El 80% de la población global teme los efectos de la inteligencia artificial (IA), pero el 66% ya la usa a diario, de acuerdo con un estudio de KPMG y la Universidad de Melbourne en 47 países. El director de Advisory Services de KPMG Uruguay, Marcelo Cagnani, conversó con La Mañana sobre los principales hallazgos de la investigación y destacó que se observó una mayor aceptación en países emergentes frente a economías desarrolladas. Dijo también que preocupa el uso no declarado en estudiantes, que dependen excesivamente de la IA, lo que afecta el aprendizaje.
¿Qué análisis hace sobre el estudio?
Es importante resaltar que es un estudio global en 47 países que incluyó a más de 48.000 personas y donde Latinoamérica está presente, y ya ese grado de cobertura lo hace relevante.
El estudio muestra una tensión entre adopción y confianza demostrando una asimetría entre la utilidad percibida y la confianza del individuo. Cuando mencionamos temores estamos frente a preocupaciones tales como riesgos asociados a la desinformación, ciberseguridad, propiedad intelectual, pérdida de empleos, privacidad, pérdida de conexión humana y dependencia tecnológica. Podríamos concluir que se entienden los potenciales beneficios de la IA tales como eficiencias, optimizaciones, mejoras de calidad, mejoras en la accesibilidad, apoyo en la toma de decisiones o la innovación, pero al tratarse de un proceso de adopción nos enfrentamos a todos los desafíos que la gestión del cambio conlleva. Tenemos un camino para recorrer donde todas las partes se deben involucrar, gobierno, educación, empresas de tecnología, empresas en general y los individuos.
Si profundizamos en los resultados del estudio vemos que la confianza en los sistemas de IA sigue siendo un desafío importante. Si observamos las economías avanzadas, la confianza es menor (39% frente al 57%), así como la aceptación (65% frente al 84%) en comparación con las economías emergentes.
A su vez, el 66% de las personas ya usa IA con regularidad, a pesar de que el 61% no recibió ninguna capacitación en la materia. ¿Cómo interpreta este dato?
Según los encuestados existe un relevante déficit de formación, el 61% no ha recibido ningún tipo de capacitación en IA, solo un 39% ha recibido educación formal o informal sobre el tema y un 48% admite tener poco conocimiento sobre cómo funciona la IA o cuándo se utiliza. Solo una de cada cinco personas afirma tener un alto nivel de conocimiento, y aproximadamente un tercio, un nivel moderado. A pesar de todo esto, el 60% de las personas cree poder usar la IA eficazmente. Esto probablemente se deba a que muchas herramientas están diseñadas para ser intuitivas y accesibles para una amplia gama de personas, lo que permite un uso generalizado con poca o ninguna formación.
Adicionalmente, volviendo a las diferencias de uso entre los grupos económicos, es interesante destacar que la mitad de las personas encuestadas en las economías emergentes afirman haber completado formación o educación relacionada con la IA, en comparación con menos de un tercio en las economías avanzadas.
En resumen, un bajo nivel de alfabetización en IA puede limitar la capacidad de las personas para reconocer sus posibilidades y aplicaciones y, por lo tanto, obtener sus beneficios, y, lo que es más importante, la capacidad de reconocer las limitaciones de las herramientas de IA, evaluar críticamente sus resultados y protegerse contra daños.
¿Qué piensa acerca de que los países emergentes muestren mayor aceptación y confianza en la IA que las economías avanzadas?
Esto puede explicarse en parte por el papel cada vez más relevante de las tecnologías emergentes y transformadoras en el desarrollo económico de los países emergentes. A su vez, las personas en las economías emergentes podrían tender a ser más confiadas, tolerantes y positivas con respecto a la IA, y experimentan en mayor grado los beneficios de su uso en comparación con las personas de las economías avanzadas. Los sistemas de IA pueden percibirse y experimentarse como más beneficiosos en las economías emergentes debido a su capacidad para cubrir brechas críticas de recursos y brindar mayores oportunidades relativas a las personas. Además, en las economías avanzadas podría darse una mayor conciencia de riesgos, regulaciones más estrictas y mayor exigencia sobre calidad, ética y transparencia que deriva en menos confianza y aceptación.
Un dato llamativo es que los estudiantes admitieron un uso no declarado de la IA a la hora de realizar trabajos, sumado a que se han esforzado menos. ¿Considera que es riesgosa la falta de capacitación en el ámbito educativo?
Se observó que cuatro de cada cinco estudiantes utilizan regularmente la IA en sus estudios, reportando beneficios. Sin embargo, el uso inapropiado o no declarado y poco transparente de la IA por parte de los estudiantes es generalizado, lo que preocupa por la excesiva dependencia y la disminución del pensamiento crítico, la colaboración y la equidad en la evaluación. A lo anterior se le suma que más de tres cuartas partes han sentido que no podrían completar su trabajo sin la ayuda de la IA y dependen de ella para realizar tareas en lugar de aprender por sí mismos. Cuatro de cada cinco afirman dedicar menos esfuerzo a sus estudios y evaluaciones sabiendo que pueden confiar en la IA. Dicho esto, podríamos pensar en implicaciones a largo plazo para el desarrollo efectivo de habilidades esenciales, como el pensamiento crítico, la comunicación y la colaboración, con impactos para las organizaciones a medida que estos estudiantes se incorporan al mercado laboral.
¿Cómo cree que deberían actuar los centros educativos frente a esta situación?
La falta de apoyo institucional para el uso responsable de la IA puede estar contribuyendo a este problema. Los encuestados respondieron que solo la mitad de las instituciones educativas cuentan con políticas, recursos o capacitación para promover el uso responsable de la IA. Sin duda se debe abordar en forma holística a nivel país con participación del gobierno y las instituciones para definir adecuadas políticas y planes de formación donde los estudiantes puedan entender el funcionamiento de la IA, los principios rectores del uso de este tipo de tecnología de forma ética, desarrollar el pensamiento crítico y fortalecer las habilidades blandas. Debemos acelerar las acciones en ese sentido porque quizás estamos rezagados.
¿Por qué cree que hay una diferencia tan marcada entre la aceptación (72%) y la confianza (54%) que se tiene sobre la IA?
Si profundizamos en los resultados del estudio hallamos que la confianza en los sistemas de IA sigue siendo un desafío importante: más de la mitad se muestra reticente a confiar en la IA. Esto puede ser porque las personas son más escépticas respecto a la seguridad, la protección y el impacto social de la IA, y confían más en las capacidades técnicas de las herramientas.
¿Qué consideraciones puede hacer en lo que respecta a su regulación?
Existe un fuerte mandato público para la regulación de la IA, ya que el 70% cree que es necesaria y solo un 43% cree que las leyes actuales son adecuadas. La población espera leyes internacionales, regulación gubernamental nacional y corregulación con la industria.