La figura de del presidente de la República todavía tiene un capital político de saldo positivo y una desaprobación baja, señaló el director de la consultora Factum, Eduardo Bottinelli. En diálogo con La Mañana repasó la actual coyuntura política cuando ya se está discutiendo el Presupuesto, el rol que está jugando la oposición y si el ministro de Economía, Gabriel Oddone, se está posicionando como una nueva figura política.
¿Cuál es su evaluación del gobierno hasta el momento, cuando ya se ha presentado la Ley de Presupuesto?
Es un gobierno que se ha caracterizado, tanto en la campaña electoral como cuando ya está en el propio gobierno, por ser poco rupturista. Está más en una lógica de presentar pasos pensados, sin cambios abruptos. Eso ha generado algunas dinámicas distintas de las que estamos acostumbrados, sobre todo cuando hay un cambio de signo político. La línea ha sido más de pequeños cambios y esto ha marcado un poco la agenda. En estos seis meses iniciales ha tenido algunas decisiones controversiales con respecto a otras tomadas por el gobierno anterior. Por ejemplo, en temas como normas para el tabaco, la Ley de Medios o el proyecto Neptuno. Y la gran carta, de alguna forma, aparecía puesta en el Presupuesto. O sea, eran los primeros meses hasta esperar qué señales había a partir de él. Ahí empieza a verse alguna impronta un poco más concreta.
¿El Presupuesto tiene algunas sorpresas o se mantiene en la línea de lo que se esperaba?
Considero que hay una primera sorpresa, que se ve en la exposición de motivos del Presupuesto, y es respecto a la situación económica del país. El gobierno señala que se sorprende con el déficit fiscal heredado. Eso de alguna forma terminó incidiendo en la impronta que se quería poner en términos económicos. Hay una restricción desde el punto de vista fiscal que traza el Presupuesto, menos rupturista o con menores cambios drásticos con respecto a lo que se podía esperar de forma previa. Se debe tener en cuenta las 63 medidas que presentó el Frente Amplio en la campaña electoral, pero también por la impronta de temáticas que estaban arriba de la mesa, como el nivel de gasto público para las grandes líneas trazadas, que son seguridad, educación y especialmente pobreza infantil. Esos puntos de alguna forma se ven afectados en la presentación del Presupuesto por la restricción fiscal. De esta manera no aparecen grandes sorpresas y quizás la sorpresa sea la situación con la cual se arranca. Lo otro que está en discusión tiene que ver con cuáles son las perspectivas en que se basa el Presupuesto en términos de crecimiento económico. Esa es una discusión que han dado los economistas sobre la viabilidad o no de crecer a las tasas que se plantean.
El ministro Gabriel Oddone señaló en la Comisión de Hacienda y Presupuesto de Diputados que toda la política fiscal tenía como ancla el nivel de deuda. ¿Estima que esto podría terminar afectando los proyectos que plantea el gobierno?
Ese punto ya seguramente tuvo incidencia en el Presupuesto y probablemente lo hará en las Rendiciones de Cuenta que vengan a partir del año próximo. O sea, el gasto se irá ajustando en función de esos parámetros. Lo que sí parece claro es que hay una línea trazada del Ministerio de Economía en que la deuda y el déficit aparecen como anclas para el diseño de la política económica. Probablemente, cada Rendición de Cuentas traiga una revisión y una discusión sobre los parámetros utilizados, tanto en términos de crecimiento como de deuda.
¿Cómo interpreta que el Frente Amplio haya decidido hacer una serie de reuniones en todo el país, visitando todos los departamentos, para informar sobre las líneas básicas del Presupuesto?
Creo que se debe a la coyuntura. Si bien el ministro Oddone lo trazó como un Presupuesto ambicioso, no responde a las expectativas que tenía un sector de la militancia frenteamplista. Hay sectores, sobre todo en las bases militantes, que han cuestionado algunas de las decisiones y la lógica de funcionamiento del Presupuesto. Pero esto no es discusión generalizada en las dirigencias del Frente Amplio. Es decir, eso no está en discusión o no aparecen voces disonantes fuertes, más allá de algunas. No es que el Frente Amplio está discutiendo cómo se planteó el Presupuesto.
La lógica pasa por bajar a tierra cuáles son las condicionantes que tenía el Frente Amplio para poder elaborar el Presupuesto, cuáles son los criterios que se usaron y tratar de llevar un poco de información, calma y ajustes de expectativas a las bases más militantes, porque en definitiva son quienes más participan de esas reuniones.
¿Esto afecta la figura del presidente Orsi?
