La población uruguaya y los extranjeros que nos visitan siempre han tenido sensación de que Uruguay es un país caro. Desde el punto de vista de los habitantes, se podría pensar que lo es respecto a sus ingresos, pero las dudas surgen cuando visitantes de países desarrollados llegan a Uruguay y también afirman lo mismo.
Hasta el momento no existía ningún estudio económico que analizara desde la academia el fenómeno de los precios en Uruguay, que contestara la pregunta de si este es un país caro y, en caso de que la respuesta fuera afirmativa, cuáles serían las causas.
El Banco Central del Uruguay convocó a una licitación para contestar esta pregunta mediante un estudio científico. Y la respuesta fue sencillamente asombrosa: Uruguay no solo es caro, sino que es uno de los países más caros del mundo.
El estudio se denomina Desvíos a la Ley de un Solo Precio (LOP) en Uruguay y consta de 86 páginas. Fue realizado por Deborah Eilender, Agustín Iturralde, Flavia Roldán e Ignacio Umpiérrez, del Centro de Estudios para el Desarrollo (CED).
Para contestar la pregunta se partió de la Ley de un Solo Precio (LOP, por sus siglas en inglés). Esta establece que los precios de productos idénticos serían iguales en todas las ubicaciones geográficas. En otras palabras, en ausencia de barreras comerciales y costos de transporte, cualquier diferencia de precio entre bienes idénticos en diferentes lugares debería ser eliminada por la oferta y la demanda, llevando a una igualación de precios. Esto, en realidad, es imposible, pero sirve para efectuar una comparación.
El estudio concluyó que Uruguay sería veintisiete por ciento más caro respecto al promedio de un conjunto de 43 economías (desarrolladas y emergentes). Para una descripción simple del cálculo, no solamente se deben tomar los ingresos de la población, sino otras variantes como, por ejemplo, los márgenes de ganancias. Y hay otro factor que no es menor: esta desviación de precios tiene no solo incidencia en la inflación (IPC), sino que termina afectando a los más pobres.
No obstante, hay países más caros que Uruguay tomando la LOP como base; estos serían Islandia, Noruega y Suiza. Un poco más cercano en cuanto a lo caro es Dinamarca, Suecia e Irlanda, pero estamos casi parejos con Japón y Canadá. De ahí en más, Uruguay es más caro que casi el resto del mundo. Por ejemplo, es un ochenta por ciento más caro que Polonia.
Los promedios de desvíos son importantes. Considerando los 47 países estudiados con Uruguay, el desvío de precios en harina, cereales y fideos llega al 41 por ciento. En este ítem, los copos de maíz alcanzan al 211 por ciento de desvío, mientras que los valores más bajos al resto de los países se encuentran en galletas saladas (-7 por ciento) y arroz de grano largo (-36 por ciento). El desvío en lácteos y huevos es en promedio de veintiocho por ciento (con la excepción de la leche, con -41 por ciento). En aceites 42 por ciento (con excepción del de soja), enlatados sesenta por ciento, frutos secos 148 por ciento. Quizás la mayor diferencia está (algo raro) en la sal de cocina (214 por ciento), aunque el champú (292 por ciento) se lleva todas las palmas. Un refresco cola en lata tiene un desvío del 68 por ciento y en electrónica, por ejemplo, un iPhone 7 tiene un desvío del 51 por ciento y un celular LG G5, de 148 por ciento.
Cualquier producto que se mire, desde el más insignificante hasta el más lujoso, es más caro en Uruguay que en 47 países, entre ellos los más desarrollados.
Más barato era vivir antes
El estudio también analiza otro factor: la inflación y la suba de productos. Cómo los salarios se ajustan por inflación es un indicador interesante para analizar. Entre diciembre de 2010 y abril de 2022, la inflación acumulada fue de 151 por ciento. Algunos de los precios en higiene personal y limpieza subieron en ese período de la siguiente manera: jabón de tocador 214 por ciento, detergente 186 por ciento, champú 185 por ciento. Por debajo de la inflación de los últimos doce años, estuvieron entre otros la pasta de dientes, el desodorante y los perfumes. En alimentos y bebidas se destaca la suba del pan rallado (224 por ciento), la sal (209 por ciento) y el café (doscientos por ciento). Estuvieron por debajo del IPC acumulado, refrescos, cereales, vinos y azúcar. En electrónica, los precios cayeron en su totalidad y en un caso, teléfonos celulares, tienen un precio quince por ciento por debajo de la inflación. Una síntesis sería: el jabón subió más de doscientos por ciento y los celulares bajaron quince por ciento.
