El auge de plataformas como Temu preocupa al comercio y la industria locales por su impacto en el empleo y la producción debido a la “competencia desleal” que suponen las compras directas al exterior sin impuestos. En diálogo con La Mañana, el directivo de CEDU, Guillermo Luzardo, planteó que se redistribuyan los beneficios fiscales para fortalecer la cadena nacional. Aunque hoy no mueve la aguja, el crecimiento proyectado de estas ventas podría afectar seriamente la economía, que ya enfrenta problemas de competitividad.
¿Qué impacto ha tenido en los negocios locales el auge de plataformas como Temu?
Es una nueva modalidad de compra en la que el consumidor tiene un contacto directo con el fabricante y le llega el producto a Uruguay. Hay una licencia de hasta 200 dólares por año libre de impuestos. Las transacciones van creciendo mes a mes. Puntualmente, Temu tiene una publicidad bastante invasiva y llega mucho al consumidor a través de las redes, porque su fuerte es el e-commerce [comercio electrónico]. Esto ya empezó a ser una preocupación para el comercio y la industria. Si bien hoy no llega a mover la aguja, creemos que en un futuro sí puede tener un efecto bastante grande en los puestos de trabajo de estos sectores.
¿Cuáles son los indicadores que llevan a pensar que va a seguir creciendo el consumo a través de este tipo de plataformas?
Yo creo que va a crecer la cantidad de personas que tengan acceso a la plataforma por las campañas de marketing y también hay un proyecto de ley del gobierno que plantea extender la licencia gratuita de 200 dólares anuales, llevándola a 500. Entonces, hay dos brechas por las cuales puede crecer, por la cantidad de usuarios y por el nivel de consumo.
¿CEDU le ha planteado esta preocupación al sistema político a raíz de ese proyecto de ley?
Hemos estado intercambiando con la Cámara de Comercio y Servicios del Uruguay (CCSU) y también es una preocupación de la Cámara de Industrias. Hay que dejar claro que nosotros no estamos en contra de que el consumidor pueda acceder a productos más económicos que en definitiva le terminan aumentando el poder de compra; lo que planteamos es que el gobierno acentúe la resignación fiscal o los beneficios fiscales pensando en la cadena de valor del comercio y la industria. El aumento del tope de 200 a 500 dólares supone una resignación fiscal para el Estado. Una buena medida sería aplicar esa resignación fiscal a la cadena de valor nacional en vez de otorgar ese tipo de beneficios, para tener igualdad de condiciones. Sabemos que todos los productos que entran en esta modalidad no aportan impuestos, aranceles, tampoco generan empleo nacional. Lo que proponemos es que si hay una resignación fiscal se tome en cuenta todo esto, los impuestos que pagamos los comercios formales, la industria formal, y el empleo. O sea, que haya algún tipo de medida o incentivo para que estos productos sean más baratos para el consumidor. Si son de origen uruguayo mucho mejor, pero que se acentúe ahí el incentivo fiscal y no en este otro tipo de productos que no aportan a la cadena de valor.
En esta línea, el presidente de la CCSU, Julio César Lestido, dijo a La Mañana que no es afín a la prohibición, pero que debería buscarse la manera de acortar las diferencias. ¿Eso lo ven viable?
Sí, totalmente. Pensamos que ese es el camino. Hay muchas diferencias de precios en algunos productos puntuales en los cuales no se va a alcanzar la igualdad con un incentivo fiscal, pero sí se va a lograr ser más competitivos si se acorta la brecha. Otra de las demandas es el plazo en la importación. Muchas veces se hace una importación y desde que llega al puerto de Montevideo hasta que está en el comercio pueden pasar dos o tres meses por temas regulatorios y burocráticos, por lo tanto, acortar esos plazos supondría una mayor competitividad en el precio final al consumidor.
¿Los comerciantes de los distintos departamentos del país han hecho reclamos o planteos a CEDU a partir de esta inquietud?
Sí, hay reclamos porque el comerciante entiende que hay una competencia desleal de este tipo de plataformas y lo que quiere es ser más competitivo, tener algún tipo de beneficio para poder vender a mejores precios. Es una preocupación en todo el interior del país.
¿Cuáles son los efectos concretos que se esperan de esta situación? ¿En qué medida creen que esto puede afectar el empleo o la subsistencia de las empresas en el caso de que efectivamente se concrete una reducción en las ventas? ¿Eso forma parte de las preocupaciones hoy?
Así es. Yo creo que en ese sentido el Estado juega un rol muy importante. Hoy el consumidor puede ver esta medida de acortar las diferencias como contraria, pero en realidad, a largo plazo, un aumento del tope de compra en el exterior puede perjudicar a la economía. La economía es un círculo, es decir, si hay un sector que se ve afectado por una disminución en el empleo, por una baja en la cantidad de circulante, eso va a terminar incidiendo en otros sectores que no están asociados.O sea, es una preocupación social, no es solamente algo que pueda afectarle al comercio o a la industria, porque estos sectores nuclean muchos puestos de trabajo y en el caso de que se pierdan, obviamente, eso va a afectar a la economía en su conjunto.
¿Qué papel esperan que cumpla el Estado en este asunto?
Nosotros queremos sentarnos a dialogar. Pensamos que no hay una solución única y tampoco tenemos la bola de cristal para decir qué sería lo más conveniente, pero sí creo que en estos casos es fundamental que el Estado convoque a las partes interesadas y que entre todos se busque una solución que, sin desmerecer al consumidor, proteja el comercio y la industria del país.
¿Se ha notado un cambio en el comportamiento del consumidor tras la aparición de estas plataformas?
Sí, hay muchos consumidores, sobre todo en los sectores más jóvenes de la población, donde el “boca a boca” es muy frecuente y descargan distintas aplicaciones para hacer sus compras a través de esas plataformas. Después, hay un cliente mayor, muy arraigado a la compra presencial y física, que yo entiendo que no va a migrar a ese tipo de plataformas. Sí se ha visto que en fechas puntuales donde se hacen descuentos muy grandes hay una baja en las ventas.
¿Es posible que el auge de plataformas como Temu pueda actuar como un catalizador para la transformación digital de negocios locales?
Creo que todo negocio disruptivo o muy competitivo en principio pone en alerta al sector, pero después provoca una reacción en el comerciante de querer aggiornarse, ser competitivo y ofrecer algo, en este caso, similar a lo que puede ofrecer Temu. Todo cambio tiene una parte positiva que muchas veces saca a las personas de su zona de confort y hace que se le termine ofreciendo al consumidor una opción que antes no tenía.
¿Cómo visualiza el panorama del comercio para los próximos años?
En el interior del país y más que nada en la frontera hay varias preocupaciones. Está el efecto Temu, también está el efecto de la diferencia cambiaria. Si bien en la frontera con Argentina eso ya no sucede como antes, sí hay una diferencia cambiaria muy grande con Brasil. La preocupación es la falta de competitividad que tenemos y que es notoria cuando países como Brasil o Argentina son mucho más baratos y eso afecta no solo al comercio y a la industria, sino también al turismo.