Él ha tenido una característica personal y que la ha mantenido como presidente: no despierta grandes rechazos. Hasta ahora la aprobación presidencial va por el mismo camino. Tres cuartas partes de los votantes del Frente Amplio aprueban la gestión y la otra cuarta parte ni la aprueba ni la desaprueba. Hay un grado de cierto descontento, pero no desaprobación. Pero el grado de desaprobación en quienes no votaron al Frente Amplio, si bien es un volumen importante (entre 40% y 41%), tiene otro tanto que ni aprueba ni desaprueba. Eso forma parte de la cuestión de que Orsi no despierta rechazos, por lo menos hasta ahora.
Va a depender mucho del ejercicio de la presidencia, de cuánto se ponga en discusión su propia figura. Por ejemplo, en el Presupuesto, el rol ha estado muy focalizado en la figura del ministro de Economía, con algunas intervenciones muy puntuales del presidente. Pero es probable que durante el transcurso de la discusión en la Cámara de Diputados y quizás también en el Senado, haya alguna intervención de Orsi o participación más activa, aunque no sea directo en la negociación. Sí públicamente, para dar un respaldo desde el punto de vista político y también para su figura. La figura de Orsi todavía tiene un capital político de saldo positivo y una desaprobación baja. Hay que ver qué sucede con la discusión del Presupuesto en especial con algunos artículos y ver dónde se sitúa el presidente que hasta ahora ha sido de poca confrontación y más de diálogo.
El ministro de Economía participó de una de las reuniones con militantes por el tema del Presupuesto. ¿Puede ser este el comienzo de una nueva figura política dentro el Frente Amplio?
Oddone tiene una clara evaluación positiva en parte de los votantes del Frente Amplio, pero también hay otros sectores en la fuerza política que no comulgan con sus ideas. Eso es razonable en la medida que hay quienes plantean una política económica distinta, como poner en discusión el impuesto del 1% a los más ricos. O sea, Oddone tiene un segmento de los propios votantes del Frente Amplio donde no cae del todo bien porque hay diferencias ideológicas.
Pero, así como tiene igual un capital político positivo dentro del Frente Amplio, también tiene un capital bastante positivo afuera, que tiene que ver también con la concepción ideológica. Es la idea de no hacer algo refundacional de la política. Esto responde un poco a la idea de los no votantes del Frente. En la medida en que las políticas no son rupturistas y no contradicen diametralmente, el ministro de Economía es una figura que por ahora se viene sosteniendo con una impronta positiva, en general, en la población. Ahora tendrá que enfrentar nuevas variables, como esta discusión presupuestal y lo que implica. Y, en un segundo lugar, su participación desde el punto de vista político partidario y cuánto eso impacta en los no votantes del Frente Amplio.
¿Se puede decir que está conformando una carrera política hacia el futuro?
Es muy pronto para decirlo. Se está posicionando como una figura que deja de ser técnica y empieza a ser política. Fue primero por su participación en la campaña electoral, después ya en el cargo ministro de Economía con una serie de entrevistas que ha realizado con medios de comunicación y su participación directamente en ámbitos institucionales del Frente Amplio. Esto lo va sacando de la parte más técnica y lo va posicionando un poco más en lo político. Pero es muy temprano todavía para ver si efectivamente va a construir una carrera política, porque entre otras cosas es un ministro de Economía y para construir una carrera política depende de sus propios resultados. Y eso es mucho más tangible que en otros ministerios. La percepción de la población con respecto a la economía suele ser un indicador relevante para una posible carrera de una figura de este tipo.
¿Cómo observa que se ha colocado la oposición en este período?
Creo que la oposición no ha tenido todavía existencia como tal. Se están viendo fisuras importantes en términos del posicionamiento de las oposiciones, que no son solamente entre los partidos o de Cabildo Abierto con el resto. Existen dificultades también dentro de los partidos de la coalición. Hay diferencias entre el Partido Nacional y el Partido Colorado y diferencias en las internas de estos.
Creo esa oposición no ha encontrado todavía el tono y está oscilando permanentemente en términos mediáticos y políticos de fuerte confrontación, pero con voces que van en líneas distintas dentro de los propios partidos. Desde un punto de vista de oposición “más dura”, se puede incidir sobre la agenda mediática y pública, que es lo que ha tratado de hacer, instalar temas, y en eso ha sido relativamente exitosa.
Es decir, al gobierno le cuesta poder instalar temas porque enseguida aparece la oposición, o parte de esa oposición instala temas. Y, por otro lado, está el riesgo de sintonía con el grueso del electorado. Esto es si realmente es el momento en donde una oposición tiene que plantearse tan dura y tan fuerte, y cuánto puede sostenerse de esa manera a lo largo del tiempo considerando que faltan cuatro años para las próximas elecciones. Es un dilema si, continuando así, puede seguir en sintonía incluso sus propios votantes.