Por lo tanto, si estuviera vigente en Uruguay el promedio de precios de los productos del resto de los países de la muestra, la inflación bajaría en el entorno de 1,2 puntos porcentuales. Y dado el rol del consumo de productos masivos en los hogares más pobres, estos se verían directamente beneficiados. Un ejemplo es el siguiente: hay diez deciles. El primer decil es el de más bajos ingresos y gasta el veintiséis por ciento de ellos en alimentos y bebidas no alcohólicas, mientras que el décimo decil (los más ricos) gastan solo el trece por ciento de sus ingresos en dichos rubros. Al mismo la desviación de precios en este segmento es de 48 por ciento, el más alto entre las categorías. Corregir eso beneficiaría a los que menos tienen.
El porqué
Tras comprobarse que Uruguay es caro, que eso afecta a las personas de menores recursos y que algunos precios subieron excesivamente por encima de la inflación en los últimos doce años, la pregunta es por qué.
El estudio concluye en que los desvíos a la LOP en Uruguay están vinculados a diferencias en costos locales (no transables), tales como costos laborales, impuestos, tarifas, barreras no tarifarias y competencia doméstica. Se indica que “la mayor rigidez en la determinación de salarios deriva en mayores costos y, por lo tanto, mayores desvíos esperados en precios entre países”. Otro factor indica que “la mayor dependencia de insumos importados contribuye positivamente a los desvíos de precios en Uruguay”.
La competencia parece ser muy determinante. En el rubro de los productos de higiene personal, un grupo muy pequeño de multinacionales controla el mercado. El estudio indica que “con excepción del producto galletas y papel higiénico, en los restantes mercados prevalece un nivel de concentración que oscila entre moderada a alta concentración”. Por ejemplo, para el caso del producto mayonesa, solo tres importadores se reparten el 89 por ciento del mercado, si bien hay doce empresas que importan. Un caso opuesto sería el papel higiénico: once importadores de 44 tienen el 51 por ciento del mercado.
Otro detalle que se destaca es que los alimentos considerados y los productos de higiene personal provienen principalmente de países como Argentina, Brasil y México. Dado que Argentina y Brasil son, al igual que Uruguay, Estados miembros del Mercosur, la carga arancelaria para estos productos es nula. Lo mismo ocurre para los productos seleccionados de higiene personal que provienen de México, país con el cual existe un Tratado de Libre Comercio (TLC).
Y acá es cuando se observa una de las razones por las cuales Uruguay es caro. El estudio pone algunos ejemplos, de los cuales rescatamos algunos de ellos. Aclaramos que todas las medidas son por kilos, ya que es una medida de importación (los kilos, como es evidente, en algunos casos están fraccionados).
Nestlé tiene el 32,89 por ciento del mercado del café. Importa el kilo de café Águila declarado a 610 pesos, llegando al público a 991 pesos. Unilever, con un 53,86 por ciento del mercado, importa la mayonesa Hellmanns a 93 pesos el kilo y la vende al consumidor a 351. También Univeler es dueña de Dove, el kilo de este jabón lo importa a 121 pesos y llega al público a 802 pesos.
Bimbo importa el kilo de galletas El Maestro Cubano a 105 pesos y lo vende al público a 337 pesos. Colgate paga como precio de importación el kilo de pasta de dientes a 319 pesos y la vende al público a 941 pesos.
Se indica sobre este particular que “estos márgenes de comercialización proporcionan una perspectiva valiosa sobre la competitividad del mercado, la eficiencia en la cadena de suministro y las posibles causas de los desvíos a la LOP. Así, márgenes más estrechos pueden indicar una mayor competencia y una distribución más eficiente, mientras que márgenes más amplios sugieren mayor poder de mercado y su persistencia indicaría posibles barreras a la entrada o restricciones para nuevos participantes”.
TE PUEDE INTERESAR: