron numerosos jugadores, pues no se pudo contar con los hombres de Nacional y Defensor, que estaban disputando la Copa Libertadores.
Pese a que se manejó la posibilidad de traer algunas figuras que actuaban en clubes extranjeros, predominó el criterio de convocar solamente a jugadores del medio. La mala experiencia del Mundial de Alemania 74 estaba demasiado fresca. Claro que el técnico podía elegir de una lista de futbolistas del medio declarados intransferibles. Si bien alguno “escapó” de esa nómina y se fue al exterior, cuando Gremio de Porto Alegre contrató a Hugo de León quedó establecido que solo se incorporaría luego de la Copa de Oro.
El 6 de agosto culminó la Libertadores 1980 con el título de Nacional, el primero para el fútbol uruguayo desde 1971. Ese triunfo dio alas a la expectativa por la suerte de la Selección y al mismo tiempo convirtió al tricolor en la base del combinado celeste. Sus jugadores se incorporaron para el amistoso con Brasil en Fortaleza. Se perdió 1-0, pero se avanzó en la definición del equipo.
Luego de una etapa de acondicionamiento físico en La Paloma, en las últimas semanas del año se realizaron nuevos amistosos. Y los resultados reflejaron una notoria evolución: 6 a 0 a Finlandia, 5 a 0 a Bolivia, 4 a 0 a Suiza. Para esperar el torneo, el plantel se concentró en la Hostería del Parque, en San José y a muchos kilómetros del alboroto de una Montevideo en furor por el Mundialito. Los días de partido, se viajaba con tiempo a la capital y se almorzaba en Los Céspedes.
El reglamento del certamen estableció que los participantes debían limitar sus planteles a 18 futbolistas. Estos fueron los uruguayos: Rodolfo Rodríguez (Nacional), Walter Olivera (Peñarol), Hugo De León (Nacional, ya transferido a Gremio de Brasil), Víctor Diogo (Peñarol), Ariel Krasouski (Wanderers), Daniel Martínez (Danubio), Venancio Ramos (Peñarol), Eduardo De la Peña (Nacional), Waldemar Victorino (Nacional), Ruben Paz (Peñarol), Julio César Morales (Nacional), Fernando Alvez (Peñarol), Nelson Marcenaro (Peñarol), José Moreira (Nacional), Jorge Barrios (Wanderers), Arcenio Luzardo (Nacional), Ernesto Vargas (Peñarol) y Jorge Siviero (Sud América). Hubo tres jugadores que compartieron toda la preparación pero salieron del grupo a última hora: Carlos Goyén (River), Domingo Cáceres (Peñarol) y Nelson Agresta (Nacional).
El penúltimo día de 1980 se inauguró la Copa de Oro con el partido Uruguay-Países Bajos. Los celestes mostraron por fin su cara. Un triángulo final seguro, con hombres de gran personalidad: Rodolfo Rodríguez, Walter Olivera y Hugo de León. Dos marcadores de punta con vocación ofensiva, José Moreira por la derecha y Daniel Martínez por la izquierda. Un mediocampista central de control defensivo (Ariel Krasouski), otro tanto de cobertura como de creación (Eduardo de la Peña) y un tercero decididamente ofensivo (Ruben Paz). Un puntero derecho hábil, veloz, como Venancio Ramos. Un centrodelantero con variedad de virtudes pero sobre todo gran sentido de la oportunidad, Waldemar Victorino. Y un puntero izquierdo de calidad y temible remate, que se tiraba atrás para el armado, Julio César Morales.
Olivera y sobre todo Morales aportaban la experiencia a una formación joven (23,72 años de promedio, el más bajo del torneo). Y que además reflejaba un momento trascendente de los seleccionados juveniles uruguayos. Rodríguez, Álvez, De León, Diogo, Moreira, Krasouski, Daniel Martínez, Luzardo, Vargas, Barrios, Ramos y Paz habían sido campeones sudamericanos de la categoría entre 1975 y 1979 celebrados en Perú, Venezuela, Montevideo y Cannes. ¡Doce juveniles del proceso formativo iniciado con Walter Brienza y continuado por Raúl Bentancor y el Prof. Gesto en un plantel de dieciocho futbolistas!
Ese equipo salió a definir rápido el encuentro inaugural. Ramos, aprovechando con su velocidad un rebote, y Victorino, mediante una palomita, lograron los dos goles ya en el primer tiempo frente a los neerlandeses, subcampeones mundiales vigentes, pero con un equipo que ya había empezado a desarmarse.
Italia, el 3 de enero de 1981, representaba un adversario más complicado. Había sido cuarto en el Mundial 78, pero mantenía la estructura que de la mano del entrenador Enzo Bearzot seguiría hasta conquistar la siguiente Copa del Mundo en España 1982. Con su estricta, pegajosa marca al hombre, lograron cercar a los delanteros celestes durante buena parte del partido, que tuvo un trámite áspero. Hubo incluso expulsiones: los italianos Cabrini y Tardelli, el uruguayo Moreira. Finalmente, ya avanzado el segundo tiempo, Martínez fue derribado en el área. Morales convirtió el penal, que puso a Uruguay en ventaja. Poco después, una soberbia definición de Victorino liquidó el pleito. Uruguay ya era finalista.
Mientras tanto, en la otra serie, la definición echaba chispas. Pocas horas después del brindis de año nuevo, Argentina le dio vuelta el partido a Alemania sobre el final. Luego, brasileños y argentinos no fueron más allá del 1 a 1, con una pequeña gresca entre futbolistas al terminar. Todo se resolvía en el último partido: Brasil debía vencer a Alemania por más de dos goles de diferencia para pasar a la final. Los alemanes, ya eliminados y sin estímulos para mantener la concentración, se vieron superados al final por 4-1.
Apenas concluyó este encuentro ya se formaron colas frente a las boleterías del Estadio Centenario, buscando las pocas entradas que quedaban disponibles para la final del sábado 10. Por esas horas sobrevoló el recuerdo de Maracaná 1950. Aquella vez Uruguay había arruinado la fiesta que los brasileños habían organizado con tanta vocación de grandeza como ilusión. Más de un futbolista de la verdeamarilla pronosticó que entonces sería al revés.



